UN DIAGNÓSTICO TEMPRANO EVITA EL DAÑO ARTICULAR
Evaluar los síntomas de la artritis reumatoide y buscar tratamiento es esencial para tener una mejor función
Según define Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Estados Unidos, adscrita a los Institutos Nacionales de la Salud, la artritis reumatoide es una forma de artritis que causa dolor, inflamación, rigidez y pérdida de la función de las articulaciones.
“Es una enfermedad crónica y autoinmune en la que el cuerpo ataca principalmente las articulaciones. Al ser autoinmune, el cuerpo pierde la capacidad de reconocer lo que es propio y ve las articulaciones como extrañas, iniciando la cascada inflamatoria que desencadena en esta condición”, relata la doctora Yvonne Font, reumatóloga con oficina en Guaynabo, quien agrega que el 70 % de los ca sos afectan a mujeres entre los 35 y los 50 años.
Si bien la causa absoluta de la artritis reumatoidea se desconoce, sí existe una predisposición genética, que, aunque insuficiente para que el paciente tenga el diagnóstico, pudiera combinarse con otros factores de riesgo para activar la enfermedad. Entre los detonantes externos se encuentran: virus, bacterias, hormonas, eventos estresantes y el cigarrillo.
Más allá de las coyunturas
La doctora Font subraya, además, que la artritis reumatoidea es una enfermedad sistémica que puede involucrar órganos o tejidos corporales importantes, como la piel, los ojos, el corazón, los pulmones, la sangre y el sistema neurológico. Este cuadro puede complicarse en pacientes con otras condiciones de salud.
La especialista recalca que esta artritis puede dañar el hueso y el cartílago, haciendo que los tendones, los ligamentos y los músculos que dan estabilidad a la articulación se debiliten y dejen de funcionar con normalidad.
“Por eso, tan pronto el paciente entienda que tiene algún síntoma, debe buscar ayuda y un diagnóstico. Mientras más rápido sea el diagnóstico, más rápido comenzamos el tratamiento y podemos evitar o retrasar el daño articular”, resalta.
Síntomas
1. Rigidez en la mañana. Esta suele durar de media hora a una hora y mejora con la actividad física y el movimiento.
2. Dolor en las articulaciones pequeñas de las manos, las muñecas y los pies. Lo clásico es que se afecten más de cinco articulaciones (poliarticular). Es simétrico y bilateral.
3. Hinchazón. Todo paciente que tenga una articulación hinchada por más de 4 a 6 semanas sin causa aparente debe evaluarse para descartar un cuadro de artritis reumatoidea. Otros síntomas incluyen: fiebre baja, cansancio y dolores musculares.
Diagnóstico temprano
Los reumatólogos enfatizan la importancia de un diagnóstico temprano para evitar daños a las articulaciones e incapacidad.
“El daño es permanente porque la inflamación causa erosión del hueso”, señala Font, quien recalca que un estudio encontró que más de 50 % de los pacientes presentaron daño en las articulaciones en radiografía, dos años después de comenzados los síntomas.
Font resalta que en el historial se le dará énfasis a la cantidad de articulaciones involucradas, cuánto tiempo lleva el paciente con los síntomas, si además de dolor presenta hinchazón y si hay limitación del movimiento.
El reumatólogo es el médico especializado en el manejo de las enfermedades autoinmunes y confirma el diagnóstico con pruebas de laboratorio como la proteína C reactiva y la prueba de velocidad de sedimentación eritrocítica (Sed Rate). Otras pruebas de sangre tienen marcadores autoinmunes específicos como el factor reumatoideo y el anticuerpo en contra del péptido cíclico citrulinado (anti-CPT).
Estas pruebas se combinan con estudios radiográficos como placas sencillas, sonografías y MRI.
Tratamiento
De acuerdo con la doctora Font, en general, se utilizan los analgésicos como el acetaminofén para aliviar el dolor y los antiinflamatorios no esteroidales (NSAIDs), como la aspirina y el ibuprofeno, para aliviar el dolor y la inflamación. Pero, estos no retrasan ni detienen el progreso de la condición. También se pueden utilizar corticoesteroides que sirven para aliviar el dolor y reducir la inflamación en situaciones agudas y por un período corto, ya que tienen efectos secundarios a largo plazo.
Entre los medicamentos que típicamente se usan para disminuir el dolor y la inflamación y que, además, retrasan o previenen el daño articular están los medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARDs,) y los medicamentos biológicos, los cuales bloquean parte del sistema inmunológico que contribuye a la inflamación. De estos últimos, existen varias modalidades que se pueden administrar por boca, inyecciones o suero. El objetivo del tratamiento es prevenir o controlar el daño articular, prevenir la pérdida de función y reducir el dolor para que los pacientes conserven su salud y su calidad de vida.