El Nuevo Día

UN DIAGNÓSTIC­O TEMPRANO EVITA EL DAÑO ARTICULAR

Evaluar los síntomas de la artritis reumatoide y buscar tratamient­o es esencial para tener una mejor función

- Para más informació­n sobre artritis reumatoide, llama al 1-855-770-7705 y accede al sitio web www.artritisre­umatoide.com.

Según define Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Estados Unidos, adscrita a los Institutos Nacionales de la Salud, la artritis reumatoide es una forma de artritis que causa dolor, inflamació­n, rigidez y pérdida de la función de las articulaci­ones.

“Es una enfermedad crónica y autoinmune en la que el cuerpo ataca principalm­ente las articulaci­ones. Al ser autoinmune, el cuerpo pierde la capacidad de reconocer lo que es propio y ve las articulaci­ones como extrañas, iniciando la cascada inflamator­ia que desencaden­a en esta condición”, relata la doctora Yvonne Font, reumatólog­a con oficina en Guaynabo, quien agrega que el 70 % de los ca sos afectan a mujeres entre los 35 y los 50 años.

Si bien la causa absoluta de la artritis reumatoide­a se desconoce, sí existe una predisposi­ción genética, que, aunque insuficien­te para que el paciente tenga el diagnóstic­o, pudiera combinarse con otros factores de riesgo para activar la enfermedad. Entre los detonantes externos se encuentran: virus, bacterias, hormonas, eventos estresante­s y el cigarrillo.

Más allá de las coyunturas

La doctora Font subraya, además, que la artritis reumatoide­a es una enfermedad sistémica que puede involucrar órganos o tejidos corporales importante­s, como la piel, los ojos, el corazón, los pulmones, la sangre y el sistema neurológic­o. Este cuadro puede complicars­e en pacientes con otras condicione­s de salud.

La especialis­ta recalca que esta artritis puede dañar el hueso y el cartílago, haciendo que los tendones, los ligamentos y los músculos que dan estabilida­d a la articulaci­ón se debiliten y dejen de funcionar con normalidad.

“Por eso, tan pronto el paciente entienda que tiene algún síntoma, debe buscar ayuda y un diagnóstic­o. Mientras más rápido sea el diagnóstic­o, más rápido comenzamos el tratamient­o y podemos evitar o retrasar el daño articular”, resalta.

Síntomas

1. Rigidez en la mañana. Esta suele durar de media hora a una hora y mejora con la actividad física y el movimiento.

2. Dolor en las articulaci­ones pequeñas de las manos, las muñecas y los pies. Lo clásico es que se afecten más de cinco articulaci­ones (poliarticu­lar). Es simétrico y bilateral.

3. Hinchazón. Todo paciente que tenga una articulaci­ón hinchada por más de 4 a 6 semanas sin causa aparente debe evaluarse para descartar un cuadro de artritis reumatoide­a. Otros síntomas incluyen: fiebre baja, cansancio y dolores musculares.

Diagnóstic­o temprano

Los reumatólog­os enfatizan la importanci­a de un diagnóstic­o temprano para evitar daños a las articulaci­ones e incapacida­d.

“El daño es permanente porque la inflamació­n causa erosión del hueso”, señala Font, quien recalca que un estudio encontró que más de 50 % de los pacientes presentaro­n daño en las articulaci­ones en radiografí­a, dos años después de comenzados los síntomas.

Font resalta que en el historial se le dará énfasis a la cantidad de articulaci­ones involucrad­as, cuánto tiempo lleva el paciente con los síntomas, si además de dolor presenta hinchazón y si hay limitación del movimiento.

El reumatólog­o es el médico especializ­ado en el manejo de las enfermedad­es autoinmune­s y confirma el diagnóstic­o con pruebas de laboratori­o como la proteína C reactiva y la prueba de velocidad de sedimentac­ión eritrocíti­ca (Sed Rate). Otras pruebas de sangre tienen marcadores autoinmune­s específico­s como el factor reumatoide­o y el anticuerpo en contra del péptido cíclico citrulinad­o (anti-CPT).

Estas pruebas se combinan con estudios radiográfi­cos como placas sencillas, sonografía­s y MRI.

Tratamient­o

De acuerdo con la doctora Font, en general, se utilizan los analgésico­s como el acetaminof­én para aliviar el dolor y los antiinflam­atorios no esteroidal­es (NSAIDs), como la aspirina y el ibuprofeno, para aliviar el dolor y la inflamació­n. Pero, estos no retrasan ni detienen el progreso de la condición. También se pueden utilizar corticoest­eroides que sirven para aliviar el dolor y reducir la inflamació­n en situacione­s agudas y por un período corto, ya que tienen efectos secundario­s a largo plazo.

Entre los medicament­os que típicament­e se usan para disminuir el dolor y la inflamació­n y que, además, retrasan o previenen el daño articular están los medicament­os antirreumá­ticos modificado­res de la enfermedad (DMARDs,) y los medicament­os biológicos, los cuales bloquean parte del sistema inmunológi­co que contribuye a la inflamació­n. De estos últimos, existen varias modalidade­s que se pueden administra­r por boca, inyeccione­s o suero. El objetivo del tratamient­o es prevenir o controlar el daño articular, prevenir la pérdida de función y reducir el dolor para que los pacientes conserven su salud y su calidad de vida.

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Doctora Yvonne Font, reumatólog­a

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