El Nuevo Día

Violencia impulsa la búsqueda de asilo

- Por KIRK SEMPLE

CIUDAD JUÁREZ, México — El número de mexicanos que buscan asilo en Estados Unidos se ha disparado, dicen defensores y funcionari­os mexicanos. Los guardias fronterizo­s estadounid­enses los han rechazado, al decir que no tienen capacidad para recibir nuevos solicitant­es.

La práctica ha obligado a miles de mexicanos a esperar en la frontera para presentar su caso.

En Ciudad Juárez, han estado durmiendo bajo lonas de plástico en campamento­s inmundos cerca de los tres principale­s puentes fronterizo­s, soportando temperatur­as a la baja y lluvia fría.

La administra­ción Trump ha buscado reducir la inmigració­n —legal e ilegal— al implementa­r medidas más restrictiv­as.

Esas medidas incluyen devolver a migrantes de diversos países a México mientras sus casos de inmigració­n son procesados en tribunales estadounid­enses y obligar a los migrantes a solicitar asilo en los países que cruzaron en su camino a Estados Unidos.

La administra­ción Trump también ha presionado al gobierno mexicano para que tome medidas más estrictas contra la migración ilegal, lo que llevó al despliegue de miles de elementos de seguridad mexicanos para ayudar a detener a migrantes indocument­ados en su trayecto hacia el norte. Esas estrategia­s han llevado a una caída drástica en la cantidad de centroamer­icanos y otros migrantes que intentan llegar a EE.UU., señalan los funcionari­os.

Pero las políticas han tenido poco impacto en la migración mexicana debido a que no se puede evitar que los mexicanos viajen en su propio país para llegar a la frontera norte. Y una vez que piden

protección los mexicanos que solicitan asilo tras haber ingresado a Estados Unidos, no pueden ser devueltos a su país a menos de que sus peticiones sean negadas.

Miles de mexicanos han estado atorados durante semanas en Ciudad Juárez y otras ciudades fronteriza­s, a la espera de permisos para cruzar a Estados Unidos y solicitar asilo. Los defensores de los derechos humanos dicen que el cuello de botella viola leyes internacio­nales y estadounid­enses, al obligar a los migrantes a permanecer en un país donde sienten que sus vidas corren peligro.

“Tenemos miedo aquí porque nunca sabes si en algún momento alguien va a llegar y matar a una persona”, dijo Juan, de 55 años, un campesino del estado de Zacatecas quien huyó con 10 miembros de su familia después de que su hijo escapó de un grupo delictivo que lo presionaba para unirse a sus filas. “Donde estemos en México, pueden encontrarn­os”.

La administra­ción Trump “está enfocada en bajar la inmigració­n a básicament­e cero y al hacerlo de nuevo están destruyend­o un sistema establecid­o por el Congreso para proteger a los más vulnerable­s que llegan a nuestras fronteras”, dijo Shaw Drake, abogado de políticas para el Centro de Derechos Fronterizo­s de la Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU, en inglés) en El Paso, Texas.

La ACLU presentó una queja el mes pasado ante la Oficina del Inspector

General del Departamen­to de Seguridad Nacional de EE.UU. pidiendo una investigac­ión de la práctica de restringir el número de casos que acepta cada día, conocida como “dosificaci­ón”, con enfoque especial en el impacto de la política en los migrantes mexicanos. Hay días en que se permite la entrada a unos cuantos, mientras que otros días nadie entra.

En semanas recientes, la administra­ción Trump ha iniciado un programa diseñado para acelerar las adjudicaci­ones de migrantes mexicanos que buscan asilo y acelerar el regreso de los solicitant­es rechazados.

El Departamen­to de Seguridad Nacional no respondió a preguntas referentes a los buscadores de asilo mexicanos.

Una mañana reciente, más de 1,500 buscadores de asilo mexicanos aguardaban en Ciudad Juárez. Algunos llevaban dos meses allí. Casi todos eran de los estados de Michoacán, Zacatecas o Guerrero, regiones donde prosperan los grupos delictivos.

Soplaba el viento por el campamento al pie del Puente Internacio­nal Córdova-Las Américas, donde Juan, el campesino, se había asentado con su familia en septiembre. Su refugio era una carpa de lona donde se bañaban con agua almacenada en tambos de 20 litros, comían comida distribuid­a por grupos de caridad y dormían bajo cobertores donados. Toda la familia estaba enferma de gripe, dijo.

“Para quienes no hemos podido cruzar, tenemos que sufrir un poco de frío”, dijo. “Espero que el gobierno de EE.UU. se toque el corazón para que más personas puedan cruzar antes de que se venga la helada”, comentó.

Manuel, de 24 años, el hijo de Juan, dijo que la familia había seguido recibiendo amenazas del grupo criminal que lo secuestró. La hermana de Manuel sacó su teléfono y mostró una serie de mensajes amenazador­es. Uno decía, en parte: “Entréganos a tu hermano porque ya sabemos dónde están”.

Los funcionari­os de EE.UU. han atribuido el aumento en el número de mexicanos a un cambio de estrategia de los polleros, cuyo negocio se ha venido abajo al disminuir la migración centroamer­icana.

Pero dos docenas de migrantes entrevista­dos en los campamento­s en Ciudad Juárez dijeron estar huyendo de la violencia. Algunos dijeron haber visto un cambio en la naturaleza de la violencia en sus regiones. Otros dijeron que habían sufrido de persecució­n violenta durante años.

“Antes, si te perseguían los criminales, lo sufrías y lo sufrías hasta que te mataban”, dijo Jacobo, de 42 años, un campesino que huyó de Zacatecas. “Pero ahora sabemos del exilio político”, añadió.

Independie­ntemente del momento, dicen los defensores de derechos, las cifras —y un fracaso en la política fronteriza estadounid­ense— han generado una crisis que merece atención inmediata.

Aunque el número en general de migrantes arrestados a lo largo de la frontera suroeste de Estados Unidos se ha desplomado, la cantidad de mexicanos aprehendid­os ha aumentado: alrededor de 17,000 mexicanos fueron atrapados al cruzar entre puertos de entrada en octubre, un incremento del 34 por ciento desde julio, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

 ??  ??
 ?? CELIA TALBOT TOBIN PARA THE NEW YORK TIMES ?? Muchos migrantes mexicanos que buscan asilo en Estados Unidos viven en campamento­s de carpas cerca de la frontera.
CELIA TALBOT TOBIN PARA THE NEW YORK TIMES Muchos migrantes mexicanos que buscan asilo en Estados Unidos viven en campamento­s de carpas cerca de la frontera.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico