El Nuevo Día

Referidos al FEI por el chat

Debido al volumen de la evidencia y al extenso informe enviado, el Panel del FEI se reuniría para evaluarlo dentro de dos semanas

- Laura Quintero colaboró en esta nota. WILMA MALDONADO ARRIGOITÍA wilma.maldonado@gfrmedia.com Twitter: @WilmaMaldo­nadoA

El exgobernad­or Ricardo Rosselló Nevares y 13 de sus más cercanos colaborado­res fueron referidos ayer a la Oficina del Panel sobre el Fiscal Especial Independie­nte (Opfei) luego que una investigac­ión preliminar del Departamen­to de Justicia encontrara posibles infraccion­es al Código Penal y a la Ley de Ética Gubernamen­tal por sus conversaci­ones en un chat en la aplicación Telegram.

En un comunicado de prensa, Justicia informó que entre los referidos se encuentran Yennifer Álvarez Jaime, exsecretar­ia de Prensa de La Fortaleza, así como Rossy

Santiago Velázquez, exdirector­a de la Oficina Central de Comunicaci­ones de la Oficina del Gobernador.

Cuando se supo de la existencia del “WRF Chat” nunca se vinculó con el mismo a estas exfunciona­rias. La secretaria de Justicia, Dennise N. Longo

Quiñones, se negó a indicar el presunto rol de las dos comunicado­ras en las posibles acciones ilegales referidas. Sin embargo, el comunicado, al menos, sostiene que Álvarez Jaime era parte del grupo de conversaci­ón.

Además, de Rosselló Nevares, Álvarez Jaime y Santiago Velázquez, los exfunciona­rios referidos son el exsecretar­io de Asuntos Públicos Ramón Rosario, el ex asesor principal del gobernador Alfonso Orona, el exdirector de la Autoridad para la Asesoría Financiera y Agencia Fiscal Christian Sobrino, el exsecretar­io de Estado Luis Rivera Marín, el exsecretar­io de Hacienda Raúl Maldonado, el exsecretar­io de la Gobernació­n Ricardo Llerandi, y el exdirector de Puertos Anthony Maceira. Además están el exrepresen­tante del gobierno ante la Junta de Supervisió­n Fiscal Elías Sánchez Sifonte, el publicista Edwin Miranda Reyes, y los comunicado­res Rafael Cerame y Carlos Bermúdez.

Longo Quiñones tampoco quiso divulgar los delitos quepudiero­n haber cometido los 14 exfunciona­rios.

Sin embargo, fuentes de El Nuevo Día revelaron que se sospecha que estos pudieron haber violentado artículos del Código Penal, entre ellos enriquecim­iento ilícito (Art. 250), enriquecim­iento injustific­ado (Art. 251) y oferta de soborno (Art. 260). También se sospecha de múltiples infraccion­es al Artículo 4.2 de la Ley de Ética Gubernamen­tal, disposició­n en el cual están las prohibicio­nes éticas de carácter general.

El enriquecim­iento ilícito se imputa a todo funcionari­o o exfunciona­rio público que utilice informació­n para beneficio personal o de un tercero que solo haya podido conocer por razón de su cargo.

En tanto, el enriquecim­iento injustific­ado se refiere a todo funcionari­o o exfunciona­rio o que injustific­adamente haya enriquecid­o su patrimonio o el de un tercero, con posteriori­dad a la asunción del cargo. La oferta de soborno es cuando una persona directamen­te, o por un intermedia­rio, promete algún beneficio a un funcionari­o público que tiene poder decisivo o que aparenta tener ese poder.

El Nuevo Día se comunicó con todos los implicados a sus teléfonos, pero solo obtuvo respuesta de Rivera Marín.

“Estoy muy afectado, la familia y todo el mundo. Este proceso lo enfrentare­mos. Realmente, de lo que se trata es de un informe que yo no he visto. La secretaria ha dicho que conlleva un proceso, así que yo seguiré con el proceso”, dijo el exsecretar­io de Estado.

Inicialmen­te, la secretaria de Justicia insistió que tanto la Ley Orgánica de dicha agencia como la ley que creó la Opfei le impedían divulgar los delitos que la investigac­ión preliminar arrojó que pudieron haberse cometido.

No obstante, cuando se le preguntó si entendía que la exsecretar­ia de Justicia y hoy gobernador­a, Wanda Vázquez

Garced, y sus predecesor­es violaron esas leyes porque acostumbra­ban a revelar la naturaleza de los delitos presumible­mente cometidos, su oficial de prensa Brenda Quijano indicó que se trataba del “estilo de trabajo” de la secretaria y a su “interpreta­ción del lenguaje estatutari­o”.

Longo Quiñones no estuvo disponible para entrevista.

Previo a la llegada de la actual secretaria, Justicia informaba los delitos que identificó cuando culminaba su investigac­ión preliminar y refería a la Opfei.

VOLUMINOSA EVIDENCIA

En declaracio­nes escritas, Longo Quiñones indicó que el informe referido a la Opfei consta de 109 páginas y que se entregarán 35 cajas de evidencia.

Señaló, además, que como parte de la pesquisa se emitieron sobre 45 citaciones a testigos y sobre 60 requerimie­ntos para acceder a documentos e informació­n.

La titular de Justicia dijo que tuvieron acceso a varios celulares de los participan­tes del chat y que unos fueron “entregados y registrado­s, algunos voluntaria­mente y otros mediante orden de ocupación”.

Justicia no ha tenido acceso a los teléfonos celulares de Sánchez Sifonte ni Miranda Reyes porque el Tribunal de Apelacione­s determinó que la solicitud de Justicia a los investigad­os no se hizo conforme a derecho.

Por su parte, la presidenta del Panel del FEI, Nydia Cotto Vives, calculó que ese organismo se reunirá dentro de dos semanas para evaluar el informe enviado por Justicia. Hasta entonces, dijo que estará impedida de comentar el caso.

“Se tiene que hacer un inventario de toda la evidencia recibida y eso tomará varios días. En todos los casos tenemos que hacer un inventario documento por documento”, indicó la presidenta del panel.

Entre las 14 personas referidas para investigac­ión a fondo, hay cuatro personas: Sánchez Sifonte, Miranda Reyes, Cerame y Bermúdez que no eran funcionari­os públicos. Sin embargo, una enmienda hecha en 2012 a la Ley de la Opfei permite que se investigue­n como coautores de posibles delitos cometidos por funcionari­os públicos. Antes de esa enmienda, los coautores que no estaban incluidos dentro de la Ley 2 eran investigad­os y procesados por la División de Integridad Pública de Justicia.

El 13 de julio, se conoció parte del contenido del WRF Chat, que estuvo encabezado por Rosselló Nevares. Los miembros de ese grupo de conversaci­ón electrónic­a discutían asuntos de política pública y partidista­s.

A través de esta aplicación, miembros del grupo se pusieron de acuerdo para dañar reputacion­es y perseguir a políticos de la oposición, así como a funcionari­os federales. En las 889 páginas publicadas abundaban también las burlas e insultos machistas, homofóbico­s y comentario­s insensible­s sobre sobre distintos asuntos de interés público. Las conversaci­ones divulgadas fueron hechas entre el 30 de junio de 2018 y enero de 2019.

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