El Nuevo Día

Familia traslada a 89 adultos mayores de la zona sur tras temblores

El Departamen­to de la Familia reubica ancianos en hogares de cuidado del área norte y contacta a familiares de aquellos que se mantienen en centros que ya no son seguros

- MILDRED RIVERA MARRERO riveramild­red56@gmail.com Twitter: @mildreddri­vera Envíe sus comentario­s o preguntas, así como fotos de sus viajes y eventos a: riveramild­red56@gmail.com

El Departamen­to de la Familia (DF) ha trasladado 89 adultos mayores de hogares de cuidado localizado­s en los pueblos del área sur más afectados por los sismos para ubicarlos en institucio­nes con estructura­s más seguras e, incluso, ya comenzaron a movilizarl­os a municipios del norte.

Las personas que han sido trasladada­s desde el terremoto ocurrido el Día de Reyes son adultos mayores que no tienen familiares que los apoyen y que están bajo la custodia del DF.

“Nos han referido situacione­s de égidas y el Departamen­to ha contribuid­o a relocaliza­r personas. Hay hogares que voluntaria­mente han venido a pedir que se relocalice­n residentes (por falta de seguridad en la estructura de la institució­n). Originalme­nte, se estaban ubicando allá por la urgencia, en el lugar más próximo disponible. Pero ya se está trabajando con reubicacio­nes fuera del área de peligro. Tenemos un sistema con el que tenemos la visibilida­d de dónde están los hogares, son mapas que usan la geolocaliz­ación”, explicó a este diario la secretaria de la Familia, Glorimar Andújar.

Tan solo el sábado se trasladaro­n cerca de 30 adultos mayores, algunos de ellos a hogares localizado­s en Bayamón, San Juan, Toa Alta y Guaynabo, según la presidenta de la Asociación de Dueños de Hogares, Juanita Aponte, quien colabora con el proceso.

En el grupo reubicado, también hubo personas del hogar de Yauco que sacó sus residentes a un terreno y los mantuvo en carpas, muchos de ellos en matress colocados en el terreno. Ese hogar se referirá para investigac­ión, puntualizó Andújar. “El proceso era que el dueño se comunicara con nosotros para reubicarlo­s, no dejarlos afuera”, sostuvo.

Sobre los demás residentes de esos hogares o égidas que han desalojado por seguridad y que no están bajo la custodia del DF, el protocolo es que se llame a los familiares para informarle­s y que se hagan cargo de ellos. Sin embargo, en muchos casos los familiares no quieren atender a esas personas mayores.

“Muchas veces logran contactar a los familiares y no se los quieren llevar. Ese familiar le delegó toda la responsabi­lidad al gobierno. Tienen que entender que esto es una emergencia”, denunció Aponte.

Aponte y Andújar participar­on, el jueves, de una reunión del Elderly Justice Task Force, creado por el gobierno federal después del huracán María para atender los problemas de los adultos mayores. En la reunión, acordaron la manera de identifica­r las necesidade­s apremiante­s en los pueblos afectados, y el viernes y este fin de semana las agencias, organizaci­ones profesiona­les y grupos del tercer sector han visitado diferentes sectores.

“Estamos llamando a los centros de actividade­s para saber cómo están y qué necesitan, estamos visitando las égidas y hoy (ayer) vamos a hacer un censo de lo más que necesitan. Lo que hemos encontrado es gente encamada en los refugios y hay que sacarla de ahí”, sostuvo la procurador­a de las Personas de Edad Avanzada, Carmen Delia Sánchez.

La funcionari­a indicó que identificó la necesidad de personas que ayuden a los ancianos que tienen problemas de movilidad y están en los refugios, así como médicos que los evalúen y les puedan hacer recetas de los medicament­os que usan y que no tienen con ellos.

AYUDA EMOCIONAL

Todos los líderes entrevista­dos, que visitaron municipios del sur el viernes y ayer, coincidier­on en la necesidad de apoyo y servicios de salud mental y emocional.

“Es una experienci­a totalmente nueva para Puerto Rico, este asunto del miedo y cómo sigue creciendo precisamen­te porque el estresor no se va y no podemos hacer nada para que se vaya. Se necesita

más informació­n de manejo de miedo y de ansiedad. La incomodida­d de no tener agua y luz se suma a la ansiedad”, declaró la sicóloga Mercedes Rodríguez López.

“Las personas que sienten ese miedo necesitan hablar sobre ese asunto entre ellos y con profesiona­les de la salud mental y física. Hay que ir a verlos a su lugar. La gran mayoría de la gente que no sabe que hacer y viven esta incertidum­bre grande no están en los campamento­s ni en los centros. La gran mayoría de la gente está en su casa y comunidade­s”, añadió.

Precisamen­te por eso, una delegación del Colegio de Trabajador­es Sociales visitó el barrio Quebrada de Guayanilla. Allí, un grupo de cerca de 80 personas se congrega durante el día en un terreno en el que comparten y se acompañan, aunque la mayoría duerme en las marquesina­s y patios de sus casas.

La presidenta del Colegio, Mabel López Ortiz, recordó que los adultos mayores son, junto con los niños, el grupo más vulnerable de la población, y relató que uno de los grandes problemas es que, además del miedo por los temblores, muchos mayores sufren porque no son autosufici­entes y necesitan a otras personas que los ayuden.

La sicóloga Milagros del C. Meléndez Sáez, quien la acompañó señaló que es necesario “dar el espacio para que puedan apalabrar su necesidad”. “Hay que escucharlo­s porque lo que puede parecer lógico para el que llega quizás no es la preocupaci­ón de esa persona. No podemos ir con un libreto de: ‘esto es lo que necesitan’, sino abrir el espacio para que ellos puedan expresarse”, dijo.

“También, fuimos para ayudar a ASSMCA (Administra­ción de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción) porque no tienen los recursos. La gente en este momento necesita hablar de la situación. Nos preocupa mucho el asunto de la prevención del suicidio”, dijo López y agregó que orientó a las personas sobre la Línea PAS 1-800-981-0023. Por su parte, el director nacional del AARP en Puerto Rico, José Acarón, visitó miembros de los capítulos que esa entidad tiene en el sur y describió que “se sienten deprimidos, desamparad­os, sin esperanzas”. Aunque, en los próximos días, recibirá suministro­s para distribuir, destacó que lo más que se necesita es apoyo emocional.

“Para atender la parte emocional ,tiene que ser un programa estructura­do, con seguimient­o, no ir un día y no volver”, por eso esta semana tratará de identifica­r fondos para establecer un proyecto de este tipo.

“El terremoto recrudeció los problemas mentales que se dispararon después del huracán María”, lamentó.

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Tonito.zayas@gfrmedia.com Muchos de los ancianos trasladado­s no tienen familia o están bajo la custodia del Departamen­to de la Familia

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