Familia traslada a 89 adultos mayores de la zona sur tras temblores
El Departamento de la Familia reubica ancianos en hogares de cuidado del área norte y contacta a familiares de aquellos que se mantienen en centros que ya no son seguros
El Departamento de la Familia (DF) ha trasladado 89 adultos mayores de hogares de cuidado localizados en los pueblos del área sur más afectados por los sismos para ubicarlos en instituciones con estructuras más seguras e, incluso, ya comenzaron a movilizarlos a municipios del norte.
Las personas que han sido trasladadas desde el terremoto ocurrido el Día de Reyes son adultos mayores que no tienen familiares que los apoyen y que están bajo la custodia del DF.
“Nos han referido situaciones de égidas y el Departamento ha contribuido a relocalizar personas. Hay hogares que voluntariamente han venido a pedir que se relocalicen residentes (por falta de seguridad en la estructura de la institución). Originalmente, se estaban ubicando allá por la urgencia, en el lugar más próximo disponible. Pero ya se está trabajando con reubicaciones fuera del área de peligro. Tenemos un sistema con el que tenemos la visibilidad de dónde están los hogares, son mapas que usan la geolocalización”, explicó a este diario la secretaria de la Familia, Glorimar Andújar.
Tan solo el sábado se trasladaron cerca de 30 adultos mayores, algunos de ellos a hogares localizados en Bayamón, San Juan, Toa Alta y Guaynabo, según la presidenta de la Asociación de Dueños de Hogares, Juanita Aponte, quien colabora con el proceso.
En el grupo reubicado, también hubo personas del hogar de Yauco que sacó sus residentes a un terreno y los mantuvo en carpas, muchos de ellos en matress colocados en el terreno. Ese hogar se referirá para investigación, puntualizó Andújar. “El proceso era que el dueño se comunicara con nosotros para reubicarlos, no dejarlos afuera”, sostuvo.
Sobre los demás residentes de esos hogares o égidas que han desalojado por seguridad y que no están bajo la custodia del DF, el protocolo es que se llame a los familiares para informarles y que se hagan cargo de ellos. Sin embargo, en muchos casos los familiares no quieren atender a esas personas mayores.
“Muchas veces logran contactar a los familiares y no se los quieren llevar. Ese familiar le delegó toda la responsabilidad al gobierno. Tienen que entender que esto es una emergencia”, denunció Aponte.
Aponte y Andújar participaron, el jueves, de una reunión del Elderly Justice Task Force, creado por el gobierno federal después del huracán María para atender los problemas de los adultos mayores. En la reunión, acordaron la manera de identificar las necesidades apremiantes en los pueblos afectados, y el viernes y este fin de semana las agencias, organizaciones profesionales y grupos del tercer sector han visitado diferentes sectores.
“Estamos llamando a los centros de actividades para saber cómo están y qué necesitan, estamos visitando las égidas y hoy (ayer) vamos a hacer un censo de lo más que necesitan. Lo que hemos encontrado es gente encamada en los refugios y hay que sacarla de ahí”, sostuvo la procuradora de las Personas de Edad Avanzada, Carmen Delia Sánchez.
La funcionaria indicó que identificó la necesidad de personas que ayuden a los ancianos que tienen problemas de movilidad y están en los refugios, así como médicos que los evalúen y les puedan hacer recetas de los medicamentos que usan y que no tienen con ellos.
AYUDA EMOCIONAL
Todos los líderes entrevistados, que visitaron municipios del sur el viernes y ayer, coincidieron en la necesidad de apoyo y servicios de salud mental y emocional.
“Es una experiencia totalmente nueva para Puerto Rico, este asunto del miedo y cómo sigue creciendo precisamente porque el estresor no se va y no podemos hacer nada para que se vaya. Se necesita
más información de manejo de miedo y de ansiedad. La incomodidad de no tener agua y luz se suma a la ansiedad”, declaró la sicóloga Mercedes Rodríguez López.
“Las personas que sienten ese miedo necesitan hablar sobre ese asunto entre ellos y con profesionales de la salud mental y física. Hay que ir a verlos a su lugar. La gran mayoría de la gente que no sabe que hacer y viven esta incertidumbre grande no están en los campamentos ni en los centros. La gran mayoría de la gente está en su casa y comunidades”, añadió.
Precisamente por eso, una delegación del Colegio de Trabajadores Sociales visitó el barrio Quebrada de Guayanilla. Allí, un grupo de cerca de 80 personas se congrega durante el día en un terreno en el que comparten y se acompañan, aunque la mayoría duerme en las marquesinas y patios de sus casas.
La presidenta del Colegio, Mabel López Ortiz, recordó que los adultos mayores son, junto con los niños, el grupo más vulnerable de la población, y relató que uno de los grandes problemas es que, además del miedo por los temblores, muchos mayores sufren porque no son autosuficientes y necesitan a otras personas que los ayuden.
La sicóloga Milagros del C. Meléndez Sáez, quien la acompañó señaló que es necesario “dar el espacio para que puedan apalabrar su necesidad”. “Hay que escucharlos porque lo que puede parecer lógico para el que llega quizás no es la preocupación de esa persona. No podemos ir con un libreto de: ‘esto es lo que necesitan’, sino abrir el espacio para que ellos puedan expresarse”, dijo.
“También, fuimos para ayudar a ASSMCA (Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción) porque no tienen los recursos. La gente en este momento necesita hablar de la situación. Nos preocupa mucho el asunto de la prevención del suicidio”, dijo López y agregó que orientó a las personas sobre la Línea PAS 1-800-981-0023. Por su parte, el director nacional del AARP en Puerto Rico, José Acarón, visitó miembros de los capítulos que esa entidad tiene en el sur y describió que “se sienten deprimidos, desamparados, sin esperanzas”. Aunque, en los próximos días, recibirá suministros para distribuir, destacó que lo más que se necesita es apoyo emocional.
“Para atender la parte emocional ,tiene que ser un programa estructurado, con seguimiento, no ir un día y no volver”, por eso esta semana tratará de identificar fondos para establecer un proyecto de este tipo.
“El terremoto recrudeció los problemas mentales que se dispararon después del huracán María”, lamentó.