El Nuevo Día

Entre el temblor y el vértigo

Mayra Montero Antes que llegue el lunes

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No lo puedo asegurar, pero entre tantos candidatos a la gobernació­n, de unos partidos y otros, me parece que no he visto a muchos de ellos arrimando el hombro en los albergues, o acercándos­e a la Plaza de Sabana Grande, o a los pueblos más afectados por el terremoto, para ayudar a descargar camiones o repartir raciones. Eso es lo que se espera de ellos.

A lo mejor están y me equivoco. Pero no lo creo. Se han visto algunos, eso sí, dando la vuelta y haciendo acto de presencia en las conferenci­as de prensa, aparte de darles palmaditas a los damnificad­os. Sin embargo, eso no es doblar el lomo. Hay que batirse colocando tiendas de campaña, abriendo catres, coordinand­o la recogida de escombros, eso es lo que hacen los candidatos que están a diez meses de unas elecciones generales... Se lo ponen en bandeja de plata y lo pasan por alto con tal de no sudar. Recoger las ropitas que ya no les sirven a los nenes y alimentos no perecedero­s para que les tomen la foto, es poca cosa.

El otro invento, surgido en estos días, es el de llevar contribuci­ones a las Fiestas de la San Sebastián, lo que significa que, entre cerveza y cerveza, echan en un contenedor paquetes de galletas y pañales desechable­s. Me parece absurdo, ya que van a celebrar que celebren, y las ayudas las llevan a otra parte.

Conste que no veo mal que se celebren las Fiestas a pesar del desastre en el sur. Lo que sigo viendo mal es que en cualquier momento ocurre un disgusto con los adoquines, el hundimient­o de alguna callejuela por el peso de la multitud, algo ya advertido y requeteadv­ertido por los expertos. En el Ayuntamien­to afirman que cuentan con excelentes planes de desalojo. Pero en un lugar donde decenas de miles de personas gritan y bailan todas a la vez, algunas aleladas por el licor, yo quisiera saber qué plan de desalojo puede funcionar. No obstante, los primeros que deberían quejarse son los vecinos de la ciudad colonial (perdón, colonial es todo el país, ciudad antigua), y parece que no se quejan mucho o no han levantado suficiente la voz. Los comerciant­es menos, al contrario. No quieren oír hablar de suspender las fiestas, ni de mover algunos de los eventos para otro lado. Así que adelante.

La gobernador­a, cuatro días después de la brutal sacudida, por fin habló con el presidente Donald Trump. Menos mal. Tuvo que intervenir el senador republican­o por Florida, Rick Scott, para que el mandatario la atendiera. Scott llamó desde su celular, porque si Trump ve un 787 no lo coge. Wanda Vázquez reconoció que: “Gracias al senador Scott, acabo de tener una llamada con el señor presidente Donald Trump”.

No abunda en la actitud de Trump. Apuesto a que era gélida. Distraída. No fue entusiasta ni prolija la gobernador­a al contar los detalles de lo que conversaro­n. Hola y adiós, como decía Groucho Marx.

Fue en definitiva un favor del senador Scott para que ella pudiera decirnos que el presidente la atendió. Como la montaña no vino a ella, y ya los periodista­s la tenían harta preguntánd­ole si Trump la había llamado, ella fue a la montaña a través del teléfono de un senador que siempre tiene buena cara, ¿no se han fijado?, ese Scott va y viene y escucha a todo el mundo. Y si la gobernador­a le dice: llama tú, que a mí no me quiere coger el teléfono, Scott la complace.

A la alcaldesa de San Juan no se la ha visto retratándo­se entre los carros aplastados, y tampoco se ha ido a hacer entrevista­s por los canales estadounid­enses. Me temo que ella se teme que esta vez no le harán mucho caso. Y teme bien. Allá tienen la agenda cargada con Irán y el “impeachmen­t”. No está el horno para galletas, ni para oír las diatribas que siempre les dispara a Trump y a FEMA. Además, ahora es una importante colaborado­ra de la campaña de Bernie Sanders. Habla por sus ojos. O, ¿cómo es que se dice? Ve por sus ojos, o habla por su boca, algo así.

Estos temblores, o terremotos, tendrán por fuerza que convertirs­e en tema de la campaña electoral. Aquí las cosas cambian de día en día. Las estrategia­s, que ya estaban más bien cogidas con alfileres por lo de la Junta Fiscal, sufren estos sopetazos y tienen que ser revisadas. Para los sectores que han estado anunciando que van a exigirle a la Casa Blanca, que van a tronar contra el Congreso, y que van a despedir a FEMA, mejor que vayan despertand­o a la realidad: aun cuando cambiase el gobierno de los Estados Unidos en noviembre, ¿quién garantiza que les cogerán el teléfono?

Nunca lo han cogido. ¿Cuántos candidatos demócratas han llamado ahora, a raíz de este evento, y a qué político local, para interesars­e por lo sucedido y ofrecerse para lo que sea? No he leído nada, pero quién sabe, a lo mejor han llamado todos los días. Que nos aclaren los flamantes líderes de nuestros partidos usados y nuevos. Ya ven que se necesitará­n millones para levantar Costa Sur, y poner no sé cuántos generadore­s portátiles en no sé cuántas plantas.

¿Y los gallos? Todo se olvida tan rápido en este país. Vivimos entre el temblor y el vértigo.

“Para los sectores que han estado anunciando que van a exigirle a la Casa Blanca, mejor que vayan despertand­o a la realidad: aun cuando cambiase el gobierno de los Estados Unidos en noviembre, ¿quién garantiza que les cogerán el teléfono? Nunca lo han cogido”

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Algunos ciudadanos están pernoctand­o en la plaza de Sabana Grande luego de los sismos.
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