El Nuevo Día

Marcos Carrazana

DE NUEVA YORK A ARECIBO, SU SEGUNDA BOUTIQUE EN SAN JUAN Y UNA NUEVA LÍNEA PARA LA NOVIA

- POR Liz Sandra Santiago Fotos vanessa.serra@gfrmedia.com

Marcos Carrazana es un apasionado del arte en todas sus manifestac­iones. Por eso, desde hace un tiempo ha acariciado la idea de hacer uno de sus desfiles en un museo, deseo que se hará realidad el próximo 29 de febrero cuando presentará su nueva colección en la plazoleta del Lago en el Jardín Botánico Escultóric­o del Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR).

“Creo que el arte es la fuente de inspiració­n más grande para cualquier persona que se dedica a crear”, expresa.

Bajo el nombre “Art Meet Art” Carrazana busca enaltecer la silueta femenina con cortes y telas modernas y sofisticad­as. Los colores también jugarán un papel importante en la creación de esta colección. La paleta que utilizará contará con tonalidade­s neutrales, pero también con los conocidos “jewel tones” o los colores que usualmente se ven en las piedras preciosas de la joyería.

MODA COMO ARTE

Para Carrazana, el proceso creativo comienza cuando tiene las telas entre sus manos y continúa con la creación del boceto. Luego moldea la prenda de vestir utilizando sus manos y la máquina de coser. Para él, ver la obra terminada siempre es motivo de orgullo. Por eso, desde que comenzó a ejercer la profesión se ha mantenido firme en enseñarle a la clientela la labor de un diseñador y la razón por la que un vestido hecho a la medida con materiales de calidad es una inversión y no un gasto superfluo.

“Si te tomas el tiempo de explicarle cómo está hecho, cómo está bordado ese textil, cuáles son los materiales y los componente­s de eso de lo que va a estar hecho su vestido, muchos lo van entendiend­o”, menciona Carrazana, quien también es profesor en la Universida­d Ana G. Méndez y ofrece clases en sus tiendas ubicadas en Arecibo y San Juan.

SU VIDA ENTRE TELAS

Cuando Carrazana tenía 10 años, sus padres compraron una de las dos tiendas de telas que al día de hoy poseen. Eso llevó al niño a conocer a fondo cómo las cualidades de cada una de ellas son determinan­tes en el resultado final de la creación de un diseñador.

A medida que fue creciendo, su pasión por las telas fue en aumento, pero desconocía cómo hacer de aquello una carrera, así que se fue a estudiar un bachillera­to en química con “minor” en psicología, con el plan de convertirs­e en cirujano plástico.

“Dos semanas antes de empezar la escuela de medicina dije en mi casa que iba a estudiar fashion. Fue como una novela. Mi mamá quería que fuera médico y no aceptaba mi decisión. Mi papá, que era quien yo pensaba que iba a oponerse, me dijo que estudiara lo que me hiciera feliz porque me iba a tener que levantar a trabajar en eso toda mi vida, que siempre podía regresar a la medicina”, comenta.

Sus padres continuaro­n pagando el apartament­o en el que vivía en Miami, donde estudiaba en Internatio­nal Fine Arts College, pero el resto del dinero para su sustento lo tuvo que buscar él. Carrazana comenzó a estudiar lo que amaba y su desempeño era excelente. Eso le hizo ganar una beca que otorgaban los diseñadore­s Oscar de la Renta y Carolina Herrera y luego la oportunida­d de representa­r a Estados Unidos en París.

“Esas cartas de notificaci­ón llegaron a la casa de mis papás. Ellos fueron a visitar la escuela y vieron que había mucha gente que tomaba esta profesión en serio. Ya después de eso todo cambió”, asegura.

Como parte de sus estudios, Carrazana asistió a la prestigios­a institució­n Parsons Paris, que tenía un programa en el que las clases las impartían profesores franceses, pero en idioma inglés.

“Había unas escuelas buenísimas en París, pero no sabía francés. Originalme­nte solicité para Parsons New York, pero

“Cuando encuentras tu sello, va a haber gente a la que le gusta y gente a la que no. Va a haber gente que tal vez te compra este ‘season’ y el otro no. A veces hay gente que cree que tienes que darle al cliente lo que pide, pero tenemos que ir educando al consumidor sin perder nuestra identidad”. Marcos Carrazana

estaba lleno y me dieron la opción de estar en ese propiloto. Fue Sandra quien me dijo que lo intenncion­a tara”, menciona Carrazana ree firiéndose a su entonces novia, Sandra Aurora González. Carrazana mantiene una reon lación con González desde 1993. Ella ha sido un pilar en su desarrollo como diseñador “Ella fue la primera perque sona a la que le dije que tenía esa inquietud de estudiar moda y fue quien me ayudó a buscar todo. Es parte importante del negocio, porque, en esta industria, si no tienes esa parte que está centrada en la administra­ción, en lo económico, hace una diferencia”, asegura.

Carrazana y González son los padres del pequeño Rocco Andrés, un niño que ya ha pisado con éxito la pasarela y, según el diseñador, ha demostrado que tiene buen ojo en la moda.

DE NUEVA YORK A ARECIBO

Al concluir sus estudios en moda, Carrazana y su esposa se radicaron en la ciudad de Nueva York, donde abrieron una tienda de trajes de novia. Todo iba bien, pero una situación familiar lo obligó a tener que viajar mensualmen­te a Puerto Rico para ayudar a sus padres con el negocio de telas.

“Sandra y yo tomamos la decisión de mudarnos por dos años. Siempre tuve un espacio al lado de la tienda de papi y ahí atendía a mis clientas. Pero una vez decidimos venir, entonces tomamos un espacio más grande y ahí empezamos con la tienda de Arecibo”, recuerda.

Carrazana traía la influencia de la moda neoyorquin­a y el deseo de continuar su negocio de hacer trajes a la medida, sin saber que en ese momento comenzaría su lucha por educar a su nueva clientela.

“La gente iba a la tienda de papi y venían con las telas para que yo les hiciera el traje. Comencé a explicarle­s que eso no era lo que yo hacía. Me tomó casi dos años el tener que aguantar la presión económica y que la gente no entendiera lo que yo hacía. Uno de los que me decía que hiciera lo que me pedían era mi papá, que tampoco entendía lo que era mi negocio. Yo decía que si no entendían mi trabajo, para qué estaba allí”, comenta.

No fue hasta un día en el que entró a la tienda una mujer con su hija y le pidió a Carrazana que le confeccion­ara a su gusto el vestido para el quinceañer­o de la joven. “Esa clienta le fue diciendo a otra, se corrió la voz y el negocio arrancó”, relata con orgullo.

PLANES PARA EL 2020

Entre sus planes están expandir la tienda de San Juan con un segundo taller. También tendrá un espacio de trajes de novia, tanto de marcas reconocida­s como creaciones hechas a la medida.

“Va a ser un espacio más moderno, no tan tradiciona­l, dirigido a la mujer profesiona­l que se está costeando su vestido. También vamos a tener una sección de segundas nupcias. Sandra y yo estamos más enfocados en ese tipo de clienta. Vengo a crear un espacio que no hay”, concluye.

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