Kobe Bryant: de jugador del banco a estrella de la NBA
Los entendidos recuerdan que a pesar de su talento tuvo que ganarse su posición con mucho esfuerzo contrario a estrellas como LeBron que fue regular desde el debut
Si hay algo que diferenció a Kobe Bryant de otros jugadores de su generación y de otras épocas, es que a pesar de su talento innato las puertas no se le abrieron de par en par hasta que explotó esas habilidades a fuerza de trabajo y determinación.
En eso coincidieron dos reputados dirigentes de baloncesto del patio, Manolo Cintrón y Nelson Colón, mientras el veterano Flor Meléndez recordó lo polifacético que fue por 20 temporadas en la NBA, el escolta y alero de los Lakers que falleció trágicamente el domingo junto a su hija Gianna, de 13 años, y otras siete personas al caer a tierra el helicóptero en que viajaba rumbo a un partido de su hija.
Cintrón, que por años fue asistente en la dirección de la Selección de Puerto Rico, dio crédito a la genética deportiva que Kobe heredó de su padre, Joe Bryant, quien jugó ocho campañas en la NBA para tres equipos. Pero no la resaltó más que su determinación.
“Con la trayectoria familiar... de su padre jugar NBA y jugar ‘overseas’, pues se vio un jugador que se desarrolló antes de tiempo, porque su salto fue de ‘high school’ al profesionalismo”, dijo Cintrón recordando el sorteo del verano de 1996 en que el joven de entonces 17 años fue seleccionado en el turno 13 por Charlotte.
Luego Kobe sería cambiado a los Lakers, con quienes debutó en esa misma campaña 1996-1997 con 18 años recién cumplidos. Pero no fue hasta su tercer año en la NBA, 1998-1999, cuando Kobe se quedó en el cuadro regular del equipo, luego de abrir en solo siete desafíos entre las primeras dos temporadas.
“Con una familia de genética de alto rendimiento, pues sale eso... es como digo yo, un grano entre un millón de habitantes. Pero una genética extraordinaria que fue cultivándola con trabajo, trabajo y trabajo. Y copió de los grandes, como lo decía él, de Larry Bird, de Magic (Johnson), de Julius (Erving), de Kareem (Abdul-Jabbar), que duraron muchos años en la NBA. Y del maestro de maestros, Michael Jordan... él (Kobe) es ejemplo de esa excelencia de básquet. Y pues su genética Papá Dios se la dio, hasta que la pudo usar a los 37 años. Y en alto rendimiento”.
El ‘Black Mamba’ se retiró en 2016 con 33,643 puntos de por vida, y promedio vitalicio de 25.0 por juego en 20 temporadas. Desde entonces se mantuvo como el tercer mejor anotador de la historia de la NBA hasta que una noche antes de su trágica muerte en California, LeBron James lo rebasara en un partido celebrado en la ciudad natal de Kobe, Filadelfia, y con el mismo uniforme de los Lakers que lució por dos décadas Bryant.
“Creo que lo más que impacta de Kobe es la determinación, la fuerza, y el deseo. Es un jugador que no fue elegido para cargar un equipo. Kobe llegó al banco”, recordó sobre su año de novato Nelson Colón, piloto de los Vaqueros de Bayamón en el Baloncesto Superior Nacional (BSN). “LeBron llegó a jugar (regular en 2003 con Cleveland), Luka llegó a jugar (2018 con Dallas). El mismo Giannis (Antetokounmpo) que no tenía las condiciones, llegó a jugar (2013 con Milwaukee)”.
“Kobe llegó a un proceso, y estuvo tres años sentado, entrando y saliendo. La determinación de él es lo que hizo que fuera un jugador grande, de todo lo que pudo crear a base de eso; de la determinación, la ética de trabajo y el esfuerzo”, agregó Colón.
Junto a una estrella recién llegada a los Lakers en esa primera temporada de Kobe, el pívot Shaquille O’Neal, conquistó el primero de tres campeonatos consecutivos en Los Angeles en 2000-2001. Era apenas la segunda campaña de Kobe como jugador del cuadro regular.
CAMBIÓ EL JUEGO
“Cambió el juego, porque creaba su propio tiro. Y le gustaban esos momentos más difíciles del juego que es el ‘clutch’. Tenía esa mano santa. Lo aprendió con el millaje, con aprendizaje, porque vino de menos a más en la NBA. Vino muy joven y trabajó y trabajó, y se cultivó. Y salió esa joya que nos dio 20 años de un gran baloncesto”, añadió, por otro lado, Cintrón.
Tanto Cintrón, como Colón y el propio Flor Meléndez coincidieron por separado que el tipo de jugador con carácter de ganador innato, suele ser exigente con él y sus compañeros. Esto, a juicio de algunos, fue lo que le trajo encontronazos con su compañero de equipo, Shaquille, quien
“Creo que lo más que impacta de Kobe es la determinación, la fuerza, el deseo. Es un jugador que no fue elegido para cargar un equipo. Kobe llegó al banco”
NELSON COLÓN
DIRIGENTE EN EL BSN
luego de la temporada 2003-2004 fue cambiado a Miami.
EXIGENTE CON SUS COMPAÑEROS
“Normalmente los jugadores que son ganadores les gusta que todo el mundo esté en una página, en la misma página. Y si son el capitán del equipo, son tipos que quizás llevan eso más arriba, en defensa de la organización y del entrenador, porque eso es lo que es un buen capitán”, opinó Meléndez. “No todos los compañeros (de equipo) resisten eso. Son (los jugadores de Kobe) gente exigente”.
Técnicamente hablando, Meléndez admiraba la versatilidad de Bryant y para él hay un elemento que coloca a Kobe entre los más grandes de la historia.
“Era un gran anotador y era un gran jugador en todas las facetas. Era rebotero, pasaba bien, podía defender. Un jugador muy polifacético y muy completo”, agregó el dirigente con más victorias de temporada regular en el BSN.
Cuando se le recordó que además de ser uno de los mejores cuatro anotadores de la historia de la NBA, Bryant concluyó 12 temporadas entre los jugadores de mejor defensa, Meléndez subrayó que no muchos se fijan en las cualidades defensivas.
“Esa fue la grandeza de (Michael) Jordan. Eran dos jugadores que hacían las dos cosas en la cancha. Eran jugadores defensivos y de primera línea en ofensiva”.
UN CLARO LEGADO
Para Colón, no hay juego que mejor describa la determinación de Kobe que su último juego en una final, cuando los Lakers vencieron en un séptimo y decisivo encuentro a los Celtics de Boston en Los Angeles, en la serie de campeonato de 2010.
“En ese juego Kobe tiró de 24-5 de campo. Un juego malísimo, pero terminó haciendo un doble-doble (con 23 puntos y 15 rebotes) y buscando la manera de hacer que el equipo ganara. Y ese era él. Ese ADN de Michael (Jordan), de Kobe, no lo tiene todo el mundo. Lo que está dejando es ese legado, en los jugadores, en los jóvenes que trabajaron con él y en los que lo conocieron”.