Enrique “Kike” Cruz: Carmen Yulín, Ricky Martin y René Pérez
Originalmente, cuando estaba calibrando mis pensamientos para esta columna, luego de que los aliados de la alcaldesa de San Juan destruyeran cuanto comercio encontraron en su camino, pensé titular con el nombre del renunciante Ricardo Rosselló y no el de Carmen Yulín. Si bien el renunciante Rosselló nos dejó un Puerto Rico distinto, Carmen Yulín ha superado la manera de destruir, no solo la capital, sino la hermandad y buena voluntad que siempre ha caracterizado a los puertorriqueños. Nos ha puesto a pelear los unos contra los otros.
Reconozco el derecho a protestar, pero no a destruir; reconozco el derecho a diferir, pero no a agredir.
La alcaldesa no reconoce ningún derecho, solo los que ella dicta. He visto los vídeos de cómo trata a los empleados y a toda aquella persona que difiere de ella.
Antes de la protesta del pasado jueves, Carmen Cruz Soto dejó saber que apoyaba la protesta ¡y de qué manera la apoyó! No se veía a un policía municipal en el entorno desde mucho antes de la 5:00 pm y después de los disturbios mucho menos.
Me pregunto cómo se sentirá el comisionado de la Policía Municipal, el coronel José Caldero, quien obedeció las ordenes de su comandante. ¿Con qué cara mirará a los de la estatal?
Pero las acciones y emociones de la alcaldesa no quedan ahí. Su campaña primarista la llevó a “tratar de coordinar una reunión” con los seis alcaldes de los municipios afectados por los terremotos el día después del desastre de San Juan. Y en esta escena es que entra una de nuestras glorias en el mundo artístico, Ricky Martin.
Según mis fuentes, la alcaldesa de San Juan y Ricky Martin trataron de “cuadrar” una reunión con los seis alcaldes afectados directamente por los terremotos.
La reunión se dio al menos con cuatro de los seis alcaldes en San Juan, o sea, que los alcaldes dejaron sus municipios para reunirse con Ricky Martin y la alcaldesa de San Juan.
Yo me pregunto: ¿está Ricky Martin apoyando las gestiones políticas de Carmen Cruz Soto?
Lo obvio es que diga que no y de igual forma si dice que sí, tiene derecho a expresarse a favor o en contra de quien quiera.
Sin embargo, por otro lado, ahora entiendo el porqué de su vídeo en el que le pide a la gobernadora que se vaya. ¿Casualidad o causalidad?
¿Por qué Ricky Martin apoyó la marcha? O peor aun, ¿por qué Ricky Martin no hizo como Yadier Molina y se expresó en contra de la destrucción y violencia en la manifestación que él apoyó e invitó?
Como artista, como puertorriqueño, admiro su gallardía en su lucha por la igualdad de género, pero esa admiración se ha detenido, esa admiración se ha disipado, porque no puedo admirar a alguien que condone la violencia y la destrucción de pequeños comerciantes que día a día se levantan temprano para ganarse su pan de cada día. Pan del cual muchas familias dependen.
Mi mamá siempre me decía “dime con quién andas y te diré quién eres”. Yo le digo lo mismo a Ricky Martin: dime con quién andas y te diré quién eres.
Todavía recuerdo ese orgullo que sentí como puertorriqueño cuando un día en un taxi en Roma en 2001, el taxista me preguntó de dónde era y cuando le dije que era de Puerto Rico me contestó con una tremenda sonrisa. “Ohh, Ricky Martin”.
Después de esta semana solo tengo ese gran recuerdo y el orgullo se ha ido bien despacito.
El tercer nombre en esta columna, no vale la pena volver a mencionarlo.
La pena de un talento tan grande, con gran imaginación lírica, pero muy egoísta, muy destructor, muy incitador, pero a la vez muy normal dentro de su grupo.
Incita, enciende y luego desaparece. No quiero concluir sin hacer un llamado a la gobernadora y al secretario de Seguridad Pública y a la secretaria de Justicia. La reforma de la Policía ha traído muchas cosas buenas, pero hay algo que está mal, mal, mal.
Estar bajo la reforma no significa que los ciudadanos estemos desamparados ante la destrucción de la propiedad y la violencia, y que ni siquiera haya un arresto. La reforma no es que unos pocos se impongan y, de paso, destruyan a Puerto Rico.
¡Juzgue usted!