Armonía de sabores y aromas
Una cata de los vinos Remírez de Ganuza, de La Rioja Alavesa, comprueba la calidad y consistencia de sus añadas
Antes de ser un renombrado bodeguero en La Rioja Alavesa, en España, y creador de excelentes vinos -uno de ellos con 100 puntos en la prestigiosa lista Parker-, Fernando Remírez de Ganuza se distinguió por su trabajo durante más de 20 años como comerciante de viñedos en esa región.
Así lo estipula de entrada Fernando Goy, gerente de exportaciones de la bodega Remírez de Ganuza, de visita en San Juan, quien destaca que durante esos años el comerciante hizo más de 2,500 operaciones de compraventa, lo que ha significado que un 95% de los viñedos de la zona “han pasado por sus manos”.
“Creo que no hay nadie dentro de La Rioja que tenga ese conocimiento del terruño”, asegura Goy, tras resaltar que esa experiencia ha sido fundamental en la calidad de los viñedos y, por consiguiente, de los vinos que produce la bodega Remírez de Ganuza.
De hecho, comenta que cuando Remírez decidió fundar la bodega, en 1989, había reservado 80 hectáreas de viñedos divididas en más de 250 parcelas (viñedos), lo que ha redundado “en que somos capaces de tener consistencia en la calidad de la uva todos los años”.
La innovación es otra característica que, según el ejecutivo, distingue a esta bodega. “Tenemos dos métodos de producción patentados y, sobre todo, siempre estamos en la búsqueda de la excelencia de todas las añadas”. Por ejemplo, afirma que Remírez fue el primero en España que instaló una mesa de selección (de uvas) “y ahí empieza a hacer algo que es único y que ninguna otra bodega hacía”.
Fue lo que pudo demostrar el ejecutivo durante una degustación reciente de tres de los emblemáticos vinos de Remírez de Ganuza, llevada a cabo en la Bodega de Méndez, en Guaynabo.
Una ocasión en la que se cató Finca de Ganuza 2013, Remírez de Ganuza Reserva 2011 y Trasnocho 2011 que, según Goy, “tienen un potencial de envejecimiento increíble”. Los tres vinos, de hecho, cumplieron la promesa “armonía, sabor y equilibrio”, que tanto distinguen a esta bodega.
“EL MEJOR VINO”
Precisamente, Goy afirma que el objetivo del bodeguero ha sido siempre “elaborar el mejor vino posible, aquel que se distinga porque sus aromas y sabores tienen un equilibrio perfecto”.
Para lograrlo, explica que Remírez implementó prácticas revolucionarias en sus viñedos, además de artilugios inventados por él, como la bolsa de PVC que se introduce en los tanques para prensar suavemente los hollejos de las uvas que quedan en el fondo.
Gracias a esa filosofía de búsqueda de excelencia e innovación, asegura el ejecutivo, hoy la bodega cuenta con una gama de vinos de calidad notable que le han llevado a ser uno de los bodegueros españoles en obtener los míticos 100 puntos Parker. Robert Parker Jr. es un reconocido crítico de vinos estadounidense, autor de “The Wine Advocate” donde publica una lista de los mejores vinos del mundo a los que evalúa y les da un puntuación de 50 (inaceptable) a 100 (excelente).
“En la mesa de selección escogemos las mejores uvas la parte superior del racimo, lo que llamamos hombros, que utilizamos para elaborar los vinos Reservas. Con las uvas inferiores de la punta hacemos una maceración carbónica, pero un vino que solo se vende en España”, explica Goy, tras resaltar que la parte superior del racimo es la que mejor expuesta está al sol, por lo que es una uva que tiene mejor maduración y produce un mejor vino.
Otra innovación, según el gerente, es que el bodeguero fue una de las primeras personas en La Rioja en comenzar a elaborar vino en barricas nuevas de roble francés. De hecho, dice que eso marcó mucho la nueva tendencia de La Rioja y que la bodega es considerada precursora de lo que hoy se conoce como La Rioja moderna.
“Al final, nosotros somos más contemporáneos porque La Rioja moderna ha tendido a (producir) vinos de parcelas, con menos carga de madera y que son un poco más jóvenes y frescos, y nosotros hacemos vinos de calidad redondeados por la madera, pero que evolucionan muy bien”, detalla Goy, mientras explica que el tema de usar barricas nuevas o viejas “es de infinita conversación y que cada bodega tiene su teoría”.
Sin embargo, asegura que la teoría de Remírez de Ganuza que, asegura, es científica, es que la barrica de roble americano es más porosa por lo que permite más oxigenación y que se oxide más rápidamente. “Sale al mercado más preparado para beber, pero evoluciona peor (a largo plazo). Mientras que el roble francés es mucho menos poroso, permite menos oxigenación durante la crianza en barrica, pero ayuda a que los vinos evolucionen mucho mejor”.
PROCESO DE VINIFICACIÓN
Uno de los vinos que ejemplifica las innovaciones que ha hecho Remírez de
Ganuza es el Trasnocho, el resultado del prensado de los hollejos de las uvas que quedan en el fondo del tanque.
“Antes se llevaban esos hollejos a una prensa automática donde eran prensados muy fuertemente, lo que rompía la piel y la semilla. El resultado era un vino muy amargo, de segunda calidad”, explica Goy.
Sin embargo, la bolsa de PVC inventada por Remírez cambió el proceso. Según el gerente, se introduce por la boca del tanque, se llena de aire para que ocupe todo el volumen y luego se llena de agua.
“El peso del agua presiona muy ligera y gentilmente los hollejos para obtener un vino de una gran intensidad aromática y complejidad de estructura tánica”, agrega el ejecutivo, para destacar que este procedimiento evita la fricción entre los hollejos y los sabores indeseables que produce el prensado convencional.
Cabe resaltar que Trasnocho Gran Reserva 2004 fue el vino que mitificó a la bodega con los 100 puntos Parker.
De la misma forma, el vino Remírez de Ganuza Reserva, que Goy describe como el “buque insignia de la bodega”, se caracteriza por una elaboración en la que solo se utilizan los hombros de los mejores racimos de uvas, provenientes de viñedos de una edad media de 60 años. “Tanto la fermentación maloláctica como su crianza se lleva a cabo siempre en barrica nueva. Lo que se busca año tras año en la elaboración de este vino es que sea un fiel reflejo de su añada”.
“Somos una bodega que hace vinos que envejecen, pero en los 30 años de la bodega, todavía no hemos podido ver cuál es el potencial de envejecimiento de los vinos porque los de la primera añada todavía siguen estando impecables para beber”, sostiene Goy, tras expliar que no elaboran vinos Crianza y solo hacen Reservas y Gran Reservas. “Son vinos que cuando vayan al mercado ya están preparados para beber porque salen con una cierta edad”.
BENEFICIOS DEL CLIMA
La Rioja, dice Fernando Goy, cuenta con un clima continental fresco y está muy marcado por estar dentro de un valle entre la Sonsierra y la Sierra de la Cebollera “que tiene un clima perfecto para el cultivo de la vid”.
“Tenemos influencia atlántica y también mediterránea dependiendo de cómo venga el año y luego el suelo, mayoritariamente dentro de la Rioja es arcillo-calcáreo; son suelos que normalmente son pobres, pero eso viene muy bien para la vid. También son suelos muy fríos con lo cual, pese a que la temperatura ha venido aumentando en los últimos años, ayudan a que la uva no madure muy rápidamente y no perdamos todos los aromas ni la acidez.
Todo esto se ha complementado muy bien con la visión del bodeguero Remírez de Ganuza, cuya misión desde el principio fue escoger la uva cuidadosamente para intervenir lo menos posible en el proceso de elaboración del vino, de manera que el vino sea lo más fiel posible a la añada y a la viña.
“Tenemos dos métodos de producción patentados y, sobre todo, siempre estamos en la búsqueda de la excelencia de todas las añadas”
FERNANDO GOY GERENTE DE EXPORTACIONES