Firme rechazo a los actos de vandalismo en San Juan
Felicito muy calurosamente a Carlos Díaz Olivo por su extraordinaria columna “Los verdaderos patriotas”, en la que establece con suma claridad y elocuencia los límites a la intolerancia que deben existir en la libertad de expresión. La misma debe ser lectura obligada en todo recinto estudiantil.
Siempre que veo el vandalismo imperante en alguna protesta, me llena de vergüenza ajena no solo el acto en sí, sino la falta de un esquema de vigilancia efectiva de parte de las autoridades de ley.
Me es difícil aceptar que un camarógrafo capte el momento preciso en el que un manifestante levanta un martillo para arrancar un adoquín, mientras que no aparece un policía estatal o municipal destacado en el Viejo San Juan para evitarlo, o para evitar el vandalismo a los vehículos de WAPA TV, y para más colmo, en un área tan pequeña a ser cubierta. Creo en y respaldo las protestas; no el vandalismo y la violencia y menos aún el que nuestras autoridades policiacas no acaten su responsabilidad.
La ausencia de un agente de ley y orden durante una manifestación previamente avisada es responsabilidad del oficial policiaco que asignó turnos y posiciones. Y si en su róster sí había un guardia asignado en las postrimerías donde ocurre un vandalismo, continúa siendo su responsabilidad buscar en sus notas el agente que debió percatarse y disciplinarlo por incumplir con su deber al no hacer un arresto. Es tan sencillo como esto; sentar bases y precedentes para evitar que continúe el vandalismo irresponsable que socava el derecho a la libertad de expresión, tornándola en libertinaje irresponsable y despreciable como lo es cualquier acto destructivo.
Tenemos que acabar con los falsos patriotas.
Cuqui Santoni San Juan
Gracias a Mayra Montero por su columna, “El Viejo San Juan, la víctima imposible”, publicada el domingo 26 de enero en El Nuevo Día. Puso en palabras todo lo que mi corazón quería expresar en estos momentos. Soy sanjuanera de nacimiento, aquí viví mi juventud y he trabajado toda mi vida en San Juan. En el pasado se han llevado a cabo protestas en paz y armonía sin socavar los derechos de los ciudadanos. Pero da tristeza, vergüenza y coraje lo sucedido recientemente. No es responsable la mayoría, sino un grupo que llega con intenciones erróneas, con la excusa de apoyar a sus hermanos del sur. ¿Qué pasa con los del norte y San Juan? ¿Es necesario hacerle daño a nuestra ciudad, que debe ser orgullo de todo puertorriqueño?
Propongo que se legisle que ninguna protesta pase al casco del Viejo San Juan. Que se respete y se luche por conservar esta joya que Dios nos ha dado.
Lilian Catalá San Juan