SOCORRO RIVERA ROSA
DIRECTORA EJECUTIVA LA FONDITA DE JESÚS
Cuando hablamos sobre Socorro Rivera Rosa es inevitable pensar en el desarrollo económico de las comunidades, promoción de la autosuficiencia individual y colectiva y, sobre todo, amor por su patria, Puerto Rico.
Con 40 años de experiencia en el quehacer comunitario, ha dedicado su vida profesional a trabajar para y con la comunidad. Cuenta con un bachillerato de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras y una maestría de Southern New Hampshire University. Trabajó por 18 años administrando organizaciones que ofrecen servicios a comunidades hispanas en Filadelfia, incluyendo Borinquen Federal Credit Union, estableciendo precedente en esa industria. Ha participado en más de 30 juntas de directores en Estados Unidos y Puerto Rico. Actualmente es miembro de la Junta Asesora del Fondo de Préstamos de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico y FIDECOOP. Ha sido profesora en Tufts University, Universidad del Sagrado Corazón y Universidad de Puerto Rico. Fue directora de la Oficina de Reinversión Comunitaria de Citibank (CRA, por sus siglas en inglés) y presidió el Comité de Reinversión Comunitaria de la Asociación de Bancos. Ha establecido alianzas entre sectores privado, público y comunitario para el desarrollo socioeconómico de poblaciones en desventaja.
Hace 10 años que trabaja en la corporación La Fondita de Jesús como directora ejecutiva. Persigue apoyar las oportunidades de sus participantes para llevarlos a la autosuficiencia económica y su reintegración productiva a la comunidad. Entre sus muchos logros se destaca la expansión de servicios de La Fondita de Jesús a comunidades vulnerables de San Juan tras el paso del huracán María por Puerto Rico. Mantiene un presupuesto saludable en la organización, con muy alto porcentaje de fondos para servicios. Fortaleció el fondo de emergencia de La Fondita de Jesús y ha ayudado a otras organizaciones a crear y mantener sus fondos dotales. Realizó mejoras de resiliencia en edificios de servicios y vivienda de la organización con placas solares y un tanque adicional de reserva de diésel, para garantizar la continuidad de operaciones cuando no haya energía eléctrica. Propició el arreglo de techos y alumbrado de áreas comunes en comunidades donde FEMA no proveyó ayuda después del huracán. También gestionó el adiestramiento en lenguaje de señas a empleados de la organización para asegurar el acceso a servicios de esos participantes. Sin duda, es una mujer con un llamado al servicio, altos valores y ha dejado una gran huella para el desarrollo y bienestar de las comunidades.