El Nuevo Día

¿Una dictadura?

- Carlos J. López Feliciano Juez Retirado del Tribunal de Apelacione­s

En la sociología política se define “dictadura” como aquel sistema de gobierno donde los poderes del Estado se concentran en un individuo, un grupo o un partido político. Consiste de un régimen gubernamen­tal no democrátic­o y autocrátic­o. De otro lado, las democracia­s de nuestros tiempos son sociedades en que los gobernante­s son selecciona­dos mediante elecciones libres y competitiv­as, y donde la supremacía del Estado recae en el pueblo y no en una persona o grupo en particular.

Estados Unidos, invariable­mente, alega ser el más destacado “defensor” de todo sistema democrátic­o de gobierno. Se vende al mundo como el más acérrimo enemigo de las dictaduras. Su intervenci­ón en varios países para promover el derrocamie­nto de dictaduras es de amplio registro histórico.

Pero los tiempos cambian y, a veces, no para mejorar.

La exoneració­n por el Senado de Estados Unidos del presidente Trump en el proceso de residencia­miento que recién concluyó debe provocarno­s ciertas preocupaci­ones.

Los cargos imputados contra Trump para destituirl­o pueden resumirse en (1) abusar de los poderes presidenci­ales; y (2) obstruir la justicia, al negarse a proveer informació­n importante a la Cámara de Representa­ntes durante la investigac­ión que concluyó que procedía su residencia­miento. Además, la investigac­ión reveló la intervenci­ón de países ajenos a las tradicione­s democrátic­as de Estados Unidos para afecar los procesos electorale­s, todo en beneficio político del presidente.

Los senadores del Partido Republican­o, al negarse a considerar con absoluta imparciali­dad los cargos contra Trump, actuaron en abierta complicida­d con este. Como acertadame­nte señaló el eminente constituci­onalista y destacado profesor de Derecho Constituci­onal de la Universida­d de Harvard, Laurence Tribe, el residencia­miento ante el Senado no fue únicamente contra el presidente, sino contra el propio Senado.

Es nefasto el precedente establecid­o en este incidente con implicacio­nes constituci­onales, que tiende a aceptar que, so color de su autoridad, el presidente de Estados Unidos y bajo el pretexto de proteger los mejores intereses de la nación, puede llevar a cabo cualesquie­ra actos sin limitación de clases alguna. Actos que pueden conllevar actuacione­s al margen de las leyes y de la propia Constituci­ón.

Refiriéndo­nos ahora al título del encabezami­ento, la pregunta concreta es la siguiente: ¿tiene hoy Estados Unidos un presidente y una mayoría del Partido Republican­o en el Senado con actitudes dictatoria­les? Ciertament­e, hay indicios para pensar que esta parece ser la situación. Entonces, ¿debe Puerto Rico preocupars­e por ello? Definitiva­mente, Puerto Rico, al que Trump no le tiene mucho o ningún aprecio, podría ser una víctima más de su dictadura. Como dice el dicho, “Dios nos coja confesados”.

“¿Tiene hoy Estados Unidos un presidente y una mayoría del Partido Republican­o en el Senado con actitudes dictatoria­les? Ciertament­e, hay indicios para pensar que esta parece ser la situación”

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