El Nuevo Día

El Censo cambia su estrategia para la isla

⤑ Los huracanes y terremotos que se han registrado en Puerto Rico provocaron que el Negociado del Censo establecie­ra un proceso especial para contar a las personas que viven aquí ⤑ En lugar de enviar cuestionar­ios por correo, serán entregados casa por ca

- RICARDO CORTÉS CHICO rcortes@elnuevodia.com Twitter: @rcorteschi­co

Los huracanes y terremotos que se han registrado en Puerto Rico en los últimos años provocaron que el Negociado del Censo establecie­ra un proceso especial para contar a las personas que viven en Puerto Rico el próximo 1 de abril, día del Censo Decenal.

El cambio más drástico es que el Censo descartó llevar a cabo un inventario de las residencia­s ocupadas y desocupada­s en la isla. Los daños causados por estos desastres naturales a las casas alrededor de todo Puerto Rico hacían que la elaboració­n de ese registro fuera una tarea onerosa y poco práctica, explicó María Olmedo Malagón, portavoz de la Oficina de Coordinaci­ón y Comunicaci­ones del Censo Decenal.

Para evitar que haya duplicidad en la entrega de los cuestionar­ios, estos no se enviarán por correo, como ocurrirá en el resto de las jurisdicci­ones estadounid­enses, sino que serán entregados, casa por casa, por los funcionari­os del Censo. De ese modo, los empleados de la agencia federal podrán verificar cuáles viviendas están ocupadas y cuáles no, y así controlar la entrega de cuestionar­ios para que no haya conteos dobles.

“Era mejor enviar a la gente a todas las casas que hacer el proceso. Es un poco a la antigua, y es un proceso más complicado porque necesitas más gente y cuesta un poco más, pero es la mejor forma de obtener todas las respuestas dadas las circunstan­cias”, sostuvo Olmedo Malagón en una entrevista con El Nuevo Día.

Del mismo modo, se establecer­á un proceso especial para obtener las respuestas de las personas desplazada­s de sus hogares por los huracanes Irma y María o por el terremoto del 7 de enero y las réplicas subsiguien­tes.

Olmedo Malagón expresó que el Censo entiende como lugar de residencia aquel sitio donde las personas pasan o pernoctan la mayor parte del año. Si un desplazado, por ejemplo, tiene la expectativ­a real de regresar a su vivienda al cabo de pocas semanas, por ejemplo, podría marcar la casa averiada como su hogar.

“Vamos a ir a los sitios que sirvan de refugio. Si la expectativ­a es regresar a la casa pronto pues, en estos casos, deben contestar como si las personas ya estuvieran allí”, sostuvo. Ese recorrido por los refugios se llevará a cabo en los primeros días de abril.

Olmedo Malagón expresó que, en casos como los que vive Puerto Rico, la expectativ­a es que se refleje en el Censo un aumento en la cantidad de casas habitadas por más de una familia. Sostuvo que eso es algo que han identifica­do con relativa recurrenci­a durante los estudios focales que han llevado a cabo en Puerto Rico como antesala del Censo Decenal.

“Hay muchos hogares con escenarios complejos, con varias familias viviendo bajo el mismo techo. Tenemos que recordar que, en este proceso, no se cuenta solo a los dueños de las casas, sino a todos los que viven en la residencia”, apuntó la portavoz del Censo.

El resto de la gestión, sin embargo, será relativame­nte similar al resto de las áreas censadas. La expectativ­a es que las personas, en primera instancia, completen el formulario en línea a través del portal del Censo. Como opciones alternas, pueden contestar las preguntas a través del teléfono o con el método ya tradiciona­l del formulario impreso que se repartirá casa por casa.

El Censo es la principal herramient­a usada por el gobierno estadounid­ense para determinar la distribuci­ón de fondos entre los estados y territorio­s.

Dependiend­o de la cantidad de personas es que se adjudican, por ejemplo, fondos para construir carreteras, autopistas y escuelas, entre otra infraestru­ctura indispensa­ble para el desarrollo social y económico.

Olmedo Malagón resaltó que, entre las preguntas del Censo Decenal, no está la interrogan­te sobre la ciudadanía de las personas, como originalme­nte planificó la administra­ción del presidente estadounid­ense, Donald Trump.

Del mismo modo, recordó que el Censo mantiene las garantías “extremas” de confidenci­alidad en las contestaci­ones individual­es de las personas. Es decir, los empleados del Censo no pueden, bajo escenario alguno, revelar las contestaci­ones de las personas en los cuestionar­ios. Si lo hacen, tienen que pagar una multa de $250,000 y cumplir cinco años de cárcel.

Del mismo modo, en el análisis estadístic­o se provee trato especial a aquellos casos en que una persona pueda ser identifica­da en las estadístic­as del Censo porque sus circunstan­cias socioeconó­micas son una anomalía en la comunidad donde vive.

Por ejemplo, si una persona adinerada vive en una comunidad con limitados recursos económicos, sus contestaci­ones podrían deducirse porque no hay más individuos que diluyan las respuestas en promedios, medianas o cualquier otro indicador estadístic­o. Para evitar que sea identifica­da, se establecen unos mecanismos para disfrazar esa anomalía estadístic­a de modo que el individuo no sea identifica­do y los datos, comoquiera, reflejen las caracterís­ticas básicas del lugar.

Estas disposicio­nes buscan proveer confianza entre las personas, de modo que se sientan libres de contestar y no queden personas excluidas del conteo decenal.

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Ap / archivo Los empleados del Censo entregarán casa por casa los formulario­s impresos, pero se exhortará a las personas a contestar las preguntas en línea a través del portal del Negociado del Censo.
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