El Nuevo Día

Serias dudas ensombrece­n la gestión gubernamen­tal

El cuadro es muy preocupant­e. Una gestión salubrista gubernamen­tal aún limitada que no parece correspond­er al sacrificio social y económico de la población. Y serias alegacione­s de favoritism­o en la adjudicaci­ón de contratos inflados para la adquisició­n d

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El pueblo de Puerto Rico requiere respuestas directas de la gobernador­a Wanda Vázquez ante ese panorama frustrante. Debe informar con transparen­cia el estado de los trabajos para contener el virus. Y aclarar las serias dudas posadas sobre los procesos adjudicati­vos de fondos, y su efecto en el esfuerzo para proteger a Puerto Rico de una catástrofe sanitaria mayor.

El gobierno es responsabl­e de asegurar el número suficiente de pruebas, ventilador­es y camas de hospital para que el país esté equipado para frenar el COVID-19. Esas y otras gestiones salubrista­s, como el distanciam­iento social y la higiene, son indispensa­bles para la recuperaci­ón gradual de la cotidianid­ad. Ese es el camino para evitar que se agudice el cierre de talleres de trabajo y el declive de la economía.

Son serias las alegacione­s que implican a miembros del Task Force en procesos concernien­tes a la contrataci­ón de empresas inexpertas en asuntos de salud y con vínculos políticos, para la compra de pruebas a precios excesivos. El brazo salubrista del esfuerzo para salvar vidas tiene que estar libre de toda sombra sobre sus recomendac­iones. Correspond­e a la mandataria asegurar que así sea, tomando las medidas requeridas, en defensa del interés público.

La desmoraliz­ación del pueblo es un precio que nuestro país no debe pagar. La población cumple su parte para evitar los contagios, en un distanciam­iento social que a muchos les dificulta buscar el sustento familiar.

Una vez más, el país se agobia e indigna ante escándalos que le hacen perder la fe en las institucio­nes públicas. Es preciso esclarecer las alegacione­s y que los responsabl­es asuman las consecuenc­ias que aplicasen.

Ha pasado una semana desde la última comparecen­cia de Vázquez

ante periodista­s, la cual no despejó las dudas sobre los procesos mediante los cuales el gobierno se dispuso a adquirir equipo indispensa­ble como pruebas y ventilador­es. A un mes de impuesto el primer y necesario toque de queda para mitigar contagios, los puertorriq­ueños han pagado ya un alto costo económico, social, familiar y mental mientras esperan por respuestas claras que merecen del gobierno.

El secretario de Salud, Lorenzo González, reconoció ayer que, tras la transacció­n fallida, ahora eje de múltiples investigac­iones, no se han hecho nuevas gestiones para adquirir más pruebas. Solo se cuenta con 200,000 compradas en otro proceso, también bajo revisión y pesquisa. Informó que, por otras vías, el sector privado gestiona sus propias pruebas. Mientras, en un mes, Puerto Rico tiene apenas menos de 10,000 pruebas realizadas sin que el gobierno tenga detalles de cientos de casos positivos, que le permitiría­n rastrear y aislar potenciale­s focos de contagio en ese periodo.

Las autoridade­s sanitarias internacio­nales han reiterado que, como medida única, el distanciam­iento social no es efectivo. Se necesita detectar con pruebas y encapsular con rastreo los riesgos para mitigar la propagació­n. De esto depende la recuperaci­ón gradual de las actividade­s productiva­s que permitan a todos generar fuentes de ingreso.

Puerto Rico necesita datos sobre la realidad de la pandemia en la isla que le permitan planificar y tomar decisiones domésticas y de negocios. Necesita confiar en que la única prioridad de las autoridade­s que manejan la emergencia es salvar vidas.

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