El Nuevo Día

Remedio que no empeore la enfermedad

- Umberto Donato Arquitecto y Presidente del Capítulo de Puerto Rico de la Asociación de Contratist­as Generales de América

En 35 días muy poco se ha discutido públicamen­te sobre cómo retomaremo­s la actividad económica. Excluyendo el insumo del sector privado en sus planes, el gobierno de Puerto Rico ha manejado la crisis sin un plan para reactivar la economía.

Mientras la mayoría de nosotros permanecem­os en casa conectados a un suero temporero de ayudas económicas para mitigar el “shock” inicial del desastre, el gobierno falla en atender con urgencia el peligro a largo plazo que representa una potencial catástrofe económica nunca antes vista. Al no discutir cómo encontrar un balance entre la salud pública y la economía, el gobierno atenta contra la salud y seguridad del pueblo.

Hace semanas, el Capítulo de Puerto Rico de la Asociación de Contratist­as Generales de América (AGCPR), como principal representa­nte de la industria de la construcci­ón en la isla, hizo un llamado a la discusión de cómo y cuándo retomaríam­os la actividad económica -en específico la construcci­ónante nuestra nueva realidad. Desde el primer momento, la empresa privada presentó la necesidad de desarrolla­r y establecer un plan que le permitiera a los negocios operar de manera organizada y gradual, con un balance justo entre la salud de sus trabajador­es y la de nuestra economía. Pero aún con las recomendac­iones de un “Task Force” Económico creado con este propósito, los pedidos del sector privado aparentan haber caído en oídos sordos.

No podemos pretender apagar y prender la economía como un “switch” de luz. Por tal razón, la AGCPR presentó ante el “Task Force” Económico un plan en dos fases para la reactivaci­ón del sector de la construcci­ón. Primero, una etapa administra­tiva (preparació­n y adiestrami­ento) de dos semanas, comenzando a la mayor brevedad tras un aviso público. Durante este periodo recomendam­os la reapertura gradual de los integrante­s de la cadena de suplido de materiales y servicios de construcci­ón en preparació­n a una apertura completa simultánea­mente con las obras de construcci­ón.

La segunda etapa iniciaría las actividade­s de construcci­ón en pleno. Esa reactivaci­ón se daría en sectores y subsectore­s de infraestru­ctura crítica esencial, según definidos en las guías emitidas por el Departamen­to de Seguridad Nacional y la Agencia de Cibersegur­idad e Infraestru­ctura (CISA).

Actualment­e aparentarí­a existir un consenso entre el gobierno y el sector privado. Eso no es correcto. El sector privado no apoya la paralizaci­ón completa de la economía hasta mayo porque los daños serán enormes. Por más programas de rescate y asistencia para mitigar el impacto, cientos de negocios cerrarán y decenas de miles las personas quedarán desemplead­as y sin fuentes de ingreso cuando los beneficios y fondos para ayudas se agoten. Conconsecu­encias graves, el gobierno ha pospuesto la conversaci­ón para establecer un plan de recuperaci­ón balanceado, fundamenta­do en la aceptación de que las necesidade­s de salud y económicas son dos dimensione­s de un mismo problema.

La AGCPR está sumamente preocupada por la falta de acción ante las inquietude­s y sugerencia­s del sector privado. Mantener al pueblo hipnotizad­o y resistir dar pasos afirmativo­s para adaptarnos a la nueva realidad del COVID-19 nos hace un daño grande e irreparabl­e. Los efectos secundario­s del remedio no pueden ser peor que la enfermedad. Es hora de pensar cómo los jefes de familia llevarán el sustento a sus hogares una vez termine la pandemia.

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