Para mí, Puerto Rico es primero
Si hay una verdad que entendemos mejor al pasar de los años, es que no podemos complacer a todo el mundo. Y cuando somos figuras públicas, esa verdad es más contundente.
Desde muy joven he trabajado en posiciones que me han convertido en figura pública. He recibido felicitaciones, igual que recriminaciones por lo dicho o hecho.
Desde la cárcel federal, como oficial de información pública, recuerdo las críticas de Doña Trina, defensora de los derechos de los confinados. Se sumaron las de otros cuando me convertí en secretaria de Corrección y Rehabilitación. Como candidata a puestos electivos y como senadora por acumulación y secretaria de la Gobernación, las críticas y felicitaciones también estuvieron presentes.
Las felicitaciones en muchas ocasiones me dieron fuerza para seguir. Las críticas, algunas las descarté por entenderlas viciosas y mal intencionadas. Pero otras, tras evaluarlas, las acogí, agradecí y apliqué.
Han sido muchas las lecciones aprendidas y el crecimiento en cada una de las experiencias en mi vida profesional, pero quiero detenerme un momento en algunas de las experiencias de mi incumbencia como senadora por acumulación.
Es cierto que fui electa por el Partido Nuevo Progresista y gracias, en gran medida, a sus miembros. Una vez llegué al Senado, en muchas ocasiones apoyé medidas presentadas por el partido. Sin embargo, en muchas otras presenté medidas que, aunque entendía que eran lo mejor para Puerto Rico, no tenían el apoyo de la mayoría del PNP.
Igual fueron repetidas las ocasiones en las que rechacé apoyar medidas presentadas por miembros del PNP por entender que le hacían daño a
Puerto Rico. ¿Cómo votar a favor de una medida que pretendía limitar el derecho de la mujer a terminar su embarazo? ¿Cómo no apoyar una medida que pretendía prohibir el uso de las “terapias de conversión” en menores de edad, cuya orientación sexual pretendía ser cambiada? Fueron muchas esas ocasiones y, a pesar de las críticas que recibí, desde la banca pretendí levantar mi voz a favor del respeto a la diversidad y de la igual para todos y todas. Porque parto de la premisa de que Puerto Rico es primero.
Desde febrero de este año, he estado fungiendo como analista en varios medios de comunicación. Me honra y agradezco a los medios por la oportunidad y a ustedes por permitirme entrar a sus hogares, ya sea por televisión, podcast o columnas en periódico impreso y digital.
A pesar de que lo que digo y hago hoy continúa siendo reflejo de lo que creo, hay quienes insisten que la verdadera motivación es un interés político partidista. Insisten en que mis críticas a la gobernadora Wanda Vázquez y su administración son resultado de mi apoyo al otro candidato a la gobernación del PNP. No sé qué opinan cuando la felicito.
A ellos les digo que esa conclusión refleja desconocimiento de qué es lo que me mueve. Me mueve Puerto Rico, primero. Pero más importante que eso, a ellos les invito a que en este momento dejemos a un lado la política partidista. Sin importar ideologías, siempre levantaré mi voz para felicitar lo que esté a mi juicio bien hecho, pero igual la levantaré para criticar lo que entienda que hace mal a mi isla. En momentos en que decisiones del gobierno pueden significar salvar o perder vidas, lo importante es una administración pública responsable y que ponga a Puerto Rico primero.
Pero, acepto que mi opinión puede estar equivocada, pues algo que también se aprende con los años es que nadie es dueño de la verdad.
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En momentos en que decisiones del gobierno pueden significar salvar o perder vidas, lo importante es una administración pública responsable y que ponga a Puerto Rico primero”