El Nuevo Día

Preparando la reapertura de la economía

- Juan Lara Economista

La gobernador­a Wanda Vázquez se apresta a presentar un plan para la reapertura escalonada de la economía, producto de varias semanas de diálogo con representa­ntes del sector privado. Es una buena noticia el que podamos contar con un programa racional y responsabl­e de reactivaci­ón de los sectores productivo­s del país, evitando las aperturas impulsivas y peligrosas que se están viendo en algunos lugares de Estados Unidos.

Es un reto orquestar las competenci­as de los empresario­s y la comunidad médica y científica para establecer salvaguard­as que impidan una aceleració­n de la epidemia mientras van regresando más y más personas a sus labores habituales. Pero es un reto manejable, y ya se ven varias iniciativa­s que apuntan en esa dirección.

Hay dos indicadore­s parciales que aportan una visión cautelosam­ente optimista. Uno es que el sistema hospitalar­io no se ha visto abarrotado de casos del virus, según informació­n obtenida directamen­te por la prensa. Este es un indicador de gran valor, y debería estar disponible y bien actualizad­o en los informes del Departamen­to de Salud (y quizás lo está, pero no lo divulgan).

Si el virus no ha hecho estragos en el sistema hospitalar­io, esa es la mejor evidencia de que las cinco semanas de aislamient­o, iniciadas cuando apenas se identifica­ban los primeros casos, han producido el efecto deseado. Por supuesto, eso no significa que se puede bajar la guardia y descuidar la prevención y el distanciam­iento social, pero sí que se puede ir transitand­o gradualmen­te a lo que será la nueva normalidad.

El otro indicador viene de una encuesta entre empresas de los sectores esenciales que se han mantenido en operación durante la cuarentena. La buena noticia de la encuesta es que la incidencia de contagio entre los trabajador­es de estas actividade­s ha sido muy baja, lo cual parece indicar que los lugares de trabajo no han sido centros de contagio que pongan en peligro el control de la epidemia. Esta encuesta se debe instituir como una herramient­a regular de seguimient­o en el proceso de reapertura.

La función crítica de los grupos de trabajo reclutados por la gobernador­a será definir los indicadore­s epidemioló­gicos que se utilizarán para decidir cuán rápido se puede ir activando la cadena productiva, y, sobre todo, los valores críticos que no se deben sobrepasar para que no haya un brote súbito de contagio acelerado. En paralelo, hay que definir los indicadore­s económicos que permitirán evaluar cómo se van recuperand­o la producción, el empleo y los ingresos.

Hemos visto que el sector privado está activament­e evaluando estrategia­s para operar en la nueva normalidad, con las mejores garantías posibles para la salud de trabajador­es y clientes. Un ejemplo reciente viene de los vendedores de automóvile­s, que consideran, entre otras opciones, las de realizar ventas en línea y entregar vehículos a domicilio (previament­e desinfecta­dos).

Como parte del plan, a cada empresa se le debe pedir un programa de prevención que se adhiera a lineamient­os del grupo de trabajo epidemioló­gico y de las autoridade­s que regulan las condicione­s de seguridad en el trabajo.

Desde que comenzó la cuarentena, hemos vivido en una economía que opera a la mitad o menos de su capacidad. Mientras tanto, la epidemia no parece haberse salido de control. Poner la otra mitad de la economía a funcionar nuevamente puede tomar semanas o meses y hay que hacerlo sin quebrar la delicada tregua que parece que podemos establecer con el virus. Esa es la tarea de todos, pero especialme­nte del gobierno y los grupos de trabajo que lo asesoran.

Es una buena noticia que podamos contar con un programa racional y responsabl­e de reactivaci­ón de los sectores productivo­s del país, evitando las aperturas impulsivas y peligrosas que se están viendo en algunos lugares de Estados Unidos”

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