Hay que abrir la economía de manera planificada
“Necesitamos, para empezar, un sistema de información confiable y actualizado que muestre nuestra realidad con claridad”
La crisis de salud que implica el coronavirus está acompañada por una crisis económica. Para cientos de miles de empleados privados o por cuenta propia, el último cheque fue el 15 de marzo. Los ahorros ya se fueron. Los $500 de ayuda inicial duraron muy poco. La asistencia del desempleo local, una minucia, apenas ha llegado. Las ayudas federales no se acaban de concretar.
El “call center” del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos no da abasto para las solicitudes. A la vez, miles de patronos enfrentan la posibilidad de perder sus negocios. El sector que más empleos genera y que sostiene nuestra economía está en precario, muchos a punto de quebrar y con la posibilidad real de no poder volver a levantarse. Los préstamos de Small Business Administration se agotaron. Para muchos la única probabilidad de volverse a levantar implica abandonar su tierra y su familia, con lo doloroso que eso pueda ser.
Eso hace prioritario hablar de la necesidad de abrir las empresas y estimular la economía. Lo más desesperante es que no haya un “plan” del gobierno para reactivar la economía. Si existe, no lo han publicado.
Hay que abrir. Pero hay que abrir de manera planificada tomando en consideración la protección de la vida y salud del pueblo en general, y de las poblaciones en alto riesgo, en particular.
Hay que abrir, de manera paulatina y controlada. Pudiéramos empezar a abrir en dos a tres semanas si tenemos unas condiciones presentes. Si no lo hacemos correctamente, nos puede pasar como a Singapur. De 250 contagiados de finales de enero a mediados de marzo, en cuatro semanas subieron a más de ocho mil. Si nos apresuramos de manera imprudente pudiésemos tener que enfrentar muchos más contagiados y muertes, y el colapso de nuestro sistema de salud.
Necesitamos, para empezar, un sistema de información confiable y actualizado que muestre nuestra realidad con claridad. Necesitamos hacerle pruebas a los que tienen síntomas, al personal de salud y de seguridad. Hay que rastrear los contactos de los contagiados. Hay que hacer pruebas a un grupo representativo de la población, particularmente a los grupos de alto riesgo.
Hay que proveer equipo de protección personal a aquellos en alto riesgo de contagio. Hay que asegurarse de que la infraestructura hospitalaria tenga la capacidad para enfrentar esta epidemia. Hay que controlar los que entran por el aeropuerto y establecerles una cuarentena efectiva. Hay que sentarse con representantes de los diferentes sectores empresariales para crear un protocolo para una apertura paulatina y controlada. Mientras tanto, tenemos $9 mil millones en caja que eran para el pago de la deuda, para apoyar al sector de la salud, a patronos y a empleados para que puedan esperar con tranquilidad en sus hogares mientras garantizamos salud, seguridad y sostenibilidad económica.
Nos podemos volver a levantar. Hay que abrir... pero cada vida importa.