DHA y su impacto en el neurodesarrollo en los primeros años de vida
HACE MILLONES DE AÑOS, el ser humano se transformó a través de un proceso evolutivo del crecimiento cerebral llamado “encefalización”, que ocurrió desde los homínidos primitivos hasta el Homo
sapiens sapiens actual. En aproximadamente 2 a 3 millones de años, se ha producido un crecimiento del volumen cerebral que nos ha permitido adquirir nuevas habilidades cognitivas, de comunicación, de movimiento y de adaptación al medio. Existen diversas teorías y evidencias actuales que sustentan que el DHA (ácido docosahexaenoico omega 3) tuvo un papel fundamental en la evolución del cerebro humano. Se cree que durante la evolución, nuestros ancestros incorporaron a su dieta alimentos provenientes del mar como algas y peces, ricos en DHA que poco a poco formaron parte estructural y funcional del cerebro humano y le ayudaron a adquirir habilidades distintas a otras especies.
Sabemos que el cerebro humano crece de una manera muy compleja y existen muchos factores que pueden afectar su desarrollo como la nutrición y la estimulación. El período crítico para que se lleve a cabo un crecimiento y desarrollo cerebral adecuado es durante los primeros cinco años de vida, que es cuando más crece nuestro cerebro.
Algunas grasas son producidas por nuestro organismo, pero existen otras que no las podemos sintetizar y que debemos consumirlas en las dietas, como los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, por eso se les ha llamado ácidos grasos esenciales. Uno de los más importantes es el DHA (ácido docosahexaenoico) o también llamado omega 3. El DHA se encuentra en altas concentraciones en el sistema nervioso. La participación de los ácidos grasos omega 3 (DHA o ácido docosahexaenoico) en el desarrollo humano empieza desde el embarazo. Una gran cantidad de DHA va al feto para la formación de su cerebro, principalmente desde el tercer trimestre del embarazo y continúa durante los cinco primeros años de vida. Se dice que el DHA es un neuronutriente ya que se deposita principalmente en zonas muy importantes del cerebro para la visión, la atención y el aprendizaje, lo que contribuye a que las señales nerviosas sean más eficientes. Diversos estudios han comprobado que el consumo de DHA en la dieta es esencial para el desarrollo infantil, ya que contribuye al desarrollo cognitivo y visual de los niños. La autora es pediatra.