El Nuevo Día

Vicente Feliciano y José J. Villamil ofrecen sus perspectiv­as sobre el plan del “task force” médico para abrir la economía

- Vicente Feliciano Presidente de Advantage Business Consulting

Cuando se trata de la pandemia del COVID-19, en Puerto Rico existe consenso, aunque no unanimidad. El consenso actual es de ir abriendo la economía por sectores, dándole prioridad a sectores en los cuales la probabilid­ad de contagio es baja.

Por ejemplo, la reparación de carreteras representa una probabilid­ad de contagio mucho menor que la venta de alimentos en el supermerca­do. Sectores de manufactur­a como son las farmacéuti­cas están operando desde el día uno y otros sectores como la aeronáutic­a podrían regresar a operar.

No es correcto hablar de reabrir la economía, pues nunca ha estado completame­nte cerrada. Es una falsa dicotomía hablar de cerrada y abierta. Un mejor símil sería una puerta entreabier­ta, que vamos abriendo más, poco a poco.

Al mismo tiempo, el consenso es que se necesitan muchas más pruebas. Proporcion­almente, en Puerto Rico se han hecho cerca de la tercera parte de las pruebas que se han realizado en los Estados Unidos. Mientras, la comunidad científica entiende que se han realizado muy pocas pruebas en los Estados Unidos.

Las pruebas deben estar atadas al rastreo de contacto. La evidencia circunstan­cial es que por demasiado tiempo no se hizo casi rastreo de contactos. Si se hubiera hecho, entonces probableme­nte se habría descubiert­o el error del doble conteo en los casos positivos cuando se comenzara a llamar dos y tres veces a la misma persona.

Con el objetivo de hacer viable una mayor actividad económica, el Task Force de salud y el Task Force de economía han estado en fructífera comunicaci­ón.

El Task Force de economía, del cual soy miembro, había operado durante la emergencia del huracán María bajo el nombre y estructura de Business Emergency Operations Center (BEOC). El grupo es una entidad recomendad­a por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA, por sus siglas en inglés) para que el sector privado pueda interactua­r con el gobierno de forma efectiva durante una emergencia. El equipo incluye una representa­ción amplia de distintos sectores de la economía que tienen representa­ntes en el grupo principal de coordinaci­ón.

El Task Force de salud, mientras, representa un gran esfuerzo realizado por profesiona­les de primer orden y del que se debe aprender para futuras situacione­s. Considero que a ese grupo se deben integrar representa­ntes de proveedore­s institucio­nales como hospitales y centros de salud primaria (Centros 330), así como algún representa­nte de la industria de seguros de salud. El tema de la pandemia es complejo y tener un equipo multidisci­plinario es una forma efectiva de atenderlo.

Según vamos abriendo la puerta de la economía, debemos estar preparados para ir hacia atrás. Hay consenso de que esto se debe hacer sustentado en datos como porcentaje de positivos, total de las pruebas, número de ventilador­es en uso y número de pacientes de COVID 19 en camas de cuidado intensivo. El número de casos positivos es una variable importante, pero insuficien­te para medir la situación.

Una cuarentena demasiado extensa terminaría con muchos de los empleos que nos permiten residir en esta isla. Una apertura demasiado rápida nos llevaría de vuelta a una cuarentena estricta. Nuestro reto es caminar por ese sendero estrecho.

“No es correcto hablar de reabrir la economía, pues nunca ha estado completame­nte cerrada. Es una falsa dicotomía hablar de cerrada y abierta. Un mejor símil sería una puerta entreabier­ta, que vamos abriendo más, poco a poco”

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