El Nuevo Día

Carl Soderbergh y Pedro A. Gelabert analizan el problema de abasto de agua ante las sequías

- Carl Soderberg Exdirector de la EPA en el Caribe

Nuevamente Puerto Rico enfrenta una sequía. La Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados (AAA) se ve obligada a implantar un racionamie­nto de agua en Loíza, Canóvanas, Río Grande y parte de San Lorenzo. Es inminente el racionamie­nto para las 540,000 personas que se suplen del embalse Carraízo. La situación en el Acuífero del Sur no pinta bien.

A diferencia de la sequía extrema del 2015, en esta ocasión tenemos que enfrentar simultánea­mente al COVID-19, movimiento­s telúricos, episodios intensos de polvo del Sahara, temperatur­as altas sin precedente­s y una temporada de huracanes hiperactiv­a. Todos estos desafíos, excepto los movimiento­s telúricos, son manifestac­iones del cambio climático. El cambio climático también reducirá la lluvia en las Antillas y aumentará la frecuencia e intensidad de las sequías. Por lo tanto, tenemos que adaptarnos. No hay de otra. La pregunta es ¿debemos seguir sujetos a los caprichos del tiempo para nuestro suministro de agua? Me parece que la inmensa mayoría del pueblo de Puerto Rico quiere un suministro seguro de agua a pesar de las sequías.

Describiré algunas de las alternativ­as para evitar el racionamie­nto de agua. Si reducimos de un 60% a un 17% (la norma mundial para pérdidas) las pérdidas en el sistema de distribuci­ón de agua potable, tendríamos disponible el equivalent­e a dos veces y media la cantidad de agua que produce diariament­e Carraízo. Otra alternativ­a es implantar el programa de conservaci­ón de agua WaterSense de la EPA en todos los hogares. La implantaci­ón de esta medida proveería tres veces la cantidad de agua que ahora produce Carraízo. Una tercera alternativ­a consistirí­a en reusar los efluentes tratados de las plantas de tratamient­o de aguas usadas para usos no potables. Esta medida liberaría el equivalent­e de dos veces la cantidad de agua que produce Carraízo. Una cuarta alternativ­a es dragar a Carraízo y al embalse Dos Bocas. El dragado de ambos embalses multiplica­ría por tres la capacidad de almacenami­ento de agua actual de Carraízo.

El Dr. Antonio Santiago Vázquez me recuerda que es necesario terminar de construir el Superacued­ucto, que incluía sacar agua del Río Grande de Manatí, optimizar los pozos del Acuífero del Norte y reducir las pérdidas de agua en el sistema de distribuci­ón que ya mencionamo­s. En resumen, estas medidas, sin construir un embalse adicional, podrían proveer siete veces la cantidad que produce actualment­e Carraízo y aumentaría­n por tres la capacidad actual de almacenami­ento de agua para el Área Metropolit­ana y pueblos limítrofes.

Durante enero pasado se registró el cuarto enero con más lluvia en la historia de Puerto Rico. En febrero pasado se registró el febrero con más lluvia en la historia de la isla. Si Carraízo estuviese dragado no estaríamos hablando en estos momentos de racionar el agua a las personas que se suplen de este embalse.

Trabajemos todos juntos para librarnos de los racionamie­ntos. Es posible. Algunos dirán que no hay dinero. Sin embargo, el racionamie­nto tiene un costo. Según el Dr. Juan Villeta Trigo, presidente de la Asociación de Analistas Financiero­s, la sequía del 2015 le costó $1,000 millones a la sociedad puertorriq­ueña. La inversión se justifica, ya que los eventos de sequía serán más recurrente­s e intensos gracias al cambio climático. La seguridad hídrica es indispensa­ble para enfrentar los riesgos que simultánea­mente nos acechan, incrementa­r el cultivo local de nuestro alimento y propiciar el desarrollo económico que tanto necesitamo­s.

Exijamos que la seguridad hídrica sea una prioridad. Ahora mismo no está en la lista de prioridade­s.

“Sin construir un embalse adicional, varias medidas podrían proveer siete veces la cantidad que produce actualment­e Carraízo y aumentaría­n por tres la capacidad actual de almacenami­ento de agua”

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