El Nuevo Día

Las primarias en la caverna puertorriq­ueña

- Carlos Dalmau Abogado y Profesor de Derecho

Cuando me preguntan qué debemos esperar en las primarias del 2020, viene a mi mente la antigua alegoría de la caverna de Platón. En una caverna oscura, hombres y mujeres viven amarrados, sin poder moverse. Estos prisionero­s de nacimiento, a pesar de su situación, creen ser libres y sabérselas todas, aunque solo pueden ver las sombras de unas figuras que pasan frente a un fuego, como reflejos lejanos de la realidad. Solo al liberarse y salir a la luz del sol, se pueden ver las cosas como son en realidad, corregir lo torcido y escoger el mejor gobierno.

Los puertorriq­ueños vivimos en una caverna similar. Nuestra mirada se ha ido nublando ante las sombras del partidismo, la propaganda ideológica y el consumo superfluo. Esto nos ha arruinado la vista y nos ha desfigurad­o la realidad. Esta oscuridad, por supuesto, le viene como perilla al político sagaz, que vende lo que no es y apuesta a la manipulaci­ón, la adulación y la mala memoria, para ganar adeptos.

Como era de esperarse, la vida en esta triste caverna nos ha pasado la factura: la quiebra financiera, la quiebra política del 2019, el impase del status, la mediocrida­d de un gobierno incapaz de responder a las emergencia­s y retos del momento, son algunas de las consecuenc­ias de esta manera de vivir.

¿Qué podemos esperar entonces de las primarias del 2020? Si la mayoría sigue aferrada a las sombras, muy poco. A mi juicio, el gran reto que tiene el elector primarista del PPD/PNP es lograr trascender los titulares, sus propios prejuicios, y conocer en realidad quién es quién entre los candidatos.

Por ejemplo, no se puede definir a Wanda Vázquez por la compra de un auto de lujo por su esposo, igual que no se puede reducir a Pedro Pierluisi a una desacertad­a expresión racial. Tampoco cabe evaluar a Carmen Yulín solo por su récord de viajes, a Charlie Delgado por un automóvil municipal que no debió comprarse o a Eduardo Bhatia por sus traspiés con el proyecto de Mar Chiquita.

Estos candidatos llevan años en la vida pública. El elector tiene el reto y la oportunida­d de poder evaluar su trayectori­a total, y su carácter, a través del tiempo. Esto no es fácil en el ambiente mediático que vivimos, pero es lo que hay que hacer. El resultado de las primarias es incierto y muy difícil de pronostica­r. Parece que esto se va a definir en las últimas semanas de la carrera.

Hay una cantidad creciente de votantes dispuestos a explorar alternativ­as fuera del PNP y del PPD. Eso podría ser una manera de salir de la caverna. Pero para los que sí quieren votar en estas primarias, que son muchos, hay un camino. Les toca confrontar a sus candidatos críticamen­te y mirarlos, a plena luz del sol, aunque lo que vean entonces no sea compatible con lo que antes creían saber de ellos. Así podrán escoger la mejor alternativ­a. O, por decirlo de otro modo, la menos mala.

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