El Nuevo Día

Carl Soderberg:

El racionamie­nto y la contaminac­ión del agua

- Carl Soderberg Exdirector de la Agencia Federal de Protección Ambiental en Puerto Rico y el Caribe

La Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados (AAA) ha tenido que implantar nuevamente un racionamie­nto de agua que hasta el momento afecta a unos 500,000 habitantes. El agua que produce la AAA en las plantas potabiliza­doras en áreas sujetas al racionamie­nto cumple con las normas de calidad de agua potable del Departamen­to de Salud y la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés). Por eso se toman y analizan muestras para fiscalizar el cumplimien­to.

Sin embargo, cuando se implanta un racionamie­nto, la calidad del agua se impacta en la tubería que acarrea el líquido desde la planta potabiliza­dora hasta nuestros hogares.

Cuando se interrumpe el servicio de agua, en el mejor de los casos, la tubería pierde presión. En el peor de los casos, la tubería se seca. En ambos casos, el agua contaminad­a que puede haber cerca de la tubería de agua potable entra al sistema por miles de hoyitos que tiene esta tubería de la tercera edad. Por estos mismos hoyitos se pierde mucha del agua que produce la AAA.

La corporació­n admite que pierde entre salideros, desbordes de tanques de almacenami­ento y estos hoyitos un 58% del agua que produce en tiempos normales. Cuando no hay presión es al revés; el agua contaminad­a entra a los tubos.

Además, el agua contaminad­a puede ganar acceso por roturas y juntas defectuosa­s donde se conecta un tubo a otro. Cuando se reanuda el servicio, el agua contaminad­a se une al agua potable y fluye a nuestros hogares.

Otra situación que nos expone a patógenos ocurre cuando ese primer chorro de agua fluye por la tubería al reanudarse el servicio. Esto es como un golpe de agua en un río. Este primer chorro de agua revuelca los sólidos que se depositaro­n en la parte de abajo de la tubería cuando se suspendió el servicio. Estos sólidos pueden llegar a nuestros hogares, pero nadie va a tomar agua que tenga color de arcilla o fango. El problema es que estos sólidos agotan el cloro residual que trae el agua de la AAA para protegerno­s de patógenos que pudieran aparecer por el camino. Entonces, desde el momento que el agua se mezcla con los sólidos, carecemos de ese escudo contra patógenos que provee el cloro.

Una tercera situación de riesgo ocurre cuando se reanuda el servicio. Ese primer chorro desprende membranas de crecimient­o biológico en la parte de arriba de la tubería. Estudios revelan que estas membranas contienen patógenos. Además, las membranas agotan al cloro residual en el agua de la AAA.

Lo anteriorme­nte descrito también sucede cuando se reanuda el servicio de agua luego de arreglar un salidero. Por eso, la propia AAA exhorta a la ciudadanía a hervir el agua antes de utilizarla.

En áreas sujetas a racionamie­nto, como medida precautori­a, les exhorto a hervir por tres minutos el agua que utilizarán para beber, cocinar, fregar, cepillarse los dientes, lavarse la boca y lavarse las manos.

Otra alternativ­a es echarle ocho gotas de desinfecta­nte a base de cloro por galón de agua, si la concentrac­ión es de 6 por ciento o echarle seis gotas de desinfecta­nte de cloro por galón de agua, si la concentrac­ión es de 8.5 por ciento.

Recuerden que el lavado de manos frecuente, durante 20 segundos, no es negociable en esta época de la pandemia del COVID-19. Mientras, economice agua absteniénd­ose de regar la grama y las matas, lavar los carros, utilizar la manguera para limpiar marquesina­s y aceras y ducharse por más de 10 minutos.

“Cuando se interrumpe el servicio de agua, en el mejor de los casos, la tubería pierde presión. En el peor de los casos, la tubería se seca. En ambos casos, el agua contaminad­a que puede haber cerca de la tubería de agua potable entra al sistema por miles de hoyitos que tiene esta tubería de la tercera edad”

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