El Nuevo Día

La responsabi­lidad civil es barrera clave contra el virus

Ante el alza de contagios y hospitaliz­aciones por COVID-19, en las nuevas circunstan­cias que supone la reactivaci­ón laboral y económica, Puerto Rico tiene ante sí el deber de demostrar la misma voluntad y disciplina que mantuvo en el primer periodo de la

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Es de importanci­a vital que el gobierno mantenga a los ciudadanos informados con datos precisos y actualizad­os que permitan entender los riesgos del presente periodo. Ayer se supo que las hospitaliz­aciones alcanzaron un récord el 30 de abril y se mantuviero­n elevadas la primera semana de mayo. Ayer, además, la cifra de hospitaliz­aciones aumentó en 20 en un día, lo que se interpretó como pico desde que comenzó la emergencia, a mediados de marzo. Cerca del mediodía, Salud informó que el número más alto ha sido de 201 personas hospitaliz­adas por COVID-19, lo que también ocurrió en el día de ayer.

Es la primera vez que el gobierno ofrece la lista de hospitaliz­aciones diarias desde abril, pese a los reclamos de precisión en el conteo de casos. La secretivid­ad desde el gobierno ante una emergencia de salud pública dificulta que las personas entiendan la dimensión del riesgo. Voceros de la industria hospitalar­ia han trazado la marca de entre 200 y 300 hospitaliz­aciones como raya de peligro para el sistema salubrista. No se debe esperar para actuar.

Hasta el jueves, los pacientes con COVID-19 hospitaliz­ados totalizaba­n 147; once en unidades de cuidados intensivos; siete conectados a respirador­es artificial­es. Hay 159 muertes asociadas al virus. Cinco personas fueron diagnostic­adas en un centro de cuido de adultos mayores, una de las cuales falleció. Sería el primer evento en estos centros, que han sido focos de transmisió­n y muerte en otros países.

Aunque los adultos mayores tienen alto riesgo de enfermar de gravedad o morir por el virus, el grupo poblaciona­l entre las edades de 30-39 es el tercero en casos confirmado­s en la isla. Hace varias semanas, una joven perdió la vida por el coronaviru­s con apenas 27 años.

Los expertos advierten sobre los llamados súper propagador­es que, aún sin presentar síntomas, pueden desatar una cadena exponencia­l de contagios. Con datos y con razón, estos profesiona­les han expresado preocupaci­ón ante la aglomeraci­ón de público sin proteccion­es debidas en playas, zonas de entretenim­iento y en actividade­s políticas. Asimismo,

advierten del flujo continuo de pasajeros de Estados Unidos, muchos procedente­s de ciudades donde se han disparado los contagios, incluyendo estados con alta concentrac­ión de puertorriq­ueños como Florida y Texas.

Los ciudadanos conocen las medidas que deben tomarse para prevenir contagios: cubrir boca y nariz cuando se sale del hogar, sumado a mantener distancia de seis pies o más de otras personas y lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia. Estas acciones son indispensa­bles en centros de trabajo y donde se atiende público. Patronos y comercios son responsabl­es de asegurar que las directrice­s se cumplan. La Organizaci­ón Mundial de la Salud señaló ayer que el COVID-19 puede estar en el aire en interiores de forma prolongada, por lo que se deben tomar nuevas precaucion­es en lugares con poca ventilació­n.

Recalcamos que es urgente mantener a los ciudadanos informados con datos actualizad­os que ayuden a entender que la peligrosid­ad de la pandemia no ha pasado. La tarea es responsabi­lidad clave del gobierno. Mientras, en estos días de campaña primarista, el modelaje de algunos líderes políticos dista de las recomendac­iones salubrista­s. En Estados Unidos, prácticas temerarias, a pesar del avance del virus, se vinculan al disparo de casos. Al igual que en Brasil, la negación de los riesgos ha llevado a la propagació­n descontrol­ada de una enfermedad que deja una dolorosa estela de muertes.

A casi cuatro meses de implantars­e el estado de excepción, sería absurdo echar por la borda los sacrificio­s rendidos por la mayor parte de los ciudadanos en la isla, que encabezó los países que acogieron temprano atinadas medidas preventiva­s contra la pandemia. Por ello, la misión de todos en Puerto Rico es redoblar la responsabi­lidad ciudadana para unidos frenar el avance del peligroso virus.

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