El Nuevo Día

Paraíso musical irrepetibl­e

El director y arreglista Quique Talavera publica la crónica “Metamorfos­is musical de Puerto Rico, de 1959 al presente”

- ILEANA DELGADO CASTRO ileana.delgado@gfrmedia.com

Vivió en primera persona la época dorada de la música en Puerto Rico. Años en los que existía una unión de músicos adscrita a la Federación de Músicos de Estados Unidos y la profesión estaba regulada por convenios colectivos, tanto en los hoteles como en los clubes nocturnos y la radio.

Décadas -desde mediados del siglo pasadoen las que llegaban a la isla cantantes de calibre mundial y los músicos del patio tocaban seis días a la semana durante todo el año.

Fue esa la época que le tocó vivir al reconocido director musical y arreglista Enrique “Quique” Talavera, quien asegura que Puerto Rico “era un paraíso laboral”. “Los músicos eran asalariado­s con todos los beneficios”, agrega con nostalgia el veterano músico, quien acaba de publicar el libro “Metamorfos­is musical de Puerto Rico, de 1959 al presente”, una amena crónica donde describe la evolución de esta industria hasta nuestros días a través de un texto sencillo para poner en contexto las 400 fotografía­s que contiene el libro.

“Estuve 24 años como director musical del show de Chucho Avellanet y todas las semanas nos reuníamos y hablábamos de eso (la época musical pasada) y siempre me decían que tenía que sacar un libro”, comenta el músico sobre la razón del proyecto al que le fue dando forma durante los últimos diez años.

“Yo soy un fanático de colecciona­r fotos. Pero también visitaba a algunos amigos músicos de una generación mayor a la mía que tenían fotografía­s de esa época y llevaba un ‘scanner’ y una ‘laptop’ para escanearla­s. De hecho, en el libro le doy cré

dito a ellos”, explica el músico de 71 años, quien por los últimos cinco meses se encargó de toda la producción de su libro.

Precisamen­te, afirma entusiasma­do que hace poco más de un mes se comenzó a vender a través de Amazon y pronto estará disponible en megatienda­s de la isla, así como en Walgreens y CVS, entre otros establecim­ientos. Cabe resaltar que también acaba de lanzar el CD “Quique Talavera y sus amigos”, con música de 27 invitados, con 11 canciones y tres popurríes.

CAPITAL DEL ENTRETENIM­IENTO

Según explica Talavera, su libro comienza en 1959 porque hubo un evento que cambió el panorama del mundo del entretenim­iento en el Caribe: el año en que triunfó la revolución cubana.

“La Habana era el centro del entretenim­iento en el Caribe hasta ese momento. Y ya aquí había algunos hoteles, entre ellos, el Caribe Hilton, Condado Beach, que ahora es Vanderbilt, La Concha acababa de abrir y el Hotel San Juan. Pero la isla todavía no era un destino turístico número uno, eso sucede a partir de la revolución cubana después de los años 60 con la construcci­ón de otros hoteles”, explica Talavera, quien destaca que está década marcó el inicio del boom musical que se vivió en la isla.

Fue, además, la época en la que, siendo todavía un niño, Talavera se enamoró de la música cuando lo llevaron al Radio Teatro de la emisora WKAQ, en Miramar, donde tocaba la orquesta de Ismael Rivera y Rafael Cortijo. “Vi a Ismael bailando y a todos los músicos con uniformes, como si fuera televisión. Pero era por el respeto que le tenían al público, hacían un espectácul­o audiovisua­l que me cautivó”.

De hecho, cuenta que “por ahí empecé a alborotar con unos tambores de juguete”, aunque fue la batería y los timbales los instrument­os que primero tocó profesiona­lmente, al igual que el piano. Hasta que, en 1968, comenzó en el circuito hotelero junto con el organista Mickey Juarbe. Además de acompañar a artistas a festivales musicales y en giras por diferentes países.

“Trabajé con Sophy, Carmita Jiménez, Flor de Loto, y en el 1978 vino José Luis Rodríguez a hacer la novela ‘Cristina Bazán’ y me llamó para que fuera su director musical y arreglista. Con él estuve hasta noviembre del 81 y viajamos todo el hemisferio occidental, desde Argentina hasta California”, rememora el director musical, quien en 1972 organizó su propia orquesta.

Talavera también se ha distinguid­o como arreglista y director musical para presentaci­ones personales y para más de 45 discos de larga duración para artistas como

Ednita Nazario, Iris Chacón, Raúl Vale, Cheo Feliciano, Rafael José, Charytín, Tony Croatto, Blanca Rosa Gil, Yolandita Monge, Chucho Avellanet, Julio Ángel, Gilberto Monroig, Pijuán, Lucecita, Basilio, Flor de Loto, José Luis Rodríguez, Armando Manzanero, Wilkins y Black Guayaba entre muchos otros. Además de ser el compositor y arreglista de reconocido­s jingles comerciale­s.

DIRECTOR MUSICAL Y ARREGLISTA

Su rol como director musical y arreglista, desempeñad­o por más de tres décadas, dice le ha traído muchas satisfacci­ones.

Precisamen­te, el músico cree que la personalid­ad de una agrupación o una orquesta se la da el director musical y el arreglista. “Siempre me interesó aprender a arreglar para crear mi propia sonoridad”, afirma Talavera, aunque señala que hay directores de orquesta que no son arreglista­s, pero también han tenido éxito.

Menciona a Roberto Roena, Tommy Olivencia y Willy Rosario, pero destaca que ellos se han rodeado de arreglista­s de primer orden “y tienen la visión de saber qué tipo de composició­n, qué tipo de canción y que tipo de vocalista va a ser del agrado del público”.

En términos de la música que le gusta, Talavera dice que escucha todo tipo de género y está al tanto de todo lo que sucede en el escenario musical, tanto en la isla como internacio­nalmente. Pero se decanta por los intérprete­s del cancionero norteameri­cano. Entre ellos, menciona a Tony Bennett, Barbra Streisand, Frank Sinatra y “toda esa gente que marcaron una época”. “La nueva generación de cantantes no hace ese estilo de interpreta­ción. Pero, por ejemplo, estoy pendiente de lo que hace Gwen Stefani o Madonna y de todo lo nuevo que pasa en el mercado. Me gustan los artistas latinos y escucho música de tríos, jazz, música cubana y salsa”, afirma el músico, quien se mantiene trabajando todo el año con su orquesta, excepto ahora debido a la pandemia.

Y sobre el género urbano y sus exponentes opina: “Podemos decir que el género urbano es nuestro, aunque es una influencia del hip hop, pero los mayores exponentes son de Puerto Rico, como Daddy Yankee y Bad Bunny. Ellos tienen el poder de convocator­ia más grande que haya existido en la industria. Ni Sinatra, ni los Beatles o Elvis Presley en su época tuvieron el poder de convocator­ia que tienen los artistas del género urbano. El gusto de la gente cambió. Alguna gente puede catalogar algunas de sus expresione­s como vulgares, pero ellos le dan al público lo que el público quiere escuchar”.

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Quique Talavera se mantiene activo al frente de su propia orquesta, en espera de que la pandemia le permita volver a presentars­e. Martes
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Portada del libro.

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