El Nuevo Día

Gobierno de Trump evalúa próximo paso

La decisión de un juez federal acerca a la isla al acceso a programas como el SSI y el SNAP

- JOSÉ A. DELGADO jdelgado@elnuevodia.com Twitter: @JoseADelga­doEND

WASHINGTON.- El gobierno de Donald

Trump tendría, por lo menos, 60 días para decidir si apela la decisión de un juez que ordenó dar acceso a los residentes en Puerto Rico a tres programas federales de bienestar social, con un impacto en la isla de más de $2,500 millones anuales.

El juez William Young, asignado al Tribunal Federal de San Juan, determinó que es inconstitu­cional –por violar la igual protección de las leyes– negar el acceso de los residentes en la isla a los programas del Seguro de Ingreso Suplementa­rio (SSI), Asistencia Nutriciona­l Suplementa­ria (SNAP) y al subsidio para personas de escasos recursos (LIS) para adquirir medicament­os recetados través de la parte D de Medicare.

La decisión de Young en el caso Peña Martínez versus Departamen­to de Salud federal ocurre en momentos en que el Departamen­to de Justicia de EE.UU. tiene pendiente si acude con un recurso de certiorari al Tribunal Supremo de Estados Unidos para que revise el caso de José Luis Vaello Madero, en el que el Primer Circuito de Apelacione­s federal declaró inconstitu­cional la exclusión de los residentes en Puerto Rico del programa SSI, que puede tener un impacto de cerca de $1,800 millones anuales en la isla.

Tras lograr una extensión de dos meses debido a la pandemia, el Departamen­to de Justicia federal tiene hasta el 7 de septiembre para decidir si apela la decisión del Primer Circuito en Vaello Madero.

Ahora, se enfrentará también a la decisión del juez Young –quien tiene su curul en el Tribunal Federal del distrito de Massachuse­tts, en Boston–, que ordena dar acceso inmediato a los programas SNAP, SSI y LIS a los nueve demandante­s del caso Peña Martínez.

Aunque no se trató de una acción de clase, Young emitió un mandato para que la decisión aplique a todos los residentes en Puerto Rico en 60 días. Para entonces, Justicia federal habrá determinad­o el próximo paso en el caso Vaello Madero.

Ese plazo empieza a contar cuando el juez publique la decisión en el expediente del caso, indicó John Mudd, quien es el abogado de otra demanda ante el juez federal Gustavo Gelpí en la que se denuncia el trato desigual a Puerto Rico, en comparació­n con los estados, en programas de salud, como Medicaid y Medicare.

Mudd destacó el conflicto que considera representa para el gobierno de Trump –cerca de las elecciones y con Florida como uno de los estados claves– tener que argumentar ante el Tribunal Supremo o el Primer Circuito que Estados Unidos “puede discrimina­r todo lo que le dé la gana” con los residentes de Puerto Rico.

Una posibilida­d es que el gobierno federal quiera lograr un freno en la implantaci­ón del caso Peña Martínez.

“El impacto del caso Peña Martínez es casi equivalent­e a una acción de clase”, sostuvo el constituci­onalista Carlos Ramos González, profesor de la Facultad de Derecho de la Universida­d Interameri­cana, quien recordó que la comisionad­a residente en Washington D.C., Jenniffer González –quien respalda a Trump– ha pedido al Departamen­to de Justicia federal no solicitar al Tribunal Supremo de EE.UU. la revisión del caso Vaello Madero.

Para el abogado Rolando Emmanuelli, quien ha llevado casos de sindicatos que impugnan la ley Promesa, estos casos son un nuevo recordator­io al gobierno federal del problema de la relación colonial con Puerto Rico.

Al defenderse en el caso de Peña Martínez, que tiene nueve demandante­s –incluida una familia de tres–, el gobierno federal insistió en que los residentes en Puerto Rico no deben tener acceso a esos programas por generalmen­te no pagar contribuci­ones federales sobre ingresos, el costo para el Tesoro y poder causar una ruptura en la economía puertorriq­ueña.

Pero, como hiciera el Primer Circuito en el caso de Vaello Madero, Young sostuvo que el argumento de que los residentes en la isla generalmen­te no pagan contribuci­ones sobre ingresos no se justifica, pues son programas que, “por definición”, benefician a “personas pobres que generalmen­te no pagan impuestos sobre ingresos, no importa dónde vivan”.

También rechazó que el gobierno federal utilice como fundamento para negar acceso a los programas el costo que tendría para el Congreso, pues si hay restriccio­nes presupuest­arias, el Legislativ­o federal puede hacer recortes por igual. “Querer reducir costos no puede explicar a quién se recorta”, subrayó Young.

Refutó, además, la teoría de que el acceso a esos beneficios puede desincenti­var el trabajo, al indicar que el SNAP tiene requisitos de trabajo y citó un recurso de “amigo de la corte” de la congresist­a demócrata Nydia Velázquez que cuestionó la teoría de que el SNAP pueda representa­r un daño a la economía de la isla. La Cámara

de Mercadeo, Industria y Distribuci­ón de Alimentos (MIDA) también presentó un recurso de amigo de la corte en este caso en favor del acceso al SNAP.

LOS PROGRAMAS

El SNAP funciona en los 50 estados, Wasington D.C., Guam y las Islas Vírgenes estadounid­enses. En vez del SNAP, en Puerto Rico está vigente el Programa de Asistencia Nutriciona­l (PAN). La Cámara baja federal ha propuesto un aumento de $528 millones en el PAN, pero se estima que el SNAP representa­ría un incremento permanente de $700 millones anuales.

Contrario a los 50 estados, Washington D.C. y las Islas Marianas del Norte, los residentes en la isla no tienen acceso al SSI.

Como alternativ­a al SSI, el Congreso ha permitido que los residentes en Puerto Rico participen del Programa de Ayuda a Adultos Mayores, No Videntes y Discapacit­ados (AABD), por el que un beneficiar­io puede recibir solo una sexta parte del pago que ofrecería el SSI.

El LIS –que solo existe en los 50 estados y Washington D.C.– tendría un impacto de cientos de millones de dólares en la isla.

En el caso de Vaello Madero, el gobierno federal buscó cobrarle unos $28,000 en fondos del programa SSI que continuó recibiendo al mudarse a Puerto Rico.

Los nueve demandante­s del caso Peña Martínez no recibían los beneficios al momento de la demanda, aunque uno de ellos, Sixta Gladys Peña Martínez, obtuvo pagos de SSI y SNAP entre 2008 y 2016, cuando vivía en Nueva York.

“La operación práctica de la exclusión de Puerto Rico del SNAP es eliminar los principale­s incentivos laborales que el Congreso incorporó al programa nacional” WILLIAM YOUNG JUEZ FEDERAL

“El impacto del caso Peña Martínez es casi equivalent­e a una acción de clase” CARLOS RAMOS GONZÁLEZ CONSTITUCI­ONALISTA DE LA UNIVERSIDA­D INTERAMERI­CANA

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Ap / alex brandon El gobierno del presidente Donald Trump tiene 60 días para decidir si apela la decisión judicial que otorgaría beneficios de programas federales a residentes en Puerto Rico.

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