Voten por yo
Por qué votamos y por quién votamos debe ser materia de estudio y hasta con lupa. Porque luego de cuatro años celebrando o padeciendo las ejecutorias de políticos por los que votamos -y por los que heredamos- no podemos permitir que viejas pasiones seduzcan nuestro juicio.
Reflexionemos qué motiva hacer una X bajo un rostro y un nombre que, a veces no nos dice nada y, cuando nos dice, a veces no escuchamos. El ruido preelectoral será potente (de llamar tu atención se trata), pero nos merecemos pensarlo dos veces.
“¡Voten por yo. Chianita gobernadora y las cosas se mejoran”. Cuando quieran acercarse a ti gozosos, sacudiendo la insignia del partido que adoras, con la sonrisa de oreja a oreja que no puedes verle debido a la mascarilla que roguemos al Señor lleven puesta, recuerda que no es el personaje de “Chianita” el que recaba tu cariño y tu voto, es un hombre o una mujer al que le proveerás acceso para determinar bajo qué orden viviremos y que manejará el dinero de todos.
Véndete caro. Repasa las razones por las que alguna vez regalaste tu preciado voto: “Porque mi familia vota así”, “Porque estudió conmigo”, “Porque es guapo/a”, “Porque ni se juye ni se queda dao”, “Porque es la mascota del partido”, “Porque habla inglés”, “Porque no quiero perder”, “Porque le teme a Dios”. ¡Cuántas veces resultó ser un espejismo!
Todas las condiciones para que entendiéramos que debemos ser un país distinto nos han caído del cielo. Todo lo que no podemos controlar nos controla: la deuda, la naturaleza, la mentira. Así que todos -ellos y nosotros- debemos hacerlo mejor. Cuando encuentres un candidato o una candidata cuyas propuestas te atraigan y pase el filtro de este análisis, apóyalo no importa el partido. Podrá equivocarse, pero al menos tú escogiste elevando el nivel del proceso.
Investiga. Analiza. Decide. No escojas porque sí. Si lo hacemos de nuevo, nos quedaremos a medias. Siempre a medias.
“Reflexionemos qué motiva hacer una X bajo un rostro y un nombre que, a veces no nos dice nada y, cuando nos dice, a veces no escuchamos. El ruido preelectoral será potente”