¡Nos quedamos sin médicos!
En una reunión familiar comentaba una doctora que cerraba su práctica. Era una de las pocas subespecialistas en esa rama de la medicina.
La combinación de los cierres causados por el COVID-19, el peligro de posibles demandas, muchas frívolas, aun años después de ver al paciente, la marcada reducción en el número de pacientes, los costos incrementales de sanitización que no cubre el seguro, y la marcada diferencia en los reembolsos entre Puerto Rico y Estados Unidos son algunas de las tantas razones que señaló.
Estas son quejas que comparte un gran número de profesionales de la salud, tanto médicos como dentistas. Y esto se está dando en el preciso momento en que la población de la isla está envejeciendo y está necesitando más de estos preciados servicios.
El gobierno hizo un intento para remediar la emigración de los médicos al proveerles un trato contributivo preferencial. En los últimos meses, el COVID-19 ha cambiado el paradigma, por lo que esta iniciativa requiere ser revisitada.
No puede existir un desarrollo sustentable mientras la salud de los habitantes de esta isla esté comprometida. ¡Este componente es crítico!
Los retos que enfrentamos a todos los niveles son amplios y abarcadores. Con los efectos devastadores del COVID-19, estos retos se han magnificado. Si no atendemos esta situación con el sentido de urgencia que merece, los desafíos económicos serán aún mayores.