Tyson vs. Jones, Jr: parodia máxima
Ha habido muchos boxeadores profesionales contemporáneos que estuvieron activos hasta casi los 50 años: Larry Holmes, George Foreman, Roberto Durán, Bernard Hopkins y Antonio Tarver, pero nunca se había dado el caso que dos cincuentañeros ya retirados volvieran al ring para pelear (¿…?) ocho asaltos en plano de exhibición.
Mike Tyson, con 54 años y fuera desde 2005, y Roy Jones, Jr., con 52 e ido en 2018, se verán las caras el 12 de septiembre en Los Ángeles, con fines caritativos de acuerdo al primero, que obviamente ya predijo que intentará por todos los medios de vencer por KO a quien fuera múltiple monarca universal, empezando en la categoría mediana y llegando al cetro completo al doblegar al puertorriqueño John Ruiz, compilando récord de 22-3 en riñas mundialistas.
De hecho, Roy, nacido en Pensacola, Florida, en enero de 1961, se apuntó 13 triunfos en sus últimos 14 pleitos, contrario a Tyson que fue noqueado tres veces en sus cuatro choques postreros, inclusive con el irlandés Kenny McBride, al no responder a la campana en el séptimo giro, arguyendo que solamente había peleado por dinero, enterrando su orgullo y dignidad.
Al clamar que anhelaba retornar al cuadrilátero, el primero que lo retó fue Evander Holyfield, quien le derrotó en dos ocasiones y sufriendo sendas mordidas en su oreja izquierda, obligando al referí Mills Lane a decretar la descalificación en la revancha.
Cuando Tyson escuchó este desafío no dijo ni pío, consciente que Holyfield tiene la horma de sus zapatillas.
McBride, quien colgó los guantes en 2011 tras foja de 50–10-1, también se prestó para hacerle frente nuevamente y dejar temporalmente su trabajo de podar árboles en Brockton, Massachusetts, donde fijó su residencia.
Volviendo a Tyson y Jones Jr., es menester mencionar que la condición física y la velocidad serán los factores vitales en pro de la victoria, a pesar de que se sabe que es una parodia entre dos cohetes quemados.
Sin embargo, el morbo es platillo de ambrosía para los fanáticos, que tendrían que pagar $49.00 por pay-per-view, un verdadero descaro en momentos de la pandemia del coronavirus y cuando se hornean carteleras atractivas en un futuro no muy lejano.