Alertas ante un brote de dengue en plena pandemia
Meses atrás el gobierno emitió órdenes para restringir el movimiento de la población y mantener a la gente en sus casas para frenar la propagación del coronavirus y proteger los hospitales de una oleada de pacientes. Al incluir empleados públicos, las restricciones también afectaron actividades como la recolección de basura y reciclaje.
En muchos países, los efectos en cascada de estas restricciones también obstaculizaron los esfuerzos para hacer frente a los brotes estacionales de dengue. Como resultado, varios países enfrentan brotes simultáneos de dengue y coronavirus. En Brasil, por ejemplo, hay más de 1.6 millones de infecciones por COVID-19 y se han registrado al menos 1.1 millones de casos de dengue con casi 400 muertes, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud.
Uno de los problemas básicos es que el dengue por lo general no es letal y su presencia es considerada por muchos como parte de vivir en el trópico, aunque los casos graves pueden requerir hospitalización. Esto hace que los proyectos de prevención dirigidos a destruir los criaderos de mosquitos, como la eliminación de basura y recogido de gomas viejas y otros objetos que puedan retener agua, la mejor manera de frenar la propagación del mosquito y la enfermedad, se descontinúen. La reducción en el recogido de llantas usadas y envases reciclables puede resultar en un aumento en los casos de dengue con el aumento en lluvias estacionales.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 2019 fue el peor año con respecto al dengue. Todas las regiones fueron afectadas y algunos países fueron golpeados por primera vez. Expertos estiman que interrumpir esos esfuerzos de prevención sería detrimental para la batalla mundial contra el dengue.
Aedes aegypti, el mosquito que propaga el dengue, es más frecuente en ciudades. El aumento de la urbanización y temperaturas debido al cambio climático apunta a que su alcance seguirá en alza.
Si bien la reducción de los viajes significa menos oportunidades para que los mosquitos piquen a personas con dengue para convertirse en portadores, la pandemia de coronavirus ha introducido otras variables. Permanecer en casa, aunque es una de las maneras más fáciles de frenar los brotes de COVID-19, en ciudades trae mayores riesgos para la propagación del dengue. Esto se debe a que el mosquito Aedes es más activo durante el día, cuando más personas permanezcan en sus casas.
Los pacientes con dengue necesitan atención aguda. Esto pudiera conducir a un “doble golpe” que abrume los sistemas de atención médica ya al punto del colapso. El sistema de atención de la salud ya se está casi desmoronando y es posible que no sea capaz de manejar una carga adicional generada por el dengue.
Manuel F. Lluberas