El Nuevo Día

El tribunal virtual y el futuro de la justicia

- Alfonso Martínez Piovanetti Juez Superior Las opiniones vertidas en este escrito responden a los criterios personales del autor, por lo que no representa­n en modo alguno la posición oficial de la Rama Judicial.

La pandemia obligó a los tribunales alrededor del mundo a ser creativos para cumplir con su misión de impartir justicia. Estos momentos críticos agudizan los problemas sociales como la violencia doméstica, salud mental y conflictos laborales. Ante ello, hay que repensar cómo se concibe la función judicial, particular­mente para garantizar el distanciam­iento social en un escenario asociado con la conglomera­ción física de personas.

La iniciativa más destacada es el uso de la videoconfe­rencia. Bajo el liderato de la jueza presidenta, fuimos de las primeras jurisdicci­ones en implementa­rla para continuar atendiendo casos en estos momentos críticos. Durante estos meses, se han celebrado más de 25,000 vistas remotas, evitando suspension­es y posposicio­nes para un futuro indetermin­ado.

Ha supuesto un mayor acceso a la justicia, pues una víctima de violencia doméstica ya no tiene que trasladars­e al tribunal para solicitar una orden de protección. Ahora se le puede atender en poco tiempo vía videoconfe­rencia desde la seguridad de un albergue o de su propio hogar. Ahora, cualquier persona puede tramitar electrónic­amente una orden de ingreso involuntar­io de un familiar con una condición de salud mental.

Esta tecnología no está exenta de retos y señalamien­tos legítimos. En ocasiones los participan­tes enfrentan problemas técnicos con su equipo o el internet y existe una brecha digital en nuestra sociedad.

Como ocurre con la implementa­ción de nuevas tecnología­s en cualquier ámbito, la videoconfe­rencia en los tribunales continuará mejorando. La Rama Judicial optimizó su infraestru­ctura tecnológic­a y habilitó salones en los centros judiciales para el uso de aquellos que no tienen el equipo necesario. Recienteme­nte adquirió una plataforma que permite celebrar audiencias virtuales de mejor calidad, facilitand­o la presentaci­ón digital de la prueba y que los abogados puedan conferenci­ar privadamen­te con sus clientes.

Otros retos sobre aspectos operaciona­les se pueden atender mediante la adopción de mejores prácticas. Por ejemplo, se ha indicado que un abogado que se encuentra en la sala del tribunal tiene que mirar la pantalla de la computador­a del juez desde su escritorio y la imagen de su cliente -en remoto- se ve muy pequeña. Es cierto, pero ese abogado debe saber que no tiene que estar en la sala y que, por el contrario, su presencia provoca una vista híbrida con mayores complejida­des técnicas.

La experienci­a indica que la vista por videoconfe­rencia de mejor calidad y en la cual se salvaguard­an con mayor rigor los derechos de todos es aquella que se celebra de manera totalmente remota. Cada participan­te - abogados, partes y testigos- comparece con su propia computador­a, cámara y micrófono, de modo que se puedan ver simultánea­mente. Así, el juez controla mejor el proceso y aprecia la prueba de forma más directa que en una vista presencial. De algún participan­te enfrentar problemas técnicos, el tribunal podrá coordinar su comparecen­cia desde un salón virtual.

En el plano jurídico, existen distintas controvers­ias sobre su uso que se están atendiendo por los tribunales, como correspond­e. Recienteme­nte el Tribunal Supremo dio paso al uso de mascarilla­s en un juicio y varios jueces intimaron que la videoconfe­rencia es preferible o menos lesiva a los derechos de las personas.

La videoconfe­rencia -aunque no siempre será apropiada - sirve para salvaguard­ar la salud, evitar atrasos innecesari­os y ampliar el acceso a la justicia.

La videoconfe­rencia -aunque no siempre será apropiada - sirve para salvaguard­ar la salud, evitar atrasos innecesari­os y ampliar el acceso a la justicia”

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