Los nuevos retos de la virtualidad en la pandemia
La tecnología digital ha transformado en los últimos años el proceso de socialización y de colaboración humana. En tiempos de pandemia, la virtualidad se ha convertido en el vehículo principal para mantener los sistemas de educación y continuar promoviendo el desarrollo y el aprendizaje. Sin embargo, la apertura de nuestros hogares a estas modalidades trae consigo múltiples riesgos. Los mejores recursos para que los estudiantes puedan mantenerse seguros son sus padres. Al ser padres informados que mantienen una comunicación efectiva, le permitimos a nuestros hijos experimentar los beneficios de la comunicación digital sin perder la capacidad de mantenerlos supervisados.
El espacio cibernético transporta el acoso tradicional a un nuevo terreno de riesgo. El acoso cibernético es el acoso que se da en línea mediante amenazas constantes o a través de la publicación de comunicación digital ofensiva. Esta nueva modalidad de acoso puede ocurrir, aunque no limitarse, de las siguientes maneras: (1) publicando rumores vergonzosos o crueles, (2) amenazando en línea o por medio de mensajes de texto, (3) instigando el hostigamiento constante en línea, (4) excluyendo intencionalmente a alguien de grupos en línea (5) enviando o publicando comentarios negativos o fotografías digitales vergonzosas (reales o alteradas digitalmente) (6) robando un nombre de usuario y contraseña o teléfono y después haciéndose pasar por la persona para dañar su reputación o causar problemas (7) grabando conversaciones telefónicas en secreto y después haciéndolas públicas en línea (8) creando encuestas polémicas o de mala intención, entre otras modalidades. Según expertos, esto puede suscitarse a través de blogs, correos electrónicos, foros de discusión, mensajería, llamadas, sistemas de juegos en línea, redes sociales o wikis, entre otros.
Los adolescentes y adultos jóvenes usualmente han sido el blanco más común; sin embargo, han aumentado los casos de menores de 14 años que están en potencial riesgo. En diferentes países del mundo se ha legislado para que menores de 14 años no tengan celulares propios o la autorización para abrir cuentas en las redes sociales. Los padres que permiten estas acciones pueden ser considerados negligentes por exponer a sus hijos a un espacio virtual en donde son presas fáciles de los riegos antes mencionados, de la pornografía infantil y de los depredadores sexuales.
En este momento crítico de la vida que atraviesa el mundo, se hace complicado imaginar la posibilidad de evitar que un niño tenga acceso a estos medios y más aún cuando este tipo de tecnologías se han convertido en niñeras, ante las múltiples demandas familiares y laborales que enfrentan los padres o cuidadores. Ante dicha realidad, lo más recomendable es educarse y que se potencien campañas masivas de orientación para que se den a conocer los riesgos de estas, ante la falta de supervisión. Se debe, a su vez, capacitar a los padres para organizar el tiempo de estudio y trabajo. En los momentos más difíciles, en donde se tenga que recurrir a las tecnologías, se deben crear todos los controles de seguridad necesarios para minimizar el potencial de riesgo.
Asimismo, se debe limitar el tiempo de exposición, dado a que puede tener un impacto adverso en el desarrollo. Los niños pueden disfrutar de las tecnologías y los padres por su parte también merecen un espacio para manejar los estresores que conllevan la crianza y la responsabilidad laboral. Sin embargo, ninguna de estas dos situaciones debe ir por encima del deber de supervisar y velar por el bienestar de nuestros niños. Tener tiempo de ocio y juego en familia, el conectarnos, el reír y disfrutar la cercanía de nuestros hijos debe ser sin duda nuestra principal tarea. Manteniendo una actitud positiva podemos pensar que la pandemia pasará, los trabajos irán y vendrán, las situaciones económicas se intentarán solucionar. Sin embargo, las marcas psicológicas que dejan la ausencia de los padres y las experiencias del acoso permanecerán, por lo que debemos reflexionar sobre qué posición queremos adoptar ante este nuevo reto que nos trae la vida moderna.
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El espacio cibernético transporta el acoso tradicional a un nuevo terreno de riesgo, mediante amenazas o comunicación digital ofensiva”