La economía es causa y efecto de la baja natalidad
⤑ Para fines de 2020, habrá cerca de 16,800 nacimientos, una merma de 18% en comparación con 2019, la más drástica en los últimos 70 años. La pandemia también detuvo los planes de reproducción de muchas personas ⤑ En los primeros ocho meses de 2020, el pr
Si sigue el ritmo de los primeros seis meses, para finales de 2020 se habrán registrado en Puerto Rico alrededor de 16,800 nacimientos, cifra que, en comparación con 2019, implica una reducción de 18%, la merma entre años más drástica en -al menos- las últimas siete décadas.
Las proyecciones del International Data Base del Censo colocaban a la isla con una cantidad similar de nacimientos para 2048.
Los nacimientos en la isla se reducen casi sostenidamente desde la segunda parte de la década de 1940, cuando se llegó al pico de la explosión demográfica y se registraban más de 85,000 nacimientos al año. Durante las décadas posteriores, las reducciones anuales en los nacimientos eran relativamente modestas y no causaban mucha alarma porque, aun con la emigración de puertorriqueños, siempre aseguraban el crecimiento de la población.
Sin embargo, no fue hasta 2006, con el inicio de la depresión económica y de la pérdida poblacional, que la reducción en natalidad se acentuó. Desde 2010, la caída es particularmente intensa hasta el punto de que, desde 2016, las muertes superan los alumbramientos.
Específicamente, entre 2010 y 2020 los nacimientos se redujeron en un 60%. En un día promedio de 2010 nacían 116 niños en Puerto Rico. En 2020, ese promedio está en 46.
Esto tiene consecuencias enormes en la economía, las interacciones sociales y la organización en general de la sociedad.
Según el economista Jose Alameda, se estima que, en Alabama, uno de los estados más pobres de Estados Unidos, a los padres les cuesta alrededor de $500 al mes la crianza de un niño. Si en Puerto Rico ese promedio rondara los $400 al mes, la merma en natalidad provocaría, en teoría, una contracción de cerca de $20 millones en la economía. “Eso es (la consecuencia) en lo más inmediato”, dijo.
La emigración y la baja en la natalidad, en la actualidad, son los dos principales factores que reducen la población de Puerto Rico. Con menos población disminuye el comercio, lo que genera nuevas contracciones económicas en general y menos empleos. Como consecuencia, muchas familias desisten de tener hijos porque no tienen el dinero suficiente para mantenerlos.
“Es un problema cíclico que hay que romper de alguna manera. Ahora mismo, si bajas el consumo pues eso tiene un efecto contrario al que tienen las inversiones en la economía”, dijo el catedrático en Economía.
OBSTETRAS TRASLADAN PRÁCTICAS
El presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, Víctor Ramos, expresó que la situación ha llevado a que muchos obstetras hayan trasladado su práctica fuera de Puerto Rico porque no era rentable.
Por el momento, se desconoce el efecto alentador o desalentador que pueda tener la pandemia del COVID-19 en la cantidad de nacimientos. El Instituto de Estudios sobre la Familia (IFS, por sus siglas en inglés), una organización conservadora con base en Virginia, publicó un análisis, reseñado por The Economist, en el que se estima que, durante las epidemias, al igual que en las hambrunas, los terremotos y los tsunamis, la natalidad se reduce significativamente al noveno mes de ocurrida la catástrofe. Un efecto inverso, por el otro lado, ocurre cuando la emergencia es un huracán o una tormenta, según un estudio de investigadores estadounidenses y chinos publicados en 2008.
Sin embargo, en las clínicas de obstetricia no se percibe en la actualidad una caída súbita en la cantidad de mujeres embarazadas, más allá de la ya drástica tendencia negativa que se percibe hace una década, afirmó Nabal Bracero, presidente de PROGyn, organización que agrupa a la mayoría de los ginecólogos obstetras de Puerto Rico.
“No es un tema que haya sido de preocupación adicional en estos meses más allá de la preocupación que ya tenemos porque la caída ha sido grande en los últimos años… En mi caso, en la práctica de fertilidad, que es lo que hago día a día, no he visto una caída dramática en los pacientes que buscan un embarazo en estos momentos”, dijo Bracero.
Mencionó, no obstante, que durante los
primeros meses de medidas de contingencia muchas personas detuvieron sus planes de reproducción. Esto se normalizó para el verano, estimó Bracero.
“El hecho de que el COVID no es como el zika, porque ese sí que nos afectó mucho porque ese virus le podía hacer daño al feto, hace que no haya un temor particular a los embarazos desde el punto de vista de la salud. Ahora, está el efecto que el distanciamiento tiene en la red de apoyo de las pacientes, en el componente económico, que se les pone todo más difícil (con la pandemia). En el balance neto creo que podría ser neutral”, sostuvo.
El primer caso de zika en Puerto Rico fue a finales de 2015 y el punto pico de la epidemia, en 2016. Para 2017, los nacimientos mermaban a un 14%. Esta es una de las reducciones interanuales más drásticas que se ha registrado en la historia puertorriqueña, explicó la demógrafa Judith Rodríguez.
EFECTOS DURARÁN DÉCADAS
La académica jubilada resaltó que esta pandemia, más allá de las inquietudes que provoca en el ámbito de la salud, ha desatado una crisis económica cuyos efectos en la natalidad durarán por décadas.
Reiteró que mermas en los nacimientos usualmente responden a dos factores: mejorías en la educación reproductiva de las mujeres y problemas económicos en la población, como los que se ven en Puerto Rico que desde 2006, año en que empezó la depresión económica que parece nunca acabar.
Rodríguez resaltó que las medidas para mitigar la propagación del COVID-19, incluyendo los cierres forzosos y los toques de queda, acentuaron las dificultades económicas, lo que probablemente repercuta en la natalidad.
“Muchos de los que podrían estar pensando tener un hijo podrían desalentarse porque es un ambiente de inseguridad laboral, inseguridad de vivienda, bajos salarios, falta de oportunidades. A largo plazo, el problema se multiplica porque los que nacen hoy son los que dentro de 20 o 30 años estarán teniendo hijos, y si tienes menos población fértil para ese entonces vas a tener menos reproducción”, dijo.
“Todo esto nos ubica entre los países con la fecundidad más baja del mundo… Esta es una nueva realidad demográfica que tenemos que manejar y todo lo que está detrás son factores económicos”, añadió.
Desde 2016, Puerto Rico tiene una población que decrece de manera natural. Esto ocurre cuando las muertes superan los nacimientos. El año pasado, esa diferencia o decrecimiento fue estimado en cerca de 8,100 personas menos. Si los nacimientos continúan la tendencia de los primeros meses del 2020, y los decesos se mantienen altos, esa diferencia se podría duplicar.