Cómico duelo entre un abuelo y su nieto
Robert De Niro protagoniza “The War with Grandpa” que estrenó esta semana en los cines de la isla
Simpática, cómica y predecible. Así es “The War with Grandpa”, el único estreno en llegar a los cines de Puerto Rico esta semana. Nada sobre este filme es particularmente original, pero sí resulta curioso que la adaptación de la novela homónima de Robert Kimmel Smith haya acumulado el talento de Robert De Niro, Uma Thurman y Christopher Walken en su elenco principal.
En numerosas ocasiones, he repetido en mis reseñas que las buenas intenciones del equipo creativo de una película no son un salvavidas para la calidad del resultado final. Esta producción podría ser una de las pocas excepciones. La mayoría de los actores en este elenco han tenido material infinitamente superior a este. Aún así, el talento y la buena disposición para la comedia de De Niro, Walken y Thurman logran que los clichés no sean ofensivos y que sus personajes no queden atrapados como caricaturas que artificialmente generan situaciones cómicas.
El otro acierto de la producción es que el jovencito Oakes Fegley logra igualar los esfuerzos de los veteranos del elenco. Fegley interpreta a “Peter”, un preadolescente que está lidiando los horrores de sexto grado, cuando la llegada inesperada de su abuelo (De Niro) lo deja sin su cuarto. Rezagado a tener que compartir el ático de su casa con ratones y murciélagos, el protagonista decide tratar de recuperar su espacio.
Lo que comienza como un juego de estrategia entre abuelo y nieto, rápidamente se sale fuera de control.
De Niro no tiene la misma consistencia en comedia que ha tenido en sus incursiones dramáticas, pero en este filme logra darle una integridad emocional al arquetipo del “boomer cascarrabias”. Ayuda considerablemente que el libreto no sacrifique la dinámica emocional entre él y Fegley
“Lo que comienza como un juego de estrategia entre abuelo y nieto, se sale fuera de control” JUANMA FERNÁNDEZ-PARÍS
CRÍTICO DE CINE
simplemente para generar humor físico.
Resulta particularmente irónico que cualquiera que sean las debilidades del guion, distraen mucho menos que el tener que olvidar que en 1993 Thurman fue el interés romántico de De Niro en “Mad Dog and Glory” y en esta ocasión interpreta a su hija. Afortunadamente, el toque liviano del filme permite que este ajuste sea fácil de realizar.