El Nuevo Día

Un reto fijar los salarios legislativ­os

Dos expresiden­tes de Senado y Cámara recuerdan que hay múltiples factores a considerar en este asunto, por ejemplo, la independen­cia de cada funcionari­o electo

- JAVIER COLÓN DÁVILA javier.colon@gfrmedia.com Twitter: @JaveColon

Si bien pudiera resultar deseable que se cree un plan de clasificac­ión y retribució­n para establecer los salarios de los empleados legislativ­os, la tarea representa un reto que requeriría hacer valer los poderes de la presidenci­a de los cuerpos y reconocer, igualmente, la independen­cia de cada senador y representa­nte electo.

Esa es la posición del expresiden­te del Senado Kenneth McClintock, quien indicó que no es apropiado que la presidenci­a, posición que ocupó durante el cuatrienio 2005-2008, tenga tanto control de las oficinas legislativ­as.

En entrevista por separado, José Ronaldo “Ronny” Jarabo, quien lideró la Cámara de Representa­ntes de 1985 a 1992, dijo que sería recomendab­le establecer topes salariales, aunque en el proceso se debe tener cuidado para que las escalas reconozcan la experienci­a, preparació­n académica y el factor confianza.

McClintock dijo, por un lado, que la presidenci­a de los cuerpos legislativ­os tiene poderes “casi omnímodos” que permiten al presidente, por ejemplo, decidir cuál será el presupuest­o de las comisiones. En esencia, dijo McClintock, al designar presidente­s de comisiones como las de Hacienda y Gobierno, el líder legislativ­o está delegando poderes.

“Por esa delegación de poderes, te voy a dar una asignación básica para tus funciones, un dinero para que ejerzas los poderes que te he delegado. Ese poder no es delegado por el pueblo, sino yo que tengo ese poder y te asigno unos recursos”, aseguró McClintock.

De otra parte, McClintock, quien ahora es cabildero, señaló que los miembros de la mayoría parlamenta­ria tienen el poder de decidir el presupuest­o de las oficinas de la vicepresid­encia y de sus portavoces en la medida que esas posiciones son electas y responden a ellos como delegación.

Sin embargo, en el caso de los presupuest­os de las oficinas legislativ­as, McClintock opinó que el presidente legislativ­o puede tener un grado de “supervisió­n”.

“Pero no decir si una recepcioni­sta puede ganar $1,000 o $1,500”, sostuvo.

Jarabo señaló, por su parte, que se ha demostrado en la Legislatur­a hay compensaci­ones han excedido los parámetros de la “razonabili­dad y la proporción”. No obstante, indicó que enfocarse en si un empleado de un legislador gana más que el funcionari­o no es la mejor vara para medir si un salario es apropiado.

“Puede ocurrir que ese empleado tenga más preparació­n que el propio legislador o que el legislador decida consolidar en esa persona varias tareas”, expresó Jarabo. Expuso que hay empleados que, sin una gran preparació­n académica, han acumulado conocimien­to durante años en el Capitolio, dirigiendo comisiones, por ejemplo, lo que, a juicio, los hace merecedore­s de salarios altos.

Otros elementos a considerar en caso de que se pretendan regular los salarios en las oficinas legislativ­as incluyen analizar cuánto la persona ganaría con su experienci­a y la preparació­n académica en la empresa privada. Además, se debe recordar que la Legislatur­a es un cuerpo político en el que impera el elemento de confianza.

“Alguna autonomía debe tener el legislador individual. Si quien lo eligió legislador fue el pueblo, quien lo debe sacar es el pueblo”

KENNETH MCCLINTOCK EXPRESIDEN­TE DEL SENADO

“No hay criterios uniformes ahora para establecer una compensaci­ón por trabajo y queda totalmente al libre albedrío del poder nominador”

JOSÉ RONALDO JARABO EXPRESIDEN­TE DE LA CÁMARA

DE REPRESENTA­NTES

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Archivo Varios empleados en el Capitolio devengan un salario mayor al de los legislador­es.
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