Clave la ciudadanía en manejo del agua
Expertos abogan por un modelo de cuenca hidrográfica e instan a que las estrategias de conservación del recurso sean integradas
“Estos temas no pueden solo envolver la parte ambiental, sino también de salud y desarrollo económico” BRENDA TORRES DIRECTORA DEL ESTUARIO DE LA BAHÍA DE SAN JUAN
“Relevancia, pertinencia y pertenencia… toda esa conectividad tiene que ser parte de la estrategia de manejo” MIGUEL GARCÍA PROGRAMA DE CIENCIA APLICADA DEL USFWS
Para un manejo efectivo del recurso agua, no basta con que las estrategias estén basadas en la mejor ciencia disponible; hay que involucrar a las comunidades bajo la premisa de que la gente cuida lo que conoce y le resulta pertinente.
Las estrategias, además, deben seguir el modelo de cuenca hidrográfica, es decir, abarcar toda el área de captación de un río, quebrada o cualquier cuerpo de agua, en lugar de un punto específico.
En tercer lugar –pero quizás más importante–, los esfuerzos que realicen el gobierno, las organizaciones sin fines de lucro o vecinales y la empresa privada tienen que ser coordinados, de manera que se obtengan resultados favorables y similares a nivel colectivo.
A grandes rasgos, esas fueron las principales conclusiones del “Simposio de Cuencas Hidrográficas de Puerto Rico 2020”, celebrado este mes y en el que cuatro entidades presentaron sus iniciativas y proyectos de restauración y gestión. Además, en el encuentro –virtual por las restricciones del COVID-19– se discutieron aspectos técnicos de planificación y manejo integrado de cuencas de base comunitaria en la isla.
“Esta iniciativa inició el año después del huracán María, porque nos dimos cuenta de que había muchas iniciativas, buenos esfuerzos de trabajos en cuencas, pero no estaban atados. Decidimos, entonces, catalizar esa acción e hicimos un primer simposio, el año pasado, y ahora tuvimos el segundo”, contó Miguel García Bermúdez, del Programa de Ciencia Aplicada del Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre (USFWS, en inglés).
Aparte del USFWS, en esta edición del simposio colaboraron el Centro para la Conservación del Paisaje, el Instituto de Investigaciones sobre Recursos de Agua y el Ambiente de Puerto Rico y el Programa del Estuario de la Bahía de San Juan.
“Pero hay muchas otras entidades que están haciendo manejo integrado del recurso agua usando como unidad geográfica la cuenca. Ese fue el momento más revelador de este encuentro”, resaltó, de inmediato, la directora ejecutiva del Estuario, Brenda Torres Barreto.
Según Torres Barreto, el simposio también sirvió para confirmar que hay evidencia y conclusiones “maduras” sobre el manejo efectivo de cuencas hidrográficas y “lo que se necesita es acción”. En esa línea, dijo, la comunidad científica local “está lista” para insertarse en la discusión y elaboración de políticas públicas con miras a la resiliencia.
“No estamos hablando solo de agua, sino de sistemas socioecológicos. Donde pasa agua, vive gente; donde pasa agua, hay comercios y operaciones gubernamentales… así que se trata de cómo cada uno de esos sectores se puede adaptar y mejorar para alcanzar la resiliencia (capacidad de prevenir, reponerse y adaptarse a perturbaciones)”, declaró.
EVALÚAN MODELOS
Durante el simposio, al que llegaron a conectarse 230 personas, se evaluaron distintos modelos, entre ellos, el que el Centro para la Conservación del Paisaje desarrolló para la cuenca del río Fajardo. El Centro es dirigido por Edgardo González.
A ese modelo, que se basa en estrategias socioecológicas para el desarrollo de planes, le falta una estructura de gobernanza que permita establecer de manera organizada los parámetros de acción y responsabilidad de cada parte involucrada.
Dicha estructura sí la tiene el modelo del Estuario, que como entidad jurídica puede acceder a fondos y tiene un plan detallado de restauración con costos, tareas y expectativas de los participantes.
Un tercer modelo evaluado fue el de manejo de emergencias y mitigación de manera integrada.
Al momento, no existen métricas o fórmulas para determinar cuál es el mejor modelo de manejo de cuencas hidrográficas. Pero, para cambiar esa realidad, durante el simposio se propuso la creación del Concilio de Cuencas, una entidad que ayudaría en la integración de los esfuerzos vigentes y determinar futuros cursos de acción.
Jorge Rivera Santos, director del Instituto de Investigaciones sobre Recursos de Agua y el Ambiente de Puerto Rico, describió la creación del Concilio como “un sueño personal”, al tiempo que reconoció que se necesitaría la aprobación de una ley habilitadora y de un reglamento que rija sus operaciones.
“Este simposio dejó bien claro que hay muchos esfuerzos muy interesan
tes, muy buenos y muy prometedores, pero cada cual está trabajando por su lado. Ya cada cuenca en Puerto Rico tiene un plan de manejo por parte de la Junta de Calidad Ambiental, que ahora es parte del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, pero no se sabe cómo implantarlos. ¿Por qué? No es fácil, pero se complica aún más porque los esfuerzos no están integrados, y por eso necesitamos una entidad como el Concilio”, dijo Rivera Santos.
El también profesor de ingeniería en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico, al que está adscrito el Instituto, afirmó que “es necesario” que los alcaldes trabajen juntos en el manejo de cuencas. Recordó cómo hay municipios que, aun siendo contiguos, tienen planes de ordenamiento territorial o usos de suelo contradictorios en una misma cuenca, lo que a la larga perjudica al recurso agua.
“El valor que estamos viéndole a una estructura como esta (Concilio) es poder traer recursos y apoyo. Sería una manera no tan solo de lograr incorporar el enfoque comprensivo del manejo de agua, sino también traer recursos externos”, dijo Torres Barreto.
“Queremos que este Concilio esté en manos del pueblo, pero con el respaldo del gobierno… que podamos inferir en las decisiones que se toman en el gobierno (sobre el manejo del recurso agua) y buscar la integración”, abundó Rivera Santos.
¿QUÉ SE PUEDE HACER AHORA?
Los expertos coincidieron en que, mientras se determina si la creación del Concilio es factible o no, pueden atenderse “puntos preocupantes” que afectan las cuencas hidrográficas.
Torres Barreto mencionó, por ejemplo, la contaminación de los cuerpos de agua por vía de fuentes como pozos sépticos y tuberías de alcantarillado sanitario, “lo que debilita la resiliencia”.
“Hay que invertir en infraestructura resiliente, específicamente en el manejo de pozos sépticos, e invertir en plantas de tratamiento secundario y terciario en el área metropolitana de San Juan, donde contamos con una planta primaria”, dijo la directora ejecutiva del Estuario.
Detalló que, de los 233 millones de galones de agua que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) descarga a diario, el 66.8% recibe tratamiento primario, el 28.2% tratamiento secundario y el 4.9% tratamiento terciario. Este último es el que mayor carga orgánica y sustancias contaminantes remueve del agua.
“Esto hace una diferencia increíble cuando aplicamos medidas resilientes en la comunidad. El agua que descarga no debería tener un mayor impacto ni debilitar la barrera natural (en la costa), como los corales y yerbas marinas. Todo está integrado, y el factor antropogénico (humano) tiene mucho que ver en cómo se solucionan estas situaciones”, destacó.
García Bermúdez, Torres Barreto y Rivera Santos insistieron en que los científicos del patio están dispuestos a insertarse en la búsqueda y ejecución de dichas soluciones. Igualmente, colaborarían en el desarrollo de programas educativos –culturalmente pertinentes– para las comunidades en las cuencas.
“En Puerto Rico, tú hablas de agua y todo el mundo mira. Esa relevancia del tema agua, atado a la cuenca, es lo que nos da la plataforma especial de que hay mucha gente pendiente. Relevancia, pertinencia y pertenencia… toda esa conectividad tiene que ser parte de la estrategia de manejo”, puntualizó García Bermúdez.