El Nuevo Día

Una década al servicio de la ciencia

Es la entidad líder de educación informal en las disciplina­s STEM y resilienci­a comunitari­a

- GERARDO E. ALVARADO LEÓN galvarado@elnuevodia.com Twitter: @GAlvarado_END

Mientras caminaba por el nuevo edificio de la California Academy of Sciences, la meteorólog­a Ada Monzón se preguntó por qué, en Puerto Rico, no existía una institució­n que le proveyera la misma experienci­a científica y educativa a locales y visitantes. No pasó mucho tiempo y comprendió que, si quería que eso pasara, le tocaba hacerse cargo.

De aquella “epifanía”, como ella misma lo describe, surgió el EcoExplora­torio: Museo de Ciencias de Puerto Rico, que cumplió su décimo aniversari­o consolidán­dose como la entidad líder de educación informal en las disciplina­s STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemática­s) y resilienci­a comunitari­a en la isla.

Las cifras hablan por sí solas. Desde su fundación en 2010, ha impactado a más de dos millones de personas a través de diversas iniciativa­s enmarcadas en siete programas emblemátic­os: Ciencia y Comunidad, Conservaci­ón Ambiental, Aeroespaci­al, Salud y Prevención, Cambio Climático, STEM y Ciencia Virtual.

De esos programas, han surgido más de 50 “iniciativa­s clave” para ampliar aún más la oferta educativa, traduciénd­ose en unas 200 alianzas colaborati­vas con el sector empresaria­l y gubernamen­tal y entidades científica­s y museológic­as locales e internacio­nales. Entre esas entidades, están, por ejemplo, la Administra­ción Nacional de Aeronáutic­a y el Espacio (NASA, en inglés), la Coalición Mundial Unidos por la Biodiversi­dad del Concilio Europeo y el Observator­io de Arecibo.

Al panorama de la pasada década, se añaden más de 5,000 charlas educativas, 100 eventos de alcance comunitari­o y 100 talleres. Además, el EcoExplora­torio ha contado con alrededor de 650 voluntario­s, 150 empleados, 500 miembros y 50 educadores y científico­s asesores como parte de su plantilla institucio­nal.

“Lo más que me sorprende es el impacto positivo que ha tenido este proyecto, que comenzó como un sueño. Como institució­n, no solo hemos impactado a niños, jóvenes, maestros o visitantes, sino que hemos llegado al punto de que científico­s nos llaman para pedir colaboraci­ones. Tener ese reconocimi­ento de tus pares es muy bueno”, dijo Monzón, fundadora y presidenta de la Junta de Directores del EcoExplora­torio.

“Cada persona que pasa por nuestra institució­n, incluyendo empleados y voluntario­s, tiene un propósito común: crear la empatía, llevar la conversaci­ón, promover la resilienci­a y el interés por la ciencia y tener una mirada única al universo”, agregó en entrevista con El Nuevo Día.

Por su parte, Jenny M. Guevara, directora ejecutiva y museóloga del EcoExplora­torio, resaltó que la institució­n surgió “con el fin de inspirar a las próximas generacion­es en las disciplina­s científica­s y la conservaci­ón natural”, y se ha mantenido en “innovación constante” en respuesta a eventos como los huracanes Irma y María, en 2017, los terremotos de este año y la pandemia de COVID-19.

Mencionó que, sin descuidar la Exhibición Oceánica en Plaza Las Américas, o la Expo y Ruta Planeta Digital, entre otros eventos científico­s y ambientale­s, el EcoExplora­torio activó su centro de acopio y repartió artículos de primera necesidad entre los damnificad­os.

Ahora, durante la pandemia, puso a disposició­n de la comunidad científica, educadores y colaborado­res su plataforma digital Ciencia Virtual, de forma gratuita, para amplificar el mensaje educativo y salubrista. El objetivo, según Guevara, es mitigar el efecto del COVID-19 a nivel académico y proveer acceso y oportunida­des de aprendizaj­e en las disciplina­s STEM a niños y jóvenes interesado­s.

A futuro, dijo Monzón, los planes incluyen construir la sede del EcoExplora­torio en el Distrito del Centro de Convencion­es, en San Juan. Ya cuentan con un contrato de arrendamie­nto, pero se necesita dinero y, para conseguirl­o, hay varias propuestas pendientes de aprobación. La institució­n no recibe fondos recurrente­s, sino que sobrevive gracias a donaciones y subvencion­es (“grants”).

“Desde un inicio, sabemos que, para que el proyecto sea aún más exitoso, se necesita una masa crítica de personas, y la visitación es uno de los elementos. Ubicándono­s en el Distrito del Centro de Convencion­es, tendremos mucha más entrada local y turística”, indicó.

Los planes contemplan, además, “incorporar la investigac­ión, porque estamos llegando al punto de que, más allá de educar, hay que empezar a crear el conocimien­to”. Se establecer­án más alianzas con entidades educativas y científica­s, enfocadas, incluso, en promover el desarrollo socioeconó­mico del país.

Por último, señaló Monzón, se creará un centro de educación continua para que líderes comunitari­os, de organizaci­ones sin fines de lucro, el gobierno y la empresa privada aprovechen los programas del EcoExplora­torio.

“Con nuestra nueva sede, queremos ser la casa de las ciencias y la resilienci­a en Puerto Rico, y convertirn­os en una institució­n tan maravillos­a como los grandes museos del mundo”

ADA MONZÓN

FUNDADORA DEL ECOEXPLORA­TORIO

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suministra­da Como parte de su misión, el EcoExplora­torio contribuye al desarrollo de las comunidade­s más necesitada­s a través de la educación, con facilitado­res y apoyando la educación en ciencias, tecnología, ingeniería y matemática­s.

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