El Nuevo Día

Restaurant­es insisten en que se flexibilic­e la más reciente orden ejecutiva

● Señalan que la directriz es un golpe mortal al sector y temen que aumente el desempleo y el cierre de negocios

- MARIAN DÍAZ marian.diaz@gfrmedia.com Twitter: @mariandiaz­rodri

La industria de restaurant­es ha recibido una estocada mortal con la última orden ejecutiva que decretó la gobernador­a, tanto que muchos restaurate­urs cuestionan si el gobierno tendrá una agenda contra dicho sector.

Esto porque la OE 2020-087 les prohíbe, entre otras cosas, vender alcohol los sábados y los domingos, abrir su salón comedor los domingos -que para muchos es el día de mayores ingresos-, y los obliga a cerrar más temprano todos los días.

“Esta orden es como cuando un boxeador recibe un golpe por las costillas que lo deja sin aire”, dijo Gadiel Lebrón, director ejecutivo de la Asociación de Restaurant­es (Asore), quien reconoció que hay desesperan­za entre los socios y algunos cuestionan si hay algo contra el sector. “El ánimo es bien distinto a cuando empezaron los cierres por pandemia en marzo”.

Señaló que el alza en los contagios del COVID-19 no se dio en restaurant­es, sino a causa del descontrol que hubo en la contienda política, con caravanas y gente aglomerada en las actividade­s proselitis­tas.

Debido a la pandemia, Asore estimó en octubre que la industria perdería unos 30,000 empleos al finalizar el 2020, y aseguran que esta nueva orden ejecutiva le quita la posibilida­d de sobrevivir a muchos restaurant­es que intentaban hacerlo.

“El desespero es claro, muchos no saben qué hacer porque la luz, el agua y la renta tienen que pagarla al 100%, y pagarle tam bién a los empleados para no perderlos”, dijo Lebrón, quien aún espera una respuesta de La Fortaleza a sus pedidos.

“El recorte de horario los siete días es catastrófi­co. No tiene sentido que el negocio esté vacío a las 8:30 (p.m.). Para eso tengo que aceptar al último cliente a las 7:00 de la noche, para que coma y salga a las 8:30 (p.m.)”, expresó Juan González, dueño de los restaurant­es Ladi’s en San Juan, Humacao y Salinas.

La venta en Ladi’s de San Juan ha bajado 50% y en Palmas del Mar en Humacao 60%. “Esta orden nos afecta mucho porque el domingo era nuestro mejor día, es cuando la gente sale a comer en familia”. Como no puede operar el salón ese día, optó por no abrir porque la mayoría de sus platos son fritos, y en lo que el cliente recoge la orden y llega a la casa, se enfría la comida y no sabe igual. “Pierdo menos manteniend­o el domingo los restaurant­es cerrados”, sostuvo González.

Los sábados la venta también le bajó entre 25% y 33% porque no puede vender bebidas alcohólica­s. “Hemos hecho todo según los requisitos estatales y federales, pero nos tienen al borde de la locura”, comentó el dueño de Ladi’s.

Para Rubén Rodríguez, propietari­o del restaurant­e Doña Ana en la plaza del mercado de Bayamón, la orden ejecutiva es “una orden draconiana que destruye los negocios que quedan”. En su caso, el volumen de ventas ha bajado 70%, y aseguró que en su trayectori­a empresaria­l, nunca había visto una crisis como esta en la industria de restaurant­es.

Señaló que el primer sábado que entró en vigor la orden -sábado, 12- su negocio estaba vacío a las 6:00 p.m. “No quedaba nadie; antes a esa hora estaba lleno y tenía música en vivo”, lamentó Rodríguez. Ese día generó 50% del ingreso que solía hacer los sábados, según él.

“Esta orden es ridícula. El tener que cerrar el salón comedor el domingo nos afecta a todos”, aseveró por su parte, Luis F. Jiménez, dueño de Salitre Mesón Costero en Arecibo. Su baja en ventas es de 33%, de lunes a viernes, y 50% el sábado.

“¿Por qué un turista puede darse un palito en el hotel, pero si va a Salitre tengo que decirle que no puedo venderle un trago? Nadie lo entiende”, cuestionó. Al igual que el dueño de Ladi’s, Jiménez decidió que no abrirá los domingos mientras dure esta orden ejecutiva.

“Por los pasados 15 años, el domingo es el mejor día en ventas”, pero señaló que el 80% de su clientela viaja más de 30 minutos para disfrutar la experienci­a de Salitre, y no es viable que ahora viajen para buscar la comida para llevar.

Ante este panorama poco esperanzad­or, por primera vez Salitre no abrirá en Nochebuena ni en Despedida de Año, tampoco abrió en Acción de Gracias. “Es cuando más necesito, pero con tanto cantazo, mejor es quedarnos quietos y descansar”, dijo con resignació­n el restaurate­ur.

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archivo La nueva orden ejecutiva ha redundado en una baja sustancial de comensales durante los fines de semana.

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