Urge un plan para mitigar golpes del cambio climático
Puerto Rico tiene que acelerar con paso firme esfuerzos abarcadores para mitigar impactos diversos vinculados al cambio climático, los cuales afectan la seguridad y calidad de vida de nuestra población, expuesta cada vez con más frecuencia a penurias asociadas a severas inundaciones y sequías, entre otros fenómenos.
Por ello, será crucial que el nuevo gobierno propicie las condiciones para que pueda completarse sin dilaciones mayores el Plan de Mitigación, Adaptación y Resiliencia al Cambio Climático en Puerto Rico, encomendado a un comité de expertos según la Ley 33, aprobada en 2019. El citado plan determinaría la política pública sobre este tema y los procesos de mitigación, adaptación y resiliencia por sectores. La redacción del documento se afinaría contando con la participación ciudadana, así como de organizaciones educativas, ambientalistas y comunitarias, durante un proceso de audiencias públicas que representa una práctica encomiable para la discusión amplia de un asunto con vertientes múltiples.
Aunque la presente administración no asignó fondos para subvencionar la encomienda hecha al citado comité, el grupo de peritos redactó un amplio bosquejo que representa una hoja de ruta para crear el plan de mitigación. La gestión refleja un alto compromiso de los científicos y otros profesionales que han constituido ese equipo, a pesar del pobre apoyo del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales en el presente cuatrienio.
Según el bosquejo de nueve capítulos, las iniciativas por articularse en detalle en el plan deben atender los impactos del cambio climático en sectores como energía, infraestructura, transporte, desperdicios, salud, agricultura y ganadería, agua, sistemas marinos y zonas costeras, forestación, turismo y educación.
Basados en las disposiciones de la Ley 33, miembros del comité han sugerido disposiciones sobre los severos problemas de erosión costera, vinculados al acelerado aumento del nivel del mar; los riesgos de la grave deforestación ocurrida tras el huracán María y los desafíos de las sequías crecientes, también relacionadas con el cambio climático, entre otros.
Para desarrollar el plan, sin embargo, será pertinente encaminar estudios técnicos, económicos y científicos que no han podido coordinarse porque después de año y medio de vigencia de la ley aprobada a esos fines el DRNA no solicitó presupuesto para este asunto. La inacción pareció ignorar que invertir en esta encomienda redundará precisamente en frenar pérdidas económicas sustanciales debido a fenómenos naturales futuros cuyo potencial catastrófico ya hemos experimentado seriamente en la isla.
Aunque en la recién culminada temporada de huracanes Puerto Rico no sufrió el impacto directo de ciclones, en el año por culminar la isla experimentó sequía severa en varias regiones y fue necesario poner en vigor temporalmente un racionamiento del servicio de agua potable para miles de ciudadanos. Mientras, aun sin tormentas próximas a nuestras costas, la severa erosión en las playas ha persistido sin poder encaminar medidas de mitigación significativas.
Igualmente, fuera del periodo de mayor riesgo de tormentas y huracanes, que se prolonga de junio a noviembre, Puerto Rico este año registró récords de precipitación en enero y febrero. Mientras, al inicio del verano, la isla recibió el impacto de gigantescas nubes de polvo del desierto del Sahara, lo que constituyó un evento sin precedentes.
Estas experiencias demuestran consistentemente los riesgos diversos asociados al calentamiento global que genera cambios climáticos extremos. Cada evento constituye una lección que no puede ser ignorada por los gobiernos y por cada uno de los componentes de nuestra sociedad.
En el caso de Puerto Rico, después de vivir la devastación causada por el huracán María en 2017, el peor desastre natural de su clase en décadas, y cuyo severo impacto no ha permitido la recuperación del país a tres años del golpe ciclónico, hace más imperioso que se impida dejar relegado por más tiempo la articulación del Plan de Mitigación, Adaptación y Resiliencia al Cambio Climático.
Esperamos que el nuevo gobierno demuestre un compromiso claro para adoptar y poner en vigor el plan a corto plazo y que la iniciativa contribuya a minar la vulnerabilidad e indefensión de la isla ante fenómenos naturales de repercusiones impredecibles.