YO HE SIDO ESA PERSONA
El comisionado interino del Departamento de Saneamiento de la ciudad de Nueva York, Edward Grayson, fue elogiado por el alcalde Bill de Blasio la semana pasada en los medios televisivos por su excelente desempeño frente a los trabajos de remoción de casi un pie de nieve que dejó a su paso la más reciente tormenta.
El reconocimiento fue por la diligencia en el trabajo de limpieza, pero sobre todo porque se llevó a cabo con éxito a pesar de los consabidos retos que ha impuesto la pandemia del COVID-19, recortes fiscales, 400 trabajadores menos en la plantilla y la alteración que las nuevas zonas de comida de los restaurantes han provocado en la geografía urbana.
Un artículo en The New York Times nos regala una mirada sensible, y oportuna en esta época, del comisionado. En la escuela elemental una maestra preguntó a sus alumnos qué aspiraban a ser cuando fueran mayores. Entre las respuestas tradicionales sobresalió la de Grayson, quien declaró que quería ser recolector de basura, igual que su padre. El cuestionamiento que obtuvo lo ofendió, le insinuaron que su padre esperaría algo mejor para él.
Con orgullo ha hecho una carrera en el departamento de saneamiento, ha ascendido en puestos y atender el impacto de las nevadas ha sido su especialidad. Esto lo ha convertido en un héroe anónimo para el público, pero no para su grupo que exalta su conocimiento, pasión por la ética laboral, capacidad previsora y sus dotes para motivar. La clave ha sido seguir su instinto, no permitir que troncharan su sueño. Grayson entiende bien por lo que pasan sus empleados, en sus palabras dice: “yo he sido esa persona”.
Qué esta Navidad ese sea el norte: “sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve”, Lucas 22:26