Las mutaciones son parte de la vida
“Las posibilidades de que nuevas mutaciones hagan al COVID-19 más mortífero o peligroso, o que le resten efectividad a la vacuna, sí existen, pero son poco probables”
No existe duda alguna de que la pandemia actual de COVID-19 ha cambiado nuestras vidas diarias y es tema constante en las noticias o nuestras conversaciones. Recientemente, debido a la nueva cepa del virus que se ha descubierto en Inglaterra, la atención ha girado hacia la posibilidad de mutaciones del SARS-CoV2 que puedan crear variantes más infecciosas que podrían interferir con las vacunas actualmente disponibles. Para entender mejor la probabilidad de que esto ocurra, primero debemos conocer algunas cosas sobre las mutaciones.
Las mutaciones son cambios en la secuencia de ácidos nucleicos genéticos (secuencias de ADN o ARN) que podrían causar alteraciones en la estructura de un gen o en su regulación, y son una de las causas principales de la diversidad en los organismos. Representan una fuerza poderosa en la evolución. Por lo tanto, las mutaciones son una propiedad fundamental e inevitable de cualquier sistema capaz de reproducirse. Estas modificaciones pueden ocurrir espontáneamente y pueden ser beneficiosas, dañinas o neutrales, dependiendo de su contexto o localización. Las mutaciones generalmente ocurren al azar, aunque no todos los tipos de mutaciones tienen las mismas probabilidades de ocurrir. Generalmente, las tasas de mutación suelen ser muy bajas, debido mayormente a que muchos de sus efectos son perjudiciales al desarrollo normal o sobrevivencia de un organismo.
Como sucede con cualquier sistema biológico, incluyendo los virus, estos evolucionan mediante mutaciones. Desde el comienzo de la pandemia, cuando el COVID-19 comenzó a diseminarse por todo el globo, uno de los escenarios posibles que los científicos consideraron fue que, a medida que el virus se contagiara de una persona a otra, cambiaría y adquiriría propiedades distintas, a medida que se extendía por el mundo. Un ejemplo obvio es el virus de la influenza. Las mutaciones que ocurren consistentemente a medida que el virus se replica pueden modificar las proteínas presentes en su superficie. Nuestro sistema inmunológico reconoce estas proteínas, a fin de desarrollar una respuesta y establecer protecciones contra nuevas infecciones. Por esta razón es que cada año tenemos una nueva vacuna contra la influenza, para mantenernos al día con esos cambios. La buena noticia es que el virus SARS-CoV-2 parece estar mutando más lentamente que la influenza estacional.
La ciencia, sin embargo, necesita continuar su curso y tomar su tiempo para proveer respuestas finales y no debe apresurarse a llegar a conclusiones con demasiada rapidez. Lo cierto es que el COVID-19 no ha estado con nosotros el tiempo suficiente como para que los investigadores puedan tener un entendimiento final y completo del impacto que las mutaciones pueden tener sobre el virus y sobre su interacción con los humanos. Los sistemas biológicos son muy complejos, debido al hecho de que existen numerosas variables e interacciones, que son difíciles de interpretar en un periodo corto de tiempo.
Para ventaja nuestra, la ciencia ha logrado grandes avances desde la época de la gripe española, un evento pandémico comparable de 1918. Ahora contamos con tecnologías poderosas que les permiten a los científicos hacer la secuencia completa de los genomas del SARS-CoV2 en cuestión de horas y en grandes cantidades. Esos avances permiten descubrir en tiempo real nuevas variantes del virus, tales como la hallada recientemente en Inglaterra, y desarrollar políticas públicas que cada uno de nosotros debe respetar.
En resumen, las posibilidades de que nuevas mutaciones hagan al COVID-19 más mortífero o peligroso, o que le resten efectividad a la vacuna, sí existen, pero son poco probables. Sin embargo, al final del día, la pandemia actual subraya no solo la necesidad de proveer estudios y recomendaciones científicas con rapidez, sino también los problemas más conectados con nuestra sociedad y cómo las opiniones y comportamientos son guiados y respetados por el público en general.