Agenda de restauración: gobernabilidad y nueva economía
Me parece que los economistas en Puerto Rico hemos reconocido y diagnosticado los problemas de gobernabilidad y estancamiento económico por largo tiempo; pero este año 2020 ha sido muy singular. El COVID-19 ha añadido una nueva dimensión de ajustes a la economía cotidiana que hay que incorporar. Aun más, el proceso eleccionario en Puerto Rico y Estados Unidos de 2020 añade una capa a la famosa gobernabilidad como instrumento para un gobierno efectivo, transparente y verdaderamente democrático.
La gobernabilidad debe redundar en una articulación clara de un gobierno ni grande ni pequeño sino eficiente, inteligente, que tome decisiones basadas en las ciencias empresariales y económicas, y no en agendas y acomodos políticos para mantener a una camada de sectores favorecidos por las decisiones del gobierno. En un estricto alcance de las dimensiones operativas, los problemas no se resuelven con seudo-estrategias simplistas ni eslóganes de campaña. Einstein decía, “no es que sea más inteligente que los demás, es que paso más tiempo con los problemas y sus soluciones que otros”.
Me parecen evidentes las siguientes prioridades para el próximo cuatrienio, sin ser exhaustivo:
1) Recomponer la gobernabilidad dentro del marco de una política pública que conlleve un gobierno eficiente, transparente y democrático; y además, que impulse el desarrollo económico equitativo y participativo.
2) La generación, transmisión y distribución de la energía y su fortalecimiento es fundamental, pero creo que dentro de la Autoridad de Energía Eléctrica como corporación pública. Recordemos que la AEE no es el problema, sino la gobernanza dentro de ella, dominada por la política partidista de la peor clase, que la llevó a pérdidas millonarias que la llevaron a la quiebra -e.j. el proyecto Vía Verde.
3) Restaurar y diseñar una economía moderna dentro de sus componentes organizativos, empresariales y dentro de un gobierno ágil y eficiente en la toma de decisiones, claro, reconociendo la complejidad del problema dentro del marco institucional operativo de una quiebra y la capacidad de sustentabilidad del pago de la deuda.
4) Asegurar servicios esenciales a la ciudadanía. Hemos fallado una y otra vez en obligar a los directivos de nuestra gobernabilidad, incluyendo a la Junta de Supervisión Fiscal, a realizar un estudio comprensivo que garantice servicios esenciales.
En el primer punto, podemos dirigirnos a discutir con miras a crear procesos más democráticos e incluyentes. La gobernabilidad puede encauzarse por una agenda inmediata por vía de (1) una ley electoral inclusiva y de mayor participación ciudadana; (2) buscar auspiciar una segunda ronda, en la medida que el vencedor inicial no obtenga 50% o más de los votos, y (3) establecer el referéndum revocatorio. La idea fundamental es tirar al zafacón social las viejas tretas de acomodo que benefician a un partido en menoscabo de los otros.
En el segundo punto, nos va la vida en el rediseño de una economía post pandemia que sustente un desarrollo basado en estrategias certeras e inteligentes. Olvidémonos de tener tasas exageradas de crecimiento que solo generan beneficios privados a un selecto grupo de intereses; busquemos, en cambio, estrategias que propulsen el bienestar con una distribución de los ingresos y las riquezas. El centro de la estrategia debe estar en la economía de las comunidades, o sea, ser más micro-gerenciales. Enfrentamos los siguientes retos:
(1) Rediseñar una economía más ágil en la toma de decisiones por vía de la tecnología de la comunicación virtual a distancia, el internet y la digitalización, en la medida que la pandemia nos ha llevado a fortalecer este tipo de enlace.
(2) La inversión y el fortalecimiento de la educación en ciencias, matemáticas y las nuevas corrientes en la tecnología. La economista adscrita al Fondo Monetario Internacional propone que la inversión en la juventud es insoslayable. Lejos de recortar indiscriminadamente al primer centro docente, la Universidad de Puerto Rico -recortes que nos llevan a la quiebra institucional- debemos invertir sabiamente en sus agendas académicas.
(3) La no-sostenibilidad de los desperdicios sólidos. Por largo tiempo hemos hablado de aumentar el reciclaje y de la prontitud con la que llegará el fin de la vida útil de nuestros vertederos. Existen problemas en el reciclaje de neumáticos, plásticos, aceites para motores, vidrio y aluminio, entre otros. Para 2017, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) había ordenado el cierre parcial o total de trece vertederos, por la persistencia en operar en incumplimiento con las regulaciones federales y por alcanzar o exceder su capacidad o vida útil. Muchos representan una amenaza, pues pueden contaminar las aguas subterráneas, entre otros males ambientales.
(4) El manejo del agua y el papel de las cuencas hidrográficas. Es vital que se amplíen los esfuerzos de un manejo integrado del uso del agua, considerando las cuencas geográficas. La superficie de 3,515 millas cuadradas de Puerto Rico en su mayoría está drenada por 134 cuencas hidrográficas, incluyendo 54 cuencas mayores, 10 cuencas menores y 70 áreas costaneras. El agua es esencial para la vida, la economía y para sostener las aspiraciones que tengamos para el país. Por eso sigue siendo el centro de atención de los que se preocupan por el futuro de Puerto Rico.