Córcega, Escocia y Québec
En los últimos cinco a diez años, en sociedades nacionales sub-estatales como Québec, Córcega, Escocia, etc. sus sistemas de partidos han evolucionado significativamente. Ahora que termina 2020 cabe resumir y analizar esa evolución, y comparar con Puerto Rico.
Empecemos por Québec y Escocia: ambas han evolucionado en dirección opuesta en la última década. Québec es un enigma: en el famoso referéndum de auto-determinación de 1995 la opción independentista perdió por menos del 1%, pero, desde entonces el independentismo ha ido perdiendo tracción. Como dijo Jacques Parizeau, exprimer ministro québécois al que entrevisté hace un tiempo, “estamos delante de un campo en ruinas”. En los últimos comicios en 2018, el Parti Québécois (PQ) tocó fondo con 18% del voto y 10 diputados en la Asamblea Nacional, cuando en 1994 obtuvo 77 diputados y 44.8% del voto. El federalismo pluralista y multinacional de Canadá es atractivo para muchos. Además, el envejecimiento del electorado del PQ (Sanjaume et al. 2020). Hoy, la fuerza hegemónica en Québec es el autonomismo de centro-derecha.
La tendencia reciente en Escocia ha sido exactamente la contraria. Desde que en 2011 el Scottish National Party (SNP) obtuvo la mayoría absoluta en el parlamento en Edimburgo, el apoyo a la independencia ha crecido. Hubo el referéndum vinculante y pactado en 2014 que al final fue una contienda entre la independencia y autonomismo maximizado: este último ganó por 5 puntos. Pero el Brexit se acaba de consumar en 2020 y ha cambiado todo: encuestas recientes ubican el apoyo a la independencia entre el 53-58%. Además, esto se debe al creciente centralismo de Westminster bajo el mandato de Boris Johnson, que incluso se niega a negociar un segundo referéndum.
En Córcega también hay grandes cambios: en diciembre 2017 dos partidos nacionalistas en coalición lograron por primera vez obtener el control del gobierno corso con mayoría absoluta. Además, han tenido éxito en recientes elecciones municipales: en Bastia y Porto Vecchio. Emmanuel Macron ha visitado la isla en tres ocasiones y se ha evidenciado la distancia entre el gobierno jacobino en París y la nueva mayoría en Córcega. Como dijo Jean-Guy Talamoni: “Córcega no es un trocito [de azúcar] de ningún país”.
¿Y en Puerto Rico, qué evolución hemos visto? Tuvimos el verano 2019, pero estuvo demasiado enfocado en una persona, y falló al no ser un movimiento pro-democratización de Puerto Rico. En 2020 hemos visto un retroceso del bipartidismo: con un PIP que por fin deja de ser marginal, y el éxito de Victoria Ciudadana. El federalismo (“estadidad”) obtuvo 52% de apoyo. No es insignificante y no se puede ignorar. Con menos de eso, el Brexit se logró, afectando a 28 estados europeos, y si los referéndums en Escocia y Québec hubieran sacado 52% hoy Canadá y Reino Unido tendrían otra configuración. Pero, el PNP garantiza su propio fracaso: es incapaz de gestionar un asunto tan difícil y no conoce el federalismo estadounidense: cuenta con un capital humano paupérrimo. Además, no tiene una estrategia para sobreponerse al centralismo jacobino de la federación simétrica, ni cómo navegar al nacionalismo “blanco” anglo-protestante y la variante etnonacionalista del trumpismo.