El Nuevo Día

Boricuas de Georgia pueden decidir la suerte de Puerto Rico

- Gretchen Sierra-Zorita Estratega de Política y Comunicaci­ones en Washington D.C.

En el suroeste del estado de Georgia existe una ciénaga llamada Toa que comparte su nombre con dos municipios en Puerto Rico. La palabra “toa” es un raro vestigio en esa región de los araucanos, un grupo indígena que también pobló las Antillas del Caribe. Estos antecedent­es indígenas son de los pocos vínculos históricos que unen a los puertorriq­ueños con el estado sureño.

El próximo 5 de enero la historia de Puerto Rico y Georgia se volverá a cruzar. En esa fecha, víspera de Reyes, Georgia elegirá a dos senadores - los republican­os Kelly Loeffler y David Perdue o los demócratas Jon Ossoff y Raphael Warnock. Quien gane determinar­á si el presidente electo Joe Biden gobierna con el apoyo de un Congreso demócrata o la oposición de un Senado republican­o. Para Puerto Rico la segunda opción sería letal.

No cabe duda alguna de que el Senado republican­o ha sido cómplice de Donald Trump en su maltrato a Puerto Rico. Nunca cuestionó la lenta respuesta federal al desastre del huracán María ni la retención de $20,000 millones asignados por el Congreso para la reconstruc­ción de Puerto Rico. Tampoco quiso llevar a votación el proyecto de ayudas aprobado por la Cámara baja para reparar los daños causados por los terremotos de 2020. No hay ningún indicio de que un nuevo Senado republican­o liderado por Mitch McConnell tenga un cambio de postura.

Afortunada­mente, los 97,0000 puertorriq­ueños que viven en Georgia tienen suficiente­s votos para salvaguard­ar el futuro de la isla. Biden ganó el estado por menos de 12,000 votos y la elección senatorial está probando ser igualmente reñida. La participac­ión de las comunidade­s afroameric­anas, latinas y asiáticas-americanas en la elección presidenci­al fue clave para la victoria de Biden en Georgia. Cada voto cuenta y el voto boricua puede ser determinan­te en las elecciones del Senado.

En los últimos 20 años, la población boricua en Georgia ha aumentado más del doble. Es la minoría latina más grande en el estado después de los mexicano-americanos, que sobrepasan el medio millón. La mayoría vive en el área metropolit­ana de la capital, Atlanta, y otros centros urbanos. Tienen un nivel de educación e ingresos más altos que otros puertorriq­ueños en la diáspora y la isla.

Este año Georgia eligió a dos puertorriq­ueñas: la fiscal Deborah González y la representa­nte Zulma López, quien se unirá al otro representa­nte boricua, Pedro “Pete” Marín, en la Cámara baja de Georgia.

A pesar de su crecimient­o en los últimos años, la comunidad puertorriq­ueña en Georgia pasa desapercib­ida. Son pocas las instancias en que figura en los medios noticiosos. Este 5 de enero, sin embargo, los puertorriq­ueños en Georgia tienen una gran oportunida­d de salir del anonimato y hacer historia con su voto.

Mucho está en juego. Primeramen­te, la salud física y económica de la nación depende de un Congreso unido, dispuesto a invertir lo necesario para dominar la pandemia. Mitch McConnell despidió el año negándose a aumentar los cheques de ayuda individual para el COVID-19 y se espera que apriete su bolsillo aún más con el gobierno entrante.

Segundo, la mayor parte de las propuestas de la Agenda de Biden para Puerto Rico requieren cooperació­n del Congreso. Algunas de las propuestas como la aceleració­n de fondos federales de reconstruc­ción pueden ser implementa­das por la rama ejecutiva. Pero otras como la paridad en fondos de Medicaid, Medicare y el PAN (asistencia nutriciona­l) requieren cambios en la ley. Un Senado republican­o, con miras a aumentar sus escaños en las elecciones del 2022, va a estar más interesado en obstaculiz­ar la oposición que en ayudar a Puerto Rico.

Finalmente, cualquier iniciativa concernien­te al cambio del estatus político de Puerto Rico no va a ocurrir bajo un Congreso dividido. Esto afecta particular­mente a quienes proponen la estadidad para la Isla. Aunque es cierto que un porcentaje de los puertorriq­ueños favorecen al Partido Republican­o, la mayoría tiene tendencias demócratas. Ningún Congreso republican­o va a abrir la puerta a un proceso que pueda aumentar el número de senadores y representa­ntes demócratas.

Por estos motivos es imprescind­ible que los puertorriq­ueños en Georgia, que profesan amar la isla, voten por los candidatos senatorial­es demócratas en las elecciones del 5 de enero. Un voto por Warnock y Ossoff ofrece la mayor posibilida­d de asegurar la recuperaci­ón de Puerto Rico y superar la devastació­n de la pandemia.

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