Cuando el COVID llega a tu casa
Con frecuencia se considera que un es- pecialista en una condición de salud es inmune a esta. Muchas veces se asume que los doctores en Psicología Clínica no enfrentamos retos y que, si así fuera, tenemos las herramientas para lidiar con lo que sea. Pero la vida, las circunstancias y las experiencias hacen que todo sea diferente para cada persona.
Desde marzo, he estado en la trinchera dando apoyo emocional a profesionales de la salud y ciudadanos, proveyendo consejos y guías útiles para lidiar con la pandemia. Pero la vida no se trata de superhéroes, sino de humanos que tratan de ayudar. Como a cientos de miles, a mi puerta tocó el temido monstruo del COVID-19 impactando a todo mi núcleo familiar: mi hijo de 22 años, mi hija de siete y yo. Por fortuna, los síntomas del virus no fueron mayores y lo vencimos.
Ocurrieron tantos eventos nuevos y, como profesional de salud mental, procuré manejarlos. Comencé a buscar a personas con experiencias parecidas a la nuestra, pero prácticamente no había relatos de sobrevivientes. Al parecer, el pánico es tal que no se comparte con los demás lo que implica ser paciente de COVID-19. No es para menos, pues hasta las llamadas de apoyo se reducen, como si el contagio se diera por teléfono. Irónicamente, llama el curioso para indagar sobre cómo uno se contagió y a juzgar lo sucedido.
Cada situación con COVID es particular. En mi caso, para añadir tensión, mi hija dio negativo inicialmente. ¿Qué se hace ante este panorama? No podía irse con un familiar, pues no sabíamos si el virus estaba en incubación. Las recomendaciones dicen que debía guardar distanciamiento, aislarnos. Pero, ¿quién le cocina? ¿Cómo le explico que no puedo darle su beso de buenas noches? ¿Cómo manejamos la supervisión de su aseo y cualquier otra cosa que una niña necesite? Las respuestas que recibí fueron tan simples como: “debes explicarle”. Al cabo de dos días, ella dio positivo al COVID-19, pero las guías recomiendan lo mismo: distanciamiento.
En esta vorágine, cuidando a mi hijo que es asmático crónico, y con una sensación indescriptible de asfixie en mi pecho, recordé que no soy superhéroe; que podía gritar y llorar.
Muchas veces se piensa que contener las emociones, dedicarse a resolver la situación y seguir es suficiente para que todo pase. La realidad es que se requiere de más coraje que eso. Tomar espacio para pensar, llorar el sentimiento que te abruma, gritar por la experiencia, es pertinente y necesario. La solidaridad de la familia extendida y los amigos que te aman son necesarios en ese momento y si el apoyo es genuino debes permitirlo. Para lidiar emocionalmente con todo es muy importante este aspecto. No faltó familia del corazón que nos dejaran alimentos y artículos en la marquesina. Fueron menos los que apoyaron, pero sí los necesarios.
Tras experiencias como esta, cada persona debe redefinir cómo vive, con quién comparte y cuenta. La vida es una. La salud física y emocional es importante para seguir adelante. Se aprende a valorar la naturaleza, pues de ella recibimos las vitaminas que requerimos. Se honra a los amigos y a la familia que no tuvieron miedo en ayudarte para verte bien. La situación nos ayuda a reconocer la importancia de cuidarnos, alimentarnos bien y hacer ejercicios.
El COVID-19 dejó secuelas en mi hogar. Limitó mi capacidad de disfrutar del aroma de las flores y de degustar alimentos. Pero hizo madurar mis capacidades como madre, amiga y profesional. Hizo florecer mejores versiones de mis hijos y de mí. Acrecentó la empatía y sensibilidad ante los demás, muy en especial, a esos que todos juzgan y temen por su condición o situación.
Si tienes COVID-19, ¡NO estás solo ni sola! Inicia comunicaciones a través de videollamadas con amistades y familiares, mantente activo, pero no tanto como para que afectes tu sistema respiratorio. Realiza actividades virtuales con la familia. Al buscar información sobre tus síntomas, asegúrate de que sean fuentes oficiales, trabaja con ejercicios de relajación. Hay momentos que pueden ser muy drenantes. Mantente constante en las dosis de tus vitaminas, será muy importante para tu recuperación. Mantén una actitud positiva, todo va a pasar. Grita y llora si tienes que hacerlo, la ventilación de sentimientos es importante para seguir. Evita enfocar tu día a día en el COVID, tienes muchas cosas en qué pensar. Busca ayuda con un profesional, aun así sea virtual, si lo necesitas. Te necesitamos sano y sana.