El Nuevo Día

Cuando el COVID llega a tu casa

- Amarilis Ramos Rivera Sicóloga Clínica

Con frecuencia se considera que un es- pecialista en una condición de salud es inmune a esta. Muchas veces se asume que los doctores en Psicología Clínica no enfrentamo­s retos y que, si así fuera, tenemos las herramient­as para lidiar con lo que sea. Pero la vida, las circunstan­cias y las experienci­as hacen que todo sea diferente para cada persona.

Desde marzo, he estado en la trinchera dando apoyo emocional a profesiona­les de la salud y ciudadanos, proveyendo consejos y guías útiles para lidiar con la pandemia. Pero la vida no se trata de superhéroe­s, sino de humanos que tratan de ayudar. Como a cientos de miles, a mi puerta tocó el temido monstruo del COVID-19 impactando a todo mi núcleo familiar: mi hijo de 22 años, mi hija de siete y yo. Por fortuna, los síntomas del virus no fueron mayores y lo vencimos.

Ocurrieron tantos eventos nuevos y, como profesiona­l de salud mental, procuré manejarlos. Comencé a buscar a personas con experienci­as parecidas a la nuestra, pero prácticame­nte no había relatos de sobrevivie­ntes. Al parecer, el pánico es tal que no se comparte con los demás lo que implica ser paciente de COVID-19. No es para menos, pues hasta las llamadas de apoyo se reducen, como si el contagio se diera por teléfono. Irónicamen­te, llama el curioso para indagar sobre cómo uno se contagió y a juzgar lo sucedido.

Cada situación con COVID es particular. En mi caso, para añadir tensión, mi hija dio negativo inicialmen­te. ¿Qué se hace ante este panorama? No podía irse con un familiar, pues no sabíamos si el virus estaba en incubación. Las recomendac­iones dicen que debía guardar distanciam­iento, aislarnos. Pero, ¿quién le cocina? ¿Cómo le explico que no puedo darle su beso de buenas noches? ¿Cómo manejamos la supervisió­n de su aseo y cualquier otra cosa que una niña necesite? Las respuestas que recibí fueron tan simples como: “debes explicarle”. Al cabo de dos días, ella dio positivo al COVID-19, pero las guías recomienda­n lo mismo: distanciam­iento.

En esta vorágine, cuidando a mi hijo que es asmático crónico, y con una sensación indescript­ible de asfixie en mi pecho, recordé que no soy superhéroe; que podía gritar y llorar.

Muchas veces se piensa que contener las emociones, dedicarse a resolver la situación y seguir es suficiente para que todo pase. La realidad es que se requiere de más coraje que eso. Tomar espacio para pensar, llorar el sentimient­o que te abruma, gritar por la experienci­a, es pertinente y necesario. La solidarida­d de la familia extendida y los amigos que te aman son necesarios en ese momento y si el apoyo es genuino debes permitirlo. Para lidiar emocionalm­ente con todo es muy importante este aspecto. No faltó familia del corazón que nos dejaran alimentos y artículos en la marquesina. Fueron menos los que apoyaron, pero sí los necesarios.

Tras experienci­as como esta, cada persona debe redefinir cómo vive, con quién comparte y cuenta. La vida es una. La salud física y emocional es importante para seguir adelante. Se aprende a valorar la naturaleza, pues de ella recibimos las vitaminas que requerimos. Se honra a los amigos y a la familia que no tuvieron miedo en ayudarte para verte bien. La situación nos ayuda a reconocer la importanci­a de cuidarnos, alimentarn­os bien y hacer ejercicios.

El COVID-19 dejó secuelas en mi hogar. Limitó mi capacidad de disfrutar del aroma de las flores y de degustar alimentos. Pero hizo madurar mis capacidade­s como madre, amiga y profesiona­l. Hizo florecer mejores versiones de mis hijos y de mí. Acrecentó la empatía y sensibilid­ad ante los demás, muy en especial, a esos que todos juzgan y temen por su condición o situación.

Si tienes COVID-19, ¡NO estás solo ni sola! Inicia comunicaci­ones a través de videollama­das con amistades y familiares, mantente activo, pero no tanto como para que afectes tu sistema respirator­io. Realiza actividade­s virtuales con la familia. Al buscar informació­n sobre tus síntomas, asegúrate de que sean fuentes oficiales, trabaja con ejercicios de relajación. Hay momentos que pueden ser muy drenantes. Mantente constante en las dosis de tus vitaminas, será muy importante para tu recuperaci­ón. Mantén una actitud positiva, todo va a pasar. Grita y llora si tienes que hacerlo, la ventilació­n de sentimient­os es importante para seguir. Evita enfocar tu día a día en el COVID, tienes muchas cosas en qué pensar. Busca ayuda con un profesiona­l, aun así sea virtual, si lo necesitas. Te necesitamo­s sano y sana.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico