El duro golpe de la pandemia a la mujer boricua
Las cargas adicionales que han asumido durante los pasados 12 meses han aumentado la brecha de la desigualdad debido al negativo efecto en su situación económica y social y a un impacto en la salud mental
Desde que se decretó la pandemia por el COVID-19, el estudio de los menores, el trabajo no remunerado y las labores de cuidado han recaído, sobre todo, en mujeres, una situación que ha precarizado su vida y ampliado la brecha de la desigualdad.
“En menos de seis meses de pandemia, retrocedimos 10 años en los logros de todo un siglo por la cantidad de mujeres que automáticamente tuvieron que abandonar sus empleos o tuvieron que triplicar su jornada”, afirmó Tania Rosario, directora ejecutiva de Taller Salud.
La pandemia, sostuvo Rosario, expuso lo que habían advertido feministas e investigadoras hace más de una década: la falta de equidad en la distribución de las tareas que sostienen la vida es lo que hace que haya, a su vez, desigualdad económica.
“Las tareas que sostienen la vida -cuidar la infancia, cuidar los enfermos, alimentar los hambrientos- son tareas tradicionalmente asignadas a la mujer sin que nadie lo cuestione. Pero, quizás, lo peor de eso es que han sido asignadas con un carácter de sacrificio personal, de que tú no cobres porque son ‘naturalmente’ tareas de las mujeres”, expuso Rosario.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostiene que las crisis económicas afectan más duramente a las mujeres porque ganan salarios más bajos, tienen menos ahorros, menos acceso a protección social y la mayoría de las familias monoparentales son encabezadas por mujeres.
A mediados del 2020, ONU Mujeres advirtió que, este año, unas 96 millones de personas caerían en pobreza extrema. De esa cifra global, 47 millones serán niñas y mujeres, según la entidad.
A nivel local, la pandemia no ha provocado un desempleo desproporcional para las mujeres en comparación con los hombres, según los datos, para el 2020, de la Encuesta del Grupo Trabajador del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH), que establece que la cantidad de personas empleadas en este periodo se redujo en 5% para los varones y 3% para las féminas.
Sin embargo, esta merma en la cantidad de mujeres empleadas pudo ser considerablemente mayor si muchas no hubiesen recurrido al autoempleo para sobrevivir en este momento de incertidumbre por los cambios económicos y sociales que trajo la propagación del novel coronavirus.
La cantidad de mujeres que dijeron estar empleadas por cuenta propia aumentó de 43,000, en diciembre de 2019, a 55,000, en diciembre de 2020. El alza de 12,000 mujeres (28%) en autoempleo mitigó la caída -también de 12,000- en la cantidad de féminas con trabajo, según se desprende de la Encuesta del Grupo Trabajador. El empleo por cuenta propia entre los hombres, en contraste, aumentó apenas en 4,000 personas (4%).
¿UN ENGAÑO?
A pesar de que el autoempleo puede ser una herramienta llena de esperanza para algunas mujeres, para otras, puede representar vivir en la precariedad y más cuando adoptas ese modelo de trabajo por necesidad.
“En tiempos de crisis como estos, el autoempleo se convierte en un autoengaño. Lo que nosotras estamos percibiendo es que se ha convertido en una forma de precariedad económica donde la persona trabaja jornadas extensísimas, no solo porque el trabajo se multiplica cuando lo estás haciendo en casa, sino porque para generar un mínimo de ingresos tienen que invertir muchísimas más horas”, advirtió la directora de Proyecto Matria, Amárilis Pagán.
La también abogada sostuvo que se trata de un nuevo tipo de pobreza que hay que mirar con detenimiento -y hasta con cierta preocupación- porque puede tener consecuencias a corto y largo plazo.
En muchos casos -ante la poca generación de ingresos-, las personas optan por no aportar al Seguro Social, no pagar un plan médico y hasta no se alimentan adecuadamente. En otras instancias, agregó, quedan en unas zonas grises que no les permiten cualificar para ayudas gubernamentales.
Pagán dijo que, a través del trabajo del Proyecto Matria, durante la pandemia han identificado -especialmente en la zona de la montaña- que esa brecha de desigualdad se amplía ante la falta de acceso tecnológico, ya sea por factores económicos o porque hay áreas geográficas donde el servicio a internet no está disponible.
Como consecuencia, ven limitadas las oportunidades laborales, no pueden acceder a ayudas gubernamentales -como el desempleo y el Programa de Asistencia Nutricional- ni a servicios de salud, como la inoculación contra el COVID-19.
A este panorama, se suma la ausencia de un sistema de transporte colectivo eficien
te. “La cuarentena, en su forma más dura y aún ahora, representa un problema de movilidad para las mujeres”, señaló Pagán.
El gobierno, abundó, tiene que plantearse la necesidad de aumentar el salario mínimo y aportar con el pago de cuido de niños a las jefas de familia. El 60% de los hogares en el país liderados por mujeres viven bajo nivel de pobreza, según datos del Censo.
“Hay que promover algo que dé calidad de vida. Tiene que haber empleos con salarios justos”, expresó.
Que una persona esté empleada, para efectos de la Encuesta del Grupo Trabajador, no significa que sus finanzas de algún modo estén estables. Por ejemplo, la cantidad de mujeres que retiene una plaza de trabajo pero que no está ejerciendo funciones al momento de la encuesta aumentó de 3,000 a 13,000 entre los meses de diciembre de 2019 y 2020. Esto es un aumento de 333%.
Los hombres, en contraste, vieron un alza en este renglón de 56% (de 9,000 a 14,000). Este tipo de situación, durante la pandemia, ha sido asociada con un cese temporero de funciones del empleador o algún tipo de licencia especial a la que se esté acogiendo un trabajador.
VIVIENDO EN LA INCERTIDUMBRE
Durante el 2020, la organización Ayuda Legal Puerto Rico atendió 6,000 solicitudes de asesoramiento y, de estas, el 79% provenían de mujeres, una clara evidencia de que esa necesidad de orientación impacta desproporcionalmente a las mujeres y, sobre todo, a aquellas de bajos ingresos económicos, destacó Ariadna Godreau, directora ejecutiva de la organización.
“En lo que va del 2021, tengo una proporción de 569 mujeres y 261 hombres”, comentó sobre las peticiones de orientación legal que continúan recibiendo a través de la línea telefónica y el chat virtual. Durante los primeros días tras el lockdown decretado por el gobierno hace casi un año, las principales consultas estaban relacionadas con las ayudas disponibles, el cuido de menores, vivienda y las licencias laborales aplicables durante este período.
“Hubo una etapa que fue bien intensa, las mujeres diciendo: ‘Qué voy a hacer con mis hijos ahora que me están llamando al trabajo...’ Vimos cómo esas llamadas fuesisten, ron escalando, en la medida que no se resolvían los dilemas”, señaló Verónica
Rivera Torres, también de Ayuda Legal. A pesar de que, a un año de decretada la pandemia se habla de que la emergencia ha ido disminuyendo, Godreau sostuvo que muchas de esas interrogantes percomo es el miedo a perder ayudas para la compra de alimentos.
“Eso significa que esa necesidad, que esa vulnerabilidad de las mujeres nunca se mitigó en el proceso de la pandemia. Se atendió de manera neutral, con parchos, y la neutralidad, cuando carece de equidad y género, lo que hace es, literalmente, que oculta un problema, pero sigue ahí”, expuso Godreau.
Rivera Torres advirtió que esa ausencia de acciones puntuales por parte del gobierno puede traer consigo una crisis adicional para las mujeres, una vez concluyan las ayudas y encuentren escollos para reinsertarse al campo laboral.
El 66% de las mujeres que llamaron a Ayuda Legal para orientación tienen ingresos anuales de $15,000 o menos. “No se cuántos más desastres tienen que ocurrir en Puerto Rico para que el Estado se dé cuenta que tiene que tener un plan que atienda orgánicamente los escenarios que saben se van a repetir una y otra vez, como la vivienda, la salud, los alimentos y el trabajo”, subrayó Rivera Torres.
LA ANSIEDAD A DISTANCIA
Además de los retos económicos y sociales que han sufrido muchas mujeres a causa de las pandemia, las inmigrantes sin estatus definido han tenido que afrontar la crisis carentes de asistencias gubernamentales y con la ansiedad diaria de no tener los recursos para ayudar a su familia en su país de origen.
“El hambre ha sido una de las situaciones más difíciles y más vergonzosas por las que hemos tenido que lidiar y estamos lidiando día a día, donde mujeres han estado encerradas sin alimentos y ayudas”, expuso Romelinda Grullón, directora del Centro para la Mujer Dominicana.
La activista sostuvo que ha sido “poco, sino casi nulo” el apoyo del gobierno hacia la población inmigrante y que, una vez más, las organizaciones son las que han dado la cara por las mujeres.
Se trata de uno de los sectores poblacionales más impactados porque laboran mayormente en cocinas y como trabajadoras domésticas, un sector que quedó “prácticamente desarticulado”. “Todavía hay lugares que tienen que ir con pruebas”, sostuvo.
A la responsabilidad de llevar el sustento a sus hogares y al de su familia en su país de origen, se suma el compromiso de la educación de sus hijos en el hogar, lo que ha representado un desafío debido al bajo nivel académico. “Se les hace difícil poder apoyar a sus hijos e hijas en las casas con la escuela, aparte también la depresión y la ansiedad, porque no solamente se trata de un virus local sino de una pandemia que afecta a sus familiares”, ejemplificó.
“Al igual que el huracán María, ahora con el COVID, las mujeres son las que están, literalmente, sosteniendo el país, con el cuido, dando clases en condiciones de mucha precariedad”
VERÓNICA RIVERA
AYUDA LEGAL PUERTO RICO
“En medio de una pandemia, estamos viendo los retrocesos que causa, precisamente, esta insistencia en negar que la perspectiva de género ayuda a comprender por qué existen las desigualdades”
TANIA ROSARIO
DIRECTORA DE TALLER SALUD
“En tiempos de crisis como estos, el autoempleo se convierte en un autoengaño. Lo que estamos percibiendo es que se ha convertido en una forma de precariedad económica”
AMÁRILIS PAGÁN
DIRECTORA EJECUTIVA DE PROYECTO MATRIA