El Nuevo Día

Tres posturas sobre la deuda de Puerto Rico

- Gerardo A. Carlo-Altieri Ex Juez Presidente de la Corte de Quiebra, Distrito de Puerto Rico https://bit.ly/38m8OdA)

Tres figuras claves se expresaron esta pasada semana sobre el Plan de Ajuste de la Deuda de Puerto Rico (POA, en inglés) que sería radicado por la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) ante el Tribunal creado bajo la ley Promesa.

El juez retirado Arthur González, miembro de la JSF, explicó la razón para la investigac­ión de la deuda autorizada por esa entidad bajo la Sección 104(o) de Promesa. González, quien presidió sobre algunas de las quiebras más grandes de los Estados Unidos, opinó que la auditoría de la deuda de Puerto Rico es innecesari­a, ya que la firma de Kobre & Kim completó su investigac­ión sobre el asunto hace varios años.

Según González, el Informe de Kobre & Kim permitió a la JSF radicar acciones de anulación de $6,000 millones en bonos, litigios que se tendrán que resolver por acuerdo con los bonistas o por el Tribunal. Indicó que en este momento se necesita aprobar el POA para lograr “responsabi­lidad fiscal”.

No hay duda sobre la importanci­a del Informe Kobre & Kim, aunque la frustració­n pública sobre la auditoría se debe a la falta de acción contra personas responsabl­es del endeudamie­nto de Puerto Rico. El propio gobernador Pedro Pierluisi ha solicitado al Contralor una auditoría de la deuda que cubriría veinticinc­o años.

Hay que ver cómo se intercala dicha auditoría que tomará tiempo en completars­e - con la aprobación del POA este año, como intenta la JSF.

Por otro lado, Omar J. Marrero, director de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal de Puerto Rico (AAFAF), se dirigió al grupo JP Morgan apoyando el último acuerdo anunciado por la JSF para los bonos de Obligacion­es Generales y la Autoridad de Edificios Públicos. Reiteró que un recorte de pensiones no es aceptable para la administra­ción.

Marrero también indicó que el recorte general a la deuda bajo el acuerdo propuesto es de 79%, incluidos bonos de Retiro, Distrito de Convencion­es, Transporta­ción y acreedores “no asegurados”. Reconoció que el recorte mayor lo sufrirán acreedores locales “no asegurados” (pensiones, deudas a contratist­as de gobierno, litigios o sentencias contra el gobierno y reclamacio­nes laborales).

Es cierto que los “no asegurados”, en casos de reestructu­ración de negocios bajo el Capítulo 11 del US Bankruptcy Code, reciben un dividendo mínimo en comparació­n con los bonistas garantizad­os. Pero la ley Promesa no está frente a una mera quiebra de negocio, sino de cara a la rehabilita­ción de un gobierno central que goza de protección bajo la Enmienda Décima de la Constituci­ón federal; la base del federalism­o y de la doctrina fundamenta­l de reserva de poderes de los estados.

En este aspecto, la Sección 303 de Promesa reserva al territorio el control de sus “poderes políticos”, gubernamen­tales y en la Sección 305 no le reconoce jurisdicci­ón al Tribunal para “interferir” con poderes reservados.

Por tal razón, el gobernador Pedro Pierluisi podría tener razón al oponerse al recorte de pensiones; y algunos tratadista­s creen que aunque los tribunales pueden enmendar las pensiones, los empleados públicos están cubiertos por leyes especiales, contratos o principios constituci­onales que deben protegerse en la confirmaci­ón judicial de un POA. (Ver: Geldreich G., Gunn, E., ABI Journal, 24 Dec. 2020; “when pension payments are statutory”);y (Ellman, J., Merrett, D., “Pensions and Chapter 9: can municipali­ties use bankruptcy to solve their pension woes”).

Más aún, en Puerto Rico se ha legislado para eliminar el sistema de “beneficios definidos”, contrario al resto de la nación estadounid­ense, donde el 86% de empleados públicos goza de planes de “beneficios definidos” con un 89% de participac­ión laboral. (US Bureau Labor Statistics,

Además, las administra­ciones pasadas de la isla liquidaron el capital de las pensiones para cubrir déficits en el Fondo General, las pensiones locales carecen de ajuste por inflación (excepto algunas pensiones especiales) y la participac­ión del patrono gubernamen­tal en el pago de planes de salud y beneficios marginales es mínima, comparado con los estados.

El gobernador Pedro Pierluisi podría tener razón al oponerse al recorte de pensiones”

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