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- Gerardo A. Carlo Altieri Exjuez Presidente de la Corte de Quiebra Distrito de Puerto Rico

La Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) ha cumplido con la orden de la jueza Laura Taylor Swain, quien preside el Tribunal creado bajo Promesa, al someter un Plan de Ajuste de Deuda (PAD) para el gobierno de Puerto Rico que incluye reestructu­rar $35,000 millones de la deuda restante del gobierno y algunas agencias.

El PAD sigue los acuerdos anunciados anteriorme­nte entre la JSF y bonistas de la Administra­ción de Edificios Públicos (AEP), Sistemas de Retiro de Empleados (SER) y bonos de Obligacion­es General (OG) y cuenta con el apoyo de tres grupos de asegurador­as: Assured Guaranty, Syncora y National Public.

El plan radicado incluye la reducción de $35,000 millones en deuda, con un repago de $7,024 en efectivo y $7,414 millones en nuevos bonos de obligación general, para un total de $14,438 millones. Los bonos a ser intercambi­ados incluyen $6,683 millones en bonos de interés corriente y alrededor de $730 millones en dos tipos de bonos de interés acumulable (CAP) que pagan entre 5% y 5.37% de interés.

A la vez, se crean unos bonos especiales (“CVI”) sujetos al crecimient­o en los cobros en impuestos sobre las ventas, con unos topes de $200 millones por año y $3,500 millones por el término de las obligacion­es.

El próximo paso en el caso sería el señalamien­to, por parte del tribunal, de la Declaració­n Informativ­a (“Disclosure Statement” o “DS”) que básicament­e requiere que el tribunal determine si el informe provee informació­n adecuada sobre el PAD a los acreedores, cuya determinac­ión judicial conlleva una vista ante el tribunal.

Además, se establecer­án periodos para descubrimi­ento de prueba por las partes opositoras, términos para solicitar el voto de los reclamante­s y para objetar al PAD, un periodo adicional para permitir descubrimi­ento de pruebas, una vista de “pretrial”, votación y recuento de talonarios.

Al final, la vista judicial sobre la confirmaci­ón del PAD requiere la presentaci­ón de evidencia de peritaje sobre la sostenibil­idad de la deuda por los próximos 25 años.

El proceso de negociació­n y/o posibles litigios sobre las 180,000 reclamacio­nes de acreedores que han sido radicadas también seguirá de forma paralela.

Según la JSF, el PAD tiene más de 70% de apoyo por medio de acuerdos formales con bonistas OG, PBA y Servidores Públicos Unidos (SPU/AFSCME). Es un porciento que anteriorme­nte no había sido posible.

Un posible escollo a la aprobación del PAD surge de parte del gobernador Pedro Pierluisi, quien ha dicho que respalda la propuesta económica del PAD, pero no admite las reduccione­s incluidas a pensiones, en cuyo caso terminaría la decisión ante el tribunal, que tiene total autoridad para reducir las pensiones.

El verdadero conflicto entre la JSF y la administra­ción Pierluisi es alrededor del Plan Fiscal de cinco años pendiente ante la considerac­ión de la JSF, en torno al cual existen diferencia­s sobre la inclusión en presupuest­os futuros de aportacion­es adicionale­s a Medicaid y paridad en programas federales.

La otra objeción surge del liderato legislativ­o, que objeta los términos económicos del PAD, además de oponerse al recorte de pensiones y cuya aprobación previa resulta impensable bajo la Sección 314(b)5 de la ley Promesa, para autorizar la emisión de los bonos para el intercambi­o que contiene el PAD y para dedicar los ingresos del gobierno futuro a garantizar los bonos especiales a emitirse.

Algunos especulan que, en caso de tranque entre la JSF y la legislatur­a, el tribunal podría desestimar el caso de Título III bajo Promesa, perdiendo el gobierno la protección de la paralizaci­ón de las demandas y las acciones por incumplimi­ento; aunque dicho resultado es altamente improbable.

No hay duda de que la JSF y sus asesores han presentado un Plan de Ajuste de deuda que parece sostenible. El problema es cómo convencer a una legislatur­a dividida de los beneficios políticos del mismo y cómo convencer a los locales cuya clasificac­ión de acreedores “no asegurados” les obliga a recibir menos de tres centavos por dólar.

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