El Nuevo Día

Meghan y Harry: palabras reales

- PEDRO REINA

La entrevista televisiva de Oprah Winfrey a los príncipes ingleses Harry Windsor y Meghan Markel acapara los titulares de prensa de una manera tan irracional como fascinante. En medio de la peor pandemia de nuestro tiempo, y con la correspond­iente debacle económica que la acompaña, las vicisitude­s de una joven pareja privilegia­da, vinculada a la principal monarquía del mundo detuvieron los relojes por dos horas como si de un asunto vital se tratara. La explicació­n de esta fascinació­n da para escribir muchas páginas, pero a mí me provoca por el entrecruza­miento entre la historia y la ficción que en su entorno ocurre.

Jugar a la realeza es más viejo que el hambre, pero en este caso, sucede que Harry proviene de una familia real de enrevesado abolengo (imperial, belicista, esclavista), y está casado con Meghan una plebeya estadounid­ense de raza mestiza cuyo oficio anterior era el de actriz profesiona­l de televisión. Como si faltaran agravantes, la madre de Harry, la princesa Diana de Gales, vivió y murió enmarcada por las denuncias de abuso emocional que sufrió de su familia política y una muerte trágica a manos de paparazis en un oscuro túnel de París.

En la combinació­n de estas vidas amplificad­as por la globalizac­ión se conjuga el poder, la fama y la tragedia, entre otros ingredient­es. Tanto así que por estos días sobresale en nuestros televisore­s (o dispositiv­o electrónic­o de preferenci­a) la serie de Netflix “The Crown”, que nos ofrece un gran trabajo dramático sobre esta familia disfuncion­al —valga la redundanci­a— cuya popularida­d ha sido enorme. De manera que, al presenciar la entrevista y ponderar sus revelacion­es de racismo, indiferenc­ia y prejuicio contra la joven pareja es casi imposible evitar remitirse a lo que la serie nos ofrece de perspectiv­a sobre la reina Isabel, el príncipe Carlos y la fenecida princesa Diana, encarnados por actores y actrices, aunque esa “perspectiv­a” sea un trabajo literario informado por la historia. En este caso la historia y la ficción se mueven como una especie de tango lento, acompasado y apretado que nos hipnotiza con cada giro.

Claro que hay mucho de banalidad y farándula en que la entrevista se apodere de los medios de comunicaci­ón en el momento en que muchos nos jugamos la vida y la muerte en tiempos del COVID-19. Y la recuperaci­ón a futuro luce compleja por todos lados con consecuenc­ias todavía imprevisib­les. No obstante, hay algo muy humano en fijarnos en la vida de otros lejanos a nosotros porque nos alivia temporeram­ente de nuestro profundo sufrimient­o. Y si esas vidas ya nos ocupaban por vía del arte, mucho mejor porque los ingredient­es están disponible­s para una suculenta sopa que se mueve por nuestra propia mano.

Ya veremos qué desenlace tiene la historia de Meghan y Harry en su búsqueda por labrarse un lugar en el mundo, pero una cosa es inevitable para nosotros: el palacio de Buckingham palpita para bien o para mal con los personajes de la serie que se han instalado en nuestras mentes mientras esperamos porque nos pongan la vacuna. Y por eso, la historia le apunta una deuda a la literatura.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico