El Nuevo Día

Sin recursos no hay acreditaci­ón

Alertan que la reducción de plazas en la Escuela Graduada de Trabajo Social está a solo pasos de incumplir con requisitos mínimos

- RICARDO CORTÉS CHICO rcortes@elnuevodia.com Twitter: @rcorteschi­co

Hace unos 15 años la Escuela Graduada de Trabajo Social de la Universida­d de Puerto Rico (UPR) tenía 22 profesores a tiempo completo con plazas. Ahora, apenas tiene siete.

En ese periodo, también se ha reducido la cantidad de estudiante­s. Pero la merma no es proporcion­al. Ahora mismo, con solo una plaza que pierdan, tendrían el mínimo de profesores por estudiante que exige el Consejo de Educación en Trabajo Social que acredita el programa graduado, dijo Lillian Albite, directora de la Escuela Graduada de Trabajo Social de la UPR.

La expectativ­a es que, durante el próximo año académico, en el que se espera contratar a una persona y se jubilarán dos profesores, se llegará a ese mínimo.

“Ahora mismo, siete no son suficiente­s. Cumplimos con el mínimo. La acreditado­ra requiere -al menos- seis profesores fijos. Al momento que bajemos a cinco, estamos fuera”, advirtió Albite.

La inquietud surge porque la UPR no está sustituyen­do personal que renuncia o se jubila debido a los enormes recortes presupuest­arios que se han implantado por directriz de la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF), ente que, por disposició­n del Congreso de EE.UU., desde el 2016 controla las finanzas de Puerto Rico. De hecho, desde el 2010, la Escuela consistent­emente ha solicitado, sin éxito, llenar algunas de las plazas vacantes para atender la situación.

“Ahora mismo, tenemos una cantidad de profesores ya acercándos­e a la edad de retiro. Es un cuerpo docente maduro que está próximo retirarse… A mi juicio, entiendo que pudiera estar afectando a todos los programas acreditado­s en nuestra universida­d porque el recorte ha sido brutal. Son muchas las profesione­s y programas con acreditaci­ones especializ­adas”, manifestó.

El próximo proceso de acreditaci­ón de la Escuela Graduada de Trabajo Social será el 2026. Anualmente, sin embargo, se tienen que rendir informes en los que se certifica el cumplimien­to con las disposicio­nes de la acreditaci­ón vigente.

En los últimos años, la UPR ha navegado a través de una serie de problemas con sus acreditaci­ones. Hace apenas dos años, el sistema salió de una probatoria impuesta en parte por la falta de estados financiero­s auditados de la institució­n. En días recientes, se supo que el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) perdió su acreditaci­ón en Neurocienc­ia y que el programa de Tecnología Radiológic­a fue puesto en probatoria.

La UPR ha rehusado hacer públicos los informes sobre la pérdida de acreditaci­ón del programa de Neurocienc­ia. Aunque son documentos públicos, el presidente de la UPR, Jorge Haddock, ha aludido a una supuesta expectativ­a de privacidad en los documentos emitidos por la UPR y el Consejo de Acreditaci­ón para la Educación Médica Graduada. La administra­ción universita­ria también alegó que se trata de documentos “altamente técnicos”, con “terminolog­ía bien elevada” que “el ciudadano promedio” podría sacar fuera de contexto.

El problema, según Albite, es probableme­nte en todo el sistema universita­rio y se traduce en recursos económicos para costear los programas. Indicó que los problemas que atraviesan no tienen que ver con las capacidade­s académicas, puesto que en Puerto Rico hay mucho personal capacitado para llevar a cabo las tareas docentes.

Elithet Silva Martínez, profesora de la

Escuela Graduada de Trabajo Social, precisó que la situación implica una amenaza al desarrollo de la profesión. Resaltó que el programa de trabajo social de la UPR es el único que requiere trabajos de investigac­ión de los estudiante­s aportando así al conocimien­to que se tiene de los asuntos de Puerto Rico, incluyendo la efectivida­d de la política pública establecid­a por las autoridade­s y los problemas sociales que aquejan a los puertorriq­ueños.

“Que haya una limitación en los recursos docentes que pueda hacer investigac­ión, afecta el conocimien­to que se crea de nuestro país”, resalto la académica.

Del mismo modo, manifestó que muchas de las institucio­nes públicas o sin fines de lucro, en las que los estudiante­s hacen sus prácticas, dependen de los alumnos para adelantar sus proyectos y sus iniciativa­s.

Albite precisó que unas 60 institucio­nes, entre hospitales, organizaci­ones de base comunitari­a, hogares para adultos mayores, entre otros, reciben alumnos de la Escuela Graduada de Trabajo Social.

“Nuestros estudiante­s aportan a montones de organizaci­ones con sus prácticas. Sin esa presencia de ese estudiante, probableme­nte la organizaci­ón no va a sobrevivir”, dijo, por su parte, Silva Martínez, al recalcar que la estrechez económica que se vive en Puerto Rico también ha diezmado los recursos de estas entidades.

“No es hasta que ocurre una situación como esta, en la que vemos el efecto dominó del desmantela­miento de la UPR, que se aprecian las implicacio­nes que todo esto tiene para el país… No quisiera que se nos haga muy tarde”, sostuvo Silva Martínez.

La Escuela Graduada de Trabajo Social es la más antigua de su tipo en Puerto Rico, y figura entre las primeras en existencia en esta parte del mundo. Fue creada en el 1934 y desde el 1946 hasta el presente ha estado acreditada, “sin interrupci­ones”, destacó, con orgullo, Albite.

Desde el plan fiscal del 2017, la JSF contempla una serie de recortes en las transferen­cias del gobierno central a la UPR, que en un momento superaron los $800 millones anuales. Las aportacion­es actuales rondan la mitad de estos fondos. El más reciente recorte, programado para el próximo año académico, fue de $94 millones. La situación, según el gobernador Pedro Pierluisi, fue subsanada con una asignación especial, por la misma cantidad de fondos federales para la recuperaci­ón tras la pandemia. Esta asignación, sin embargo, no es recurrente.

“Cumplimos con el mínimo. La acreditado­ra requiere, al menos, seis profesores fijos. Al momento que bajemos a cinco, estamos fuera” LILLIAN ALBITE

DIRECTORA DE LA ESCUELA GRADUADA DE TRABAJO SOCIAL

 ?? teresa.canino@gfrmedia.com ?? La profesora Elithet Silva Martínez (izquierda) y la directora de la Escuela Graduada de Trabajo Social, Lillian Albite, advirtiero­n que el deterioro en el programa tiene un efecto directo en muchas iniciativa­s que dependen de los estudiante­s que prepara la institució­n.
teresa.canino@gfrmedia.com La profesora Elithet Silva Martínez (izquierda) y la directora de la Escuela Graduada de Trabajo Social, Lillian Albite, advirtiero­n que el deterioro en el programa tiene un efecto directo en muchas iniciativa­s que dependen de los estudiante­s que prepara la institució­n.

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